Jane no recordaba la última vez que había dormido tan placenteramente en una cama. Durante toda la noche no había tenido pesadillas, respiraciones jadeantes, o recuerdos dolorosos. Estaba en paz. Tranquila. Rodeada por los brazos de Elliot todo parecía ser tan sencillo y fácil. Como desearía que así fuese siempre. Su profunda respiración le golpeaba la nunca haciéndola estremecer. Se dio la vuelta y sonrió al verlo completamente despeinado y con todas sus facciones suavizadas. Que hermoso se veía. Si le hicieran elegir un momento del día en donde él se vería más guapo de lo normal, definitivamente escogería la primera hora de la mañana. Le apartó con el dedo índice un mechón de cabello que caía por su frente, y observó descaradamente su cuerpo. Su pecho subía y baja al ritmo de su respiración, los músculos de sus brazos estaban relajados, y la pequeña sonrisa que salía de sus labios le daba a entender que al parecer nunca había dormido mejor en su vida. No quería moverse ni mucho menos salir de entre sus brazos, pero su estómago comenzaba a emitir un horrible sonido, y estaba completamente segura de que su aspecto era espantoso. Maldecía a toda chica que despertara como una princesa en las mañanas. Elliot se quejó. Jane guardó silencio. Elliot abrió un ojo. Jane cerró los suyos.
— ¿Qué haces? — le preguntó sonriendo.
— Nada , no quería despertarte. — respondió la chica escondiéndose entre su cuello.
— Que linda eres... — Elliot se apoyó en uno de sus codos para poder mirarla mejor. Jane escondió su rostro tímidamente bajó un mechón de cabello oscuro.
— ¿Qué pasa? — juntó sus cejas mientras emitía un bostezo.
— No quiero que me mires, por favor — ella se quejó mientras cubría su rostro con ambas manos.
— ¿Por qué no?— Elliot sonrió confundido.
— Porque estoy horrible.
— ¿Que dices?, si eres preciosa. — Elliot intento quitarle las manos de la cara.
— ¿Has visto alguna vez a un ogro?.— respondió Jane escondiéndose bajo la almohada esta vez.
— ¿A que va esa pregunta tan extraña?. — respondió mientras su sonrisa se hacia cada vez más grande.
— Respóndeme.
— Claro que no, nunca he visto uno. — rodó los ojos.
— Felicidades, acabas de despertar junto al más feo en estos momentos.
Elliot guardó silencio unos segundos y rápidamente explotó en risas. Unas dulces risas que Jane cada vez se acostumbraba mas a escuchar.
— Oh, vamos, déjame ver. — saco la almohada del rostro de ella.— Quita tus manos, por favor. — sonrió. Jane se quejó por varios segundos, y luego, lentamente…dejo su rostro al descubierto.
— Uhm…— Elliot se rascó la parte trasera de su cabeza. — Ignorando la mancha de maquillaje negra bajo tus ojos, y tu cabello completamente despeinado, me atrevería a decir que eres la criatura más hermosa que he visto.
— ¿Tengo maquillaje debajo mis ojos?
— Eres lo más similar a un mapache. — respondió dulcemente. Jane chilló y se ocultó entre su cuello.— Es una broma, estas preciosa.
— Soy un ogro mapache. — se quejó haciendo sonidos de llanto.
— El ogro mapache más hermoso del mundo. Creme, nadie sabría lucir mejor que tú ese maquillaje abstracto.
— Eres un mentiroso.. — Elliot la miró unos segundos antes de enseñarle su pecho para que se recostara en él.
— ¿Qué quieres de desayunar? — preguntó Jane.
— A ti.
— No estoy en el menú de desayunos.
— ¿Y en el de postres?
— Probablemente. — sonrió. Elliot se relamió los labios antes de atrapar su boca en un dulce beso. Un dulce beso que rápidamente tomo otro rumbo. Jane se recostó dejando su pecho descubierto, y enredo los dedos entre su cabello. Elliot le recorrió tímidamente la cintura, y se detuvo algunos segundos para jugar con la pretina de sus pantaletas. Jane gimió al sentir sus cálidos dedos rozarle una pierna. La apretó entre su mano y la subió hasta la altura de su cadera. Besó sus labios tiernamente, y luego acarició uno de sus hombros con la punta de sus yemas. Jane sonrió y por su parte, subió la otra pierna rodeándole la cintura. Elliot cerró sus ojos disfrutando de la increíble sensación que eso le provocaba. Sentirla tan cerca, y a la vez tan lejos, lo hacía enloquecer.
