-¿Y bien...? –dijo interrumpiendo el silencio en el que nos habíamos envuelto.
-¿Y bien...qué?
-Vale, mira. Volvemos a empezar, yo ahora voy a salir y voy a llamar a la puerta y tú me abres, te digo a lo que he venido...nos presentamos y luego ya que pase lo que tenga que pasar. –me dijo caminando en dirección a la puerta y cerrando tras salir.
¿Qué pase lo que tenga que pasar? ¿Pero y este tipo de dónde ha salido?
Pasados unos segundos escucho golpes en la puerta. ¿En serio le iba a abrir y a seguir su juego mostrándome igual de retrasada que él?
Pues no.
Paso por delante siendo consciente de que me estaba observando a través del vidrio y me voy a sentar en la silla del mostrador tomando una revista que encontré por ahí tirada. Cuando vio que no tenía ni la menor intención de levantarme volvió a entrar y yo me hice la muy interesada en la revista cuando no sabía ni de qué tema iba, ni la estaba mirando, prestaba atención a cada uno de los movimientos que este hacía.
Intentaba no reírme, juro que lo intenté pero mis labios se curvaban por sí mismos al ver su reacción de ofendido aunque intentaba ocultarla bajo una faceta de seriedad. Pero se notaba que había herido su orgullo masculino.
¡¡Toma!!
Najima: 1 Desconocido: 0
-¿Por qué no me has abierto la puerta? –se plantó delante del mostrador. Me mordí la mejilla por dentro reprimiendo una risa que amenazaba por salir en cualquier momento.
-¿Debería de haberlo hecho? –le contesté yo sin siquiera mirarle a la cara, es más pasé una página de la revista y todo para aparentar desinterés en el asunto.
-Vale, vale muy bien...pasemos a la presentación. –levanté la mirada y alcé una ceja con intriga. Parecerá mentira pero me muero por saber cosas de él. Me miró directamente a los ojos y yo tuve que apartar la vista porque su mirada me intimidaba. Tenía unos ojos oscuros demasiado intensos. –Bueno, yo soy Mohamed Amin, tengo 25 años soy de Marruecos pero vivo aquí desde hace poco más de 10 años, soy el pequeño de tres hermanos y una hermana. Mis padres viven en Tánger pero nosotros somos de Al Hoceima, vivo con dos amigos, uno de ellos es mi primo segundo y...poco más. Todavía no he terminado mis estudios pero tengo la intención de acabarlos, eh...y bueno...por las mañanas trabajo en una gasolinera y por a partir de hoy aquí por las tardes. Y eso es todo.
Menudo discursaco que me había soltado el tío.
-Yo me llamo Najima. –le dije y me quedé tan ancha. Él me miró perplejo, fijo y se esperaba más. Pero no se pensará que le iba a contar mi vida como él acaba de hacer conmigo. Solo vamos a ser compañeros de trabajo ni que nos fuéramos a casar y tuviéramos que contarnos todo.
-¿Nada más?
-No, mis padres solo me han puesto un nombre. –me encogí de hombros sabiendo que no era eso a lo que se refería.
-Oh bueno sí, pero no...no me refería a eso...-¡¡Bingo!! –Si no a...no sé... a algo más sobre ti.
-Creo que es lo que realmente necesitas conocer.
-¿No me vas a decir nada más?
-Mi color favorito es el amarillo.
-¿De verdad?
-Pues claro que no. –estúpido...se lo había creído.
-Creo que no tienes la intención de decirme nada más.
-Pues crees bien. –le dije con una media sonrisa. A lo mejor él estaba acostumbrado a que las chicas se le tiren encima a la más mínima pero eso no pasa conmigo.
Con Najima no pasa eso señores, -pensé con orgullo.
Pensé que iba a seguir incordiando con sus preguntas pesadas pero todo lo contrario, cogió un taburete que yo usaba para alcanzar cosas elevadas y se sentó. Cruzó una pierna encima de la otra a lo estilo "varonil" y tomando su móvil no me volvió a preguntar ni a dirigir mirada alguna.
