POV NAJIMA
Tal y como me había imaginado, esa mañana me costó el triple que de costumbre, el levantarme de la cama. Al final acabé quedándome dormida a eso de las dos o tres de la madrugada pues no bromeaba cuando le dije que me había quitado el sueño. Me quedé dando vueltas en la cama y pensando en él.
¡¡Y es que no entendía por qué!!
Yo no tendría que haberme pasado la mitad de la noche fantaseando con el idiota del trabajo que me hacía la jornada laboral casi imposible. Y es que era eso lo que había estado haciendo. Fantaseando con su conquista cuando, paradójicamente, me había dejado más claro que el agua que él no pensaba jugar el papel de príncipe azul conmigo.
Pero soñar era gratis y yo no perdía nada haciéndolo.
¡Y un carajo que no perdía nada! ¡Media noche de sueño, como si eso fuera poco!
Resignada me levanto y entro al baño para despejarme la cara y lavarme para salir a rezar Fajr.
Después de vestirme y desayunar, meto mis apuntes en el bolso y también me llevo la tableta. Tenía que aprovechar los descansos y los ratos libres para adelantar el trabajo o me veo desvelándome la noche anterior al día de entrega, haciéndolo rápido y mal.
Salgo de casa y me apresuro hacia la estación, pues iba justa de tiempo.
Las clases se me pasan bastante entretenidas, estaba de buen humor y avancé casi la mitad del trabajo entre los descansos y la hora del almuerzo. Me sentía satisfecha conmigo misma.
En la última clase del día, siento vibrar el móvil en el bolsillo de mi cazadora de cuero y lo saco a escondidas con cuidado de que el profesor no me viera. Lo enciendo y no me creo lo que veo.
Era un mensaje suyo.
Me contengo para no saltar de la alegría, pues la emoción no cabía dentro de mí y muy a mi pesar vuelvo a guardar el móvil, me quería hacer la interesante y no contestarle al minuto.
Tampoco estaba desesperada.
Al menos no tanto, por lo que pensaba esperar hasta salir. Aunque me costó una barbaridad y me moría por saber lo que me había dicho, pude aguantar hasta la hora de salida.
Con el pulso acelerado y las manos temblantes de los nervios desbloqueo el teléfono y abro su mensaje.
Mimiha: Buenos días. ¿Muchas maldiciones sobre mi conciencia?
No puedo evitar soltar una carcajada.
Yo: Dirás buenas tardes. Y no tantas como te hubiera gustado.
Me pienso si emoticono o no emoticono pero al final se lo envío sin. Bloqueo el móvil y le quito la vibración para que suene cuando me responda y me lo dejo en la mano. Realmente hoy estaba siendo un gran día.
-¿A qué viene tanto amor hoy, hija? –me pregunta curiosa mi madre cuando la saludo con un beso y un abrazo. Yo me encojo de hombros sonriente y voy a dejar el bolso en mi habitación.
-¿Ya se ha ido Nassim?
-No, sigo aquí. –me giro asustada por la voz del idiota.
-¡Pues vete ya! ¡¿Y por qué entras a mi cuarto así por así!? ¡Podría estar cambiándome sinvergüenza! –me miró con una cara fingiendo aburrimiento y asintiendo seguidamente y no pude evitar acercarme a él y despeinarle su muy engominado pelo. Y cuando fue a apartar su cabezón se lo agarré y tire ligeramente de su cabello.
-¡¡Idiota me has despeinado!! –me encogí de hombros muy satisfecha por cómo había quedado el resultado, el pelo estaba súper desordenado y tieso por la gomina y me empecé a reír por su intento de ordenarlo un poco.
-Estás muy feo, Nassim. Más que de costumbre y eso ya es mucho decir. –digo entre carcajadas.
-Vete a la mierda Najima. ¡Estuve más de diez minutos arreglándome para que ahora vengas tú y me lo desordenes! Cada día te soporto menos. –ahora es mi turno de hacerle la misma cara que me estresó a mí hace un par de momentos y él me da una hostia en la frente y se encierra en el baño para volver a peinarse. Pobrecito.
Me siento a comer sola, pues mi madre ya había comido con Nassim. En medio de la comida me acuerdo de que estaba yo esperando la contestación de Mohamed Amin y cojo mi móvil. Me llevo una gran desilusión cuando no veo ningún mensaje. Aún así me llevo el móvil conmigo a la cocina por si me responde.
Sin embargo, no obtengo respuesta hasta que ya estaba en el metro yendo ya para la tienda.
Mimiha: No me gustan las maldiciones.
Le dejo en leído por puro orgullo.
Quince minutos después entro a la tienda y me recibe con una sonrisa y una ceja alzada, divertido. Yo le medio sonrío con un poco de vergüenza. Eso ya era demasiado fuerte. ¿¡Yo con vergüenza!?
-¿No me vas a saludar?
-¿Desde cuándo te saludo para hacerlo hoy?
-Oh venga, ¿te me vas a poner en ese plan?
-No me voy a poner en ningún plan. Solo soy así. –me encojo de hombros divertida.
-Me has dejado en leído. –achina los ojos en mi dirección.
-¿Y? ¿Te ha molestado?
-No veas cómo. –me sorprende su respuesta pero aún así me compongo.
-Pues te jodes. Tú también tardaste en responderme. –me hago la indignada. Él suelta una carcajada y se me acerca acusadoramente con una sonrisa torcida. –Aléjate, bicho. –me hago a un lado y él se vuelve a acercar. -¡Qué pesado!
-Venga no lo niegues, que te encanta.
-Oh no veas. ¿¡Acaso no ves mi cara de felicidad ahora mismo!? –exagero marcando círculos frente a mi cara. Él soltó otra carcajada y se me quedó mirando.
-Tienes ojeras. ¿Te has desvelado esta noche? –un rubor empieza a formarse en mis mejillas. Lo sé porque notaba la zona de mis pómulos más calientes de lo normal.
-Sí, me he dormido tarde.
-¿Y eso?
-Me quedé haciendo un trabajo. -mentí.
-¿Un trabajo? O... ¿Te quedaste pensando en mí? –subió y bajó las cejas una y otra vez.
-¿¡Qué dices!? ¡Tú estás enfermo! –volvió a reírse y se alejó de mí.
-Ya son las cinco. Hay que abrir. –me dijo mientras pulsaba el botón para subir entera la puerta metálica de fuera.
-Hoy cobras tú. Yo ordeno.
-Mejor. –se encogió de hombros. La jornada laboral empezaba de la mejor de las maneras.
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Najima VS Mundo
HumorUna historia diferente, con personajes diferentes pero con un tema común. Todo comienza con el nuevo puesto de trabajo de Najima, la chica patosa, alocada y despreocupada que intenta terminar su carrera de magisterio, carrera para muchos equivocada...