— Jane…— murmuró en medio del beso. — Si continuamos ahora, luego no podré detenerme.
— No lo hagas…no te detengas. — hundió los dedos en su cabello.
— No me retes, por favor. — respondió Elliot mientras sonreía y atrapaba el labio inferior de Jane entre sus dientes.
— Cállate. — respondió atrayéndolo más hacia ella. Ya no aguantaba mas oportunidades que se le iban de las manos, esta vez si tenía que pasar, esta vez si tenía que sentirlo mucho más cerca de ella, lo necesitaba.
— ¿Jane, estás despierta? — la voz de Marc los hizo saltar a ambos. Se miraron mutuamente cubriendo sus bocas con ambas manos, como si sus besos sonarán por todo el pasillo.
— ¿Jane, estas ahí?
— Mierda. — susurró Elliot saliendo de encima de ella. Jane se sentó sobre la cama cubriendo su rostro.
— ¿Y ahora qué?, ¡Dios que vergüenza!, ¿Qué plan tienes?.— preguntó en voz baja.
— ¿Plan?, ¿Quién crees que soy?, ¿James Bond? — respondió Elliot apretando sus labios para no reír.
— ¡Bueno, ¿hay alguien?! — Marc golpeo a la puerta tres veces antes de hacer sonar unas llaves.
— ¿Tiene llaves de aquí? — Jane abrió sus ojos mientras se cubría el cuerpo con las sabanas de la cama.
— No, no las tiene. — la tranquilizó Elliot buscando su playera.
— No se va a ir hasta que alguien salga, siento que abrirá la puerta en cualquier momento. — dijo Jane entre susurros mientras reía nerviosamente.
— Sal tú. — la apuntó mientras pasaba la playera por su cabeza.
— ¿Qué?, no, sal tú. — respondió mientras negaba y lo apuntaba de vuelta.
— No, se supone que yo me siento mal por todo lo que bebí anoche.
— ¿Y eso qué?, yo no sé mentir. — dijo Jane mientras salía de la cama y caminaba silenciosa hasta la puerta para oír mejor.
— Es la única forma de que se largue de aquí. — respondió Elliot mientras se encogía de hombros. Jane bufó.
— Esta bien, yo fingiré por ambos. — contestó de mal humor mientras lo fulminaba con la mirada. — Me debes una. — lo apuntó con el dedo indicé.
— Espera, mira como estas, vístete. — le ordenó en un susurro mientras le entregaba su ropa. Jane se devolvió rápidamente y se vistió tratando de hacer el menor ruido posible. Caminó hasta él y lo tomo del brazo.
— Si me descubre, diré que me sedujiste. — lo miró divertida mientras soltaba su brazo.
— ¿Yo? — abrió sus ojos. — Él sabe que estaba borracho anoche, tú te aprovechaste de mí.
— Voy a matarte, ni siquiera estabas borracho.
— Él cree que sí. — respondió Elliot mientras le enseñaba una sonrisa burlesca. Jane apretó sus labios para no dejar escapar un insulto que la delatara. Que los delatara a ambos.
— Sal y di que ya estoy mejor. Haz lo que sea, pero sácalo de aquí. — dijo Elliot lanzándose a la cama que no había sido habitada por nadie durante la noche, la desordeno un poco para hacer creer que claramente había dormido allí y cerró sus ojos dejando caer su mano hacia el costado. Jane apretó sus puños con fuerzas y respiró hondo. Pestañeo un par de veces tratando de hacer sus parpados pesados, desordeno un poco más su cabello y arrastró sus pies por el piso frio. Finalmente abrió la puerta regalándole un gran falso bostezo.
— Hasta que abres, ¿por qué demonios has tardado tanto?— preguntó el hombre dando una leve ojeada al interior de la habitación por sobre su cabeza.
— Estaba dormida.
— ¿Cómo amaneció Elliot?. — preguntó mientras le daba una mirada rápida a Jane.
— Bien, es decir…normal supongo. — se encogió de hombros tratando de sonar relajada, y dormida.
— Que bien, me alegro y me deja más tranquilo saberlo. — contestó mientras entrecerraba sus ojos y miraba los labios de Jane. Ella lo noto y fingió otro bostezo mientras cubría su boca. — ¿Puedo entrar no?, ¿O molesto? — preguntó poniendo ya un pie dentro de la habitación.
— Para nada, estas en tu casa. — respondió Jane cerrando la puerta tras él. Oh dioses de las secuestradas que se involucran con sus secuestradores, no permitas que él sospeche algo. Marc se giró a mirarla. Ella sonrió
