Capitulo 5

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Compartir coche con Nassim era una de las peores cosas que te podían pasar en la vida.

Era muy descuidado y despreocupado con sus cosas y no le importaba si esta se estropeaba o no.

Cada vez que lo conducía volvía con uno o varios arañazos más y el muy idiota siempre deja el depósito vacío. No recuerdo la última vez que, despues de que se lo llevara él, no se me encendiera la lucecita esa avisándome de que en cualquier momento el coche se me iba a parar sino le ponia gasolina.

Por ello mi primera parada, fuera cual fuese mi destino, es la gasolinera.

Nada mas me gustaria que tener mi coche propio, y con eso no me refiero a que a Nassim le encanta compartilo, pero ambos éramos demasiado orgullosos como para conducir un auto de los 90 sino algo un poquillo más modernito y como no nos daba el dinero decidimos compartirlo y pagarlo a medias.

Oh Dios mio nunca me olvidaré de las terribles discusiones que tuvimos en esos momentos, porque para no variar, no nos poníamos de acuerdo en cuál comprar.

Y es que al final el coche lo acabó escogiendo él porque todos los que yo le proponía le ponía alguna pega, y sino encontraba alguna convincente decia que el color era horrible.

-"Diios, ese negro es horrible"

-Eso es porque no es negro pedazo de idiota. Es gris potente.

-Pues como sea. No me gusta. No pienso pagar mi dinero en esa cosa con ruedas.

Por lo que al final, él se decidió por un Seat Ibiza gris, plata o como se le quiera llamar. Y a mí no me quedó más que aceptar porque si seguíamos en ese plan nunca compraríamos nada y realmente lo necesitaba.

                         ***

Busqué dónde estacionar el auto una vez hube llegado al centro de la ciudad. Se me habia ocurrido recurrir las calles con la esperanza de encontrar algún establecimiento donde ponga "se necesita dependienta" a algo parecido mientras buscaba en internet posibles puestos.

Dos cosas a la vez.

Para demostrar que las mujeres, y solo  las mujeres, podemos hacer dos cosas al mismo tiempo.
Pero como estaba tan concentrada en hacer esas dos cosas, no miraba por donde andaban y parece que las protestas por los empujones tampoco me importaban mucho ya que continué caminando sin disculparme.

He dicho que las mujeres sabemos hacer dos cosas a la vez.

Dos.

No tres.

Es diferente.

Estaba por tirar la toalla ya despues de haber recorrido todas las calles y haber llegado a todos los rincones del centro de la ciudad cuando se hizo la luz.

Era una libreria.

Una bendita libreria en el que habia un anuncio en el que se ofertaba un puesto de trabajo. No perdí ni un segundo y saqué el móvil, tras marcar el número me lo llevé a la oreja.

A los tres toques me contestaron.

-¿Diga? -una voz grave sonó al otro lado de la linea.

-Hola buenas. Le llamaba por el puesto de trabajo que oferta en la puerta de la librería.

-Ah sí, ¿Le interesa? -no...llamaba para decirle lo bonito que es el cartel -.-. Pensé.

-Sí.

-Muy bien, si se acerca mañana por la mañana y hablamos con más detalles.

-Muchas gracias. Ha sido muy amable.

-A tí hombre.


¡¡Sí!! ¡¡El trabajo ya era mío!!

Bueno...inshallah será mío.

Ahora podía regresar a casa con el orgullo recuperado.


Najima VS MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora