POV NAJIMA
-¿No se te está haciendo un poco tarde? -Nassim me hizo recordar que tenía que ir a trabajar y no seguir conversando con mi cuñada.
-¿Qué hora es? -le dije incorporándome en su cama.
-Las cinco menos cuarto.
-¡¡¿Qué?!! Oh dios mío, dios mío. ¡No voy a llegar ni de broma! -me levanto y todo lo rápido que puedo me coloco el pañuelo como puedo. -Me llevo el coche vale Nassim.
-Respecto a eso...he he. -se rascó la nuca. Ay madre eso solo puede significar problemas. -Lo he llevado al taller.
-¿¡Qué!? ¿Qué le pasa otra vez? Hace nada lo pasamos a la ITV y no tenía nada. -le dije más que alterada.
-Y yo que sé. Esta mañana al arrancarlo le chirriaba el embargue, se lo llevé al mecánico y me dijo que se había estropeado y que lo tenían que cambiar.
-Ah muy bien, muy bien. Que sepas que no pienso pagar los gastos esta vez.
-Sí claro, el coche es de ambos y vamos a pagar a medias.
-Te voy a pagar lo que yo te diga. De todos modos ahora me tengo que ir, ya hablaremos cuando vuelva. -salí de la de la habitación, por suerte Rayan estaba ahí y podía llevarme él. Estaba conversando con mamá en el salón. -Rayan llévame al trabajo por fa.
-Claro. ¿Estás ya lista?
-Sí. -si algo me encantaba de mi hermano mayor era que nunca me pedía explicaciones de nada. Simplemente me decía que si o que no cuando no quería pero nunca me andaba con rodeos ni poniéndome escusas.
Si ya de por sí iba tarde, parecía que la gente no había encontrado mejor momento para salir, la carretera estaba petada de vehículos e íbamos a 20 km/h.
Una velocidad de vértigo.
Y yo cada vez estaba más nerviosa e impaciente. Pero gracias a dios que no duramos mucho más de quince minutos en el atasco y por fin, después de media hora llegué a la tienda. Me bajé de forma apresurada encontrándome de bruces con Mohamed Amin.
-Salam. -le saludé para después pasar de largo a abrir la tienda. Él sin embargo se quedó donde estaba y ni se molestó en responderme.
-Llegas tarde. -entró detrás de mí a pasa lento.
-Me he dado cuenta. -le respondí de mala leche. Mi intención de hoy era hacer como si no hubiera pasado nada el día anterior, además el que haya tirado esa hoja me había puesto de un humor espléndido pero el idiota de Nassim se había encargado personalmente de arruinar mi día, además de haber llegado veinte minