POV MOHAMED AMIN
Hubo más clientela de lo habitual esa mañana en la gasolinera lo que me hizo tener que ir continuamente de un lado hacia el otro. Estaba agotado, menos mal que mi turno de tarde no tenía mucho ajetreo, solía ser bastante tranquilo pero al final de la jornada solo podía pensar en la hora de echar mi cuerpo a la cama.
Me siento en los bancos de la estación de metro esperando a su llegada. Le quedaban 7 minutos. A esas horas menos mal que no solía haber mucha gente por lo que pude encontrar un asiento con facilidad una vez dentro.
Cuando voy en transporte público no sé cómo comportarte ni lo que hacer. Puede que suene idiota pero de verdad que no me gusta porque me siento muy observado. Siempre hay gente escuchando música, leyendo, tecleando vete a saber tu qué con tanta agilidad en su móvil, jugando a algún que otro juego gratuito bajado de la App Store, algunas se maquillan o se liman las uñas, muchos están hablando con el compañero de asiento, puede que le conozcan o que actúen como si se conocieran de toda la vida… ¿y yo?
Yo no encuentro lo que hacer.
Si leo me duermo, escuchar música no me gusta, si juego me siento imbécil y al segundo me aburro y no tengo a quien teclear de esa manera tan desenfrenada como hacen algunos. Tampoco me maquillo ni me limo las uñas… ni hablo con nadie.
En el autobús me limito a mirar por la ventana pero en metro como vamos bajo tierra y lo único que se ven en las ventanas son los reflejos de adentro me entretengo o bien mirando mis zapatos o escaneando a las personas de mi alrededor, lo cual, es muchas ocasiones me hace querer bajarme en estaciones no correspondientes con tan solo perder de vista a alguno.
Salgo del metro para hacer un intercambio de líneas que me llevara a la estación de Renfe cuando siento la vibración de mi móvil en el bolsillo de mi pantalón. Lo saco y veo que es una llamada de Mª Carmen la descuelgo sin dudar y me la llevo a la oreja.
-Hola Mª Carmen. ¿Qué tal?
-Hola hijo, muy bien ¿y tú?
-Bien gracias.
-Escucha hijo, mañana vamos a venir mi marido y yo para hablar con Najima y contigo sobre los horarios de trabajo en los meses que vienen porque sé que la muchacha tiene sus estudios y la tienda no puede estar desatendida por la mañana.
-Ah sí claro, le íbamos a llamar para hablar contigo sobre ese tema nosotros también.
-Vale pues mañana nos acercamos y ya hablamos con detalles.
-Claro. Gracias.
-Que tengas un buen día.
-Igualmente. –colgué la llamada y guardé el móvil nuevamente mientras subía por las escaleras mecánicas.
***
Me sorprende no encontrar la puerta metálica abierta a medias como suele estar siempre. Eso quiere decir que Najima no estaba en la tienda. ¿Por qué no habrá venido? Como no tenía las llaves del lugar, decido esperarla en un banco que había cerca, dándole el frente a la carretera.
Las 17:04 marcaba mi reloj de pulsera y no había rastro de la chica. A estas horas ya deberíamos de haber abierto nuevamente pero ella sigue sin aparecer. Maldita tardona… ¿o es que acaso le había pasado algo? Impacientado y algo nervioso comienzo a mover la pierna de arriba abajo repetidamente.
Las 17:09. Cinco minutos después de haber mirado la hora por última vez y todavía nada. Saco mi móvil y busco entre mis contactos.
“Ella”
Tenía su número y ella el mío, sin embargo ni le hablaba ni me habla ella a mí. Recuerdo la cara que puso el día que se lo pedí.
*Flashback*
-Oye. –llamé su atención.
-Qué. –rodé los ojos ante su respuesta tan cortante.
-Dame tu número. –le dije con naturalidad.
-¿Perdona? –su cara era de incredulidad y me miraba con ganas de querer estrangularme. Tampoco le había dicho nada del otro mundo ¿no?
-Que me des...eh ¿tu número?
-¿Y quién te has creído tú para pedirme algo tan personal? –dejó lo que andaba haciendo para caminar en mi dirección haciéndose la intimidante.
-¿Algo tan personal? ¿Un número? –la miré fijamente. Realmente no entendía lo fuerte del asunto.
-Mira pedazo de imbécil. Yo no te pienso dar mi número ni muerta. Eres alguien cualquiera para mí. ¿Te crees que con un poco de músculos y un poco de pelo alborotado vas a conseguir algo de mí eh? ¡Pues estás muy equivocado señorito porque yo no soy una de las putillas con las que sueles tratar! ¿¡Entendido!? –me dejó totalmente perdido.
-Pero… ¿Qué estás diciendo Najima? –le pregunté intentando asimilar el discursito que me acababa de soltar. -¿Un poco de músculos y un poco de pelo alborotado? ¿Putillas? ¿Te encuentras bien? –le pregunté perplejo.
-Te he dicho que me dejes. –pude ver cómo se sonrojaba y se daba la vuelta para ocultarlo. Había exagerado de la manera más sorprendente la petición de su número.
-Eres una…dramática. Solamente te he pedido el número porque somos compañeros de trabajo y obviamente tenemos que estar en contacto pero tú… no sé si lo he entendido bien pero… ¿Estás insinuando que te pido el número porque quiero ligar contigo? ¿Estás de broma no? –sabía que decírselo a la cara le iba a fastidiar muchísimo y nunca viene mal un poco de dramatismo y pensaba aprovechar esta situación a mi favor de la mejor manera.
-Cállate. –me ordenó más roja que un tomate.
-Najima eres una maldita malpensada. ¿Cómo se te ocurre pensar eso? Mejor y ya no me des nada. Si te vas poner así… -se estaba mordiendo el labio y podía apostar mi vida a que estaba rogando que la tierra le tragase en ese mismo instante. Y a mí eso me encantaba.
Tome un trozo de papel y apunté de manera rápida y mal mi número y se lo tendí.
-Ahí tienes el mío. Por si necesitas cualquier cosa, nunca se sabe. -me encogí de hombros.
-No te llamaría aunque fueras el único superviviente de la Tierra.
*Fin del Flashback*
Ese día antes de irse me dejó el dichoso numerito en el mostrador y la agregué como “Ella” Porque realmente para mí era ella, no sabía nada más que su nombre. Era todo un misterio y a mí, ese tipo de cosas me tentaban.
Al igual que la idea de llamarle es esos mismo instantes. Ya eran las 17:16 y todavía nada. Dudé un segundo pero cuando me decidí por fin a llamarla, un auto se estacionó delante de la tienda y el estruendo que provocó al cerrarse la puerta llamó mi atención.
El mismo coche y el mismo conductor que el día anterior. Esto tenía que ser una maldita broma.
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Najima VS Mundo
HumorUna historia diferente, con personajes diferentes pero con un tema común. Todo comienza con el nuevo puesto de trabajo de Najima, la chica patosa, alocada y despreocupada que intenta terminar su carrera de magisterio, carrera para muchos equivocada...