Y no sabía si alegrarme porque había conseguido que me dejara en paz o frustrarme porque necesitaba chincharle y dejarle mal para que sepa quién mandaba aquí, me parece que aprende rápido.
Y no me gustaba, encima el niñato tenía dos trabajos a la vez cuando yo apenas y me conseguía mantener en uno.
***
Los minutos fueron pasando y el silencio seguía estando presente y yo no tenía la mínima intención de romperlo.
Quedaban quince minutos para que llegaran las cinco, lo cual, significaba hora de apertura del establecimiento. Me levanté de mi asiento y dejé la revista que terminé ojeando pero por puro aburrimiento, me remangué las mangas de mi blusa y me encaminé al baño bajo la atenta mirada de Mohamed Amin.
Buf, no me gustaba la gente que tenía doble nombre, ¿Con cuál se supone que le tienes que llamar? ¿Con el primero? ¿El segundo? ¿Los dos a la vez? ¿Con ninguno de ellos?
Seh, la última opción era la mejor y la que sin duda pensaba utilizar.
Cerré la puerta del pequeño cuarto de baño y me hice un rápido chequeo, el pañuelo estaba en su sitio y estaba presentable para recibir nuevos clientes. Como o sabía lo que hacer, me senté en la taza del váter, con la tapa bajada, y desaté para volver a atar los cordones de mis converse blancas. Tomé mi carnet de identificación de empleada y tras colgármelo al cuello salí.
-¿Puedo entrar yo también ahí? –un grito de sorpresa brotó de mis labios al encontrarme de bruces con Mohamed Amin nada más abrir la puerta del baño. Me llevé una mano al pecho mientras intentaba controlar mis pulsos que se habían acelerado locamente parte, por el susto que el idiota me había pegado y parte porque ese idiota estaba peligrosamente cerca, e incomodaba.
Demasiado.
-¿Te he asustado?
-No...para nada, nah...un ensayo general de la representación de la obra de teatro de esta noche. ¿Vendrás a verme no? –le dije irónica y seca.
-Si hay entrada VIP para conocer a los actores entonces sí. –terminó la frase con un guiño.
-Apártate idiota. –pasé a su lado rozando hombros ya que el empujón que le había dado apenas y le habían movido unos escasos centímetros. –Y abrimos a las cinco, quedan diez minutos. –le informé sin girarme mientras acomodaba algunas prendas que no estaban en su lugar.
-¿Me vas a hacer trabajar mi primer día de trabajo? –me sobresalté al escuchar su voz detrás de mí... ¿¡pero este no iba a ir al baño!?
-Te asustas demasiado rápido. –se burló de mí.
-Pero qué clase de persona soy al hacer a su compañero trabajar su primer día de trabajo...si es que solo a mí se me ocurre semejante bestialidad...-dramaticé.
-Pues...no se te da nada mal hacer teatro...deberías pensarte la idea de apuntarte. Te pegaría mucho...
-Ponte a trabajar gandul. –le lancé un vaquero que sujetaba en la mano.
-¿¡Y dónde se supone que tengo que poner esto!?
-Habla bajo idiota que te oigo, estoy a tu lado y...¡¡estamos solos en la tienda con las puertas cerradas!!
-Uy... ¿Estamos solos? –subió y bajó las cejas. Por lo contrario yo le miré con el ceño bien fruncido y con ganas de meterle una cachetada en la mejilla. Y es que realmente no sé porqué no lo hice porque ganas, esas no me faltaron.
Me di la vuelta sin responderle y fui a abrir la puerta de la tienda y cambiar el cartel de "cerrado" por el de "abierto"
Si realmente los días iban a transcurrir así al lado del idiota me pensaría seriamente la posibilidad de dimitir, a mis padres no les va a hacer mucha gracia verme trabajar con alguien así...
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Najima VS Mundo
HumorUna historia diferente, con personajes diferentes pero con un tema común. Todo comienza con el nuevo puesto de trabajo de Najima, la chica patosa, alocada y despreocupada que intenta terminar su carrera de magisterio, carrera para muchos equivocada...