Capitulo 25

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POV MOHAMED AMIN
Mierda, mierda, mierda y mas mierda joder. ¿Cómo hemos podido llegar hasta este punto? Hace una semana que no veo a Najima, no viene a trabajar y me estoy volviendo loco por saber lo que le pasaba. No era normal en ella, nunca había faltado con anterioridad y ahora…siete días seguidos.
¿Estará enferma? ¿Tendrá algún problema? ¿Acaso habrá renunciado? ¿Se habrá ido de la ciudad? ¿O tal vez del país?
Preguntas cada vez más absurdas e incoherentes cruzaban mi mente como rayos para disiparse igual de rápido y, otra igual de ingeniosa que la anterior hace el mismo recorrido.
Iba de un lado a otro mientras no paraba de pasarme la mano por el pelo.
Me estaba poniendo como un loco.
-¡Me estás mareando maldito malparido! ¡Estate quieto! –la voz de mi primo hizo que recordara que no estaba solo y el golpe de la lata de la coca cola en mi brazo también me lo confirmó.
-¡Si no te gusta sales de aquí! ¡¿Lo entendiste!? –la cara de sorpresa que puso me hizo dar cuenta también de que me estaba pasando tres pueblos y que no podía seguir así, menos con ellos que no tenían la culpa.
Me dejé caer a su lado en la cama de espaldas y coloqué mis manos sobre mis ojos suspirando.
-¿Se puede saber qué te tiene así? –me miró fijamente cambiando de posición quedando frente a mí. Lo sé porque le veía a través de los huecos de mis dedos y el movimiento que provocó el chirrido de la cama.
-No lo sé. –quité las manos de mi cara y miré el techo. Mi primo me conocía demasiado bien ya que crecimos juntos, y a veces, desearía que no fuera así porque a él es al único al que no podría mentir en situaciones como estas con un “nada” o “el trabajo”
-¿No lo sabes? ¿O no lo quieres admitir? –sus palabras hicieron eco en mi mente. ¿No lo sabía? ¿O no lo quería admitir? No, sin duda la respuesta era “no lo sé” porque ya había admitido que tenía celos, ya no me quedaban cosas por admitir.
-No, la respuesta es que no lo sé. –le dije con la mirada clava todavía en el techo.
-¿Estás seguro?
-Totalmente. Ya he admitido que siento celos. –obvié.
-Qué has admitido ¿¡Qué!? –ay, me olvidaba de que no le había dicho nada al respecto. Le miré de reojo y me incorporé poniéndome en la misma posición que él, con una pierna flexionada y la otra apoyada en el suelo. Toufik me miraba con los ojos como platos y las cejas alzadas formando una expresión de sorpresa e incredulidad.
Dios, me sentía como una quinceañera que estaba a punto de hablarle a su mejor amiga del chico que le gusta.
-¿Quieres hablar de una vez? –me preguntó con impaciencia. Algo que no me gustaba de Toufik era su impaciencia, siempre quería saber todo en el momento siendo incapaz de esperar.
-¿Qué quieres que te diga exactamente?
-Has dicho que habías admitido que tenías celos.
-Sí, eso he dicho. –intenté confundirle para que olvidara el tema principal del que estaba ansiando conocer  más información.
-Oye que a mí no me trolees eh. –me dijo un poco mosqueado. ¿¡Pero qué demonios quería saber si ni yo mismo lo sabía!?
-No te estoy troleando primo. Pero tú estate tranquilo eh que yo, en cuanto sepa con exactitud lo que me pasa yo te informo. –me voy levantando mientras le voy diciendo esto y tras darle unas palmaditas en el cachete y, aprovechando los segundos de perplejidad salgo pitando de mi cuarto y me apresuro en salir.
-¡¡Pues intentar evitarme a mí pero bajo ningún concepto evitarás lo que está empezando a florecer en ti!! –alcancé a escuchar el grito de mi primo antes de que cerrara la puerta. De hecho juraría que el vecindario entero lo había escuchado.
¿Lo que está floreciendo en mí? No sabía que fuese alguna especie de planta móvil. ¿Y desde cuándo se había vuelto un poeta de primera? Seguro y ha escrito ya un par a la chica esa para la que se había arreglado tanto la semana pasada.
Salgo del portal y el frio me eriza la piel, iba en manga corta y esa no era época de ir tan fresco. Meto las manos en los bolsillos de mi pantalón para saber lo que llevo encima, ni la cartera ni el móvil. Esto iba a estar bueno.
Eran más de las diez de la noche y yo deambulando por las calles sin nada encima. Todo por el Toufik de las narices, yo estaba tan tranquilo en casa.
Bueno tranquilo ni una mierda pero al menos no estaba pasando frío a diferencia de ahora. De algo me tenía que servir la escapada de esta noche así que intento ordenar mis pensamientos para dejar de comerme el coco.
A mí no me importa Najima, yo trabajo para poder estudiar y mantenerme. Ella que se vaya a la mierda o a donde quisiera, no pensaba darle mayor importancia y si no viene, pues que no venga, mejor y más relajado estaba en el trabajo, sin discusiones ni miradas asesinas. Solo yo y las viejecitas que venían a comprar y a darme conversación de vez en cuando.
Vuelvo a casa cuando me siento más relajado y al abrir la puerta me encuentro con una cara sonriente.
Miro con cautela a mi primo sabiendo que seguro y algo se traía entre manos.
-¿Qué tal tu vueltecita? –me pregunta sin que la sonrisa de su rostro se borre.
-Bien. ¿Y esa sonrisa de maricón a qué viene? –el rueda los ojos y dispara su maravillosa noticia.
-He llamado a Najima con tu teléfono. –me extiende mi móvil.
-¡¡¿Qué has hecho qué!!?

Najima VS MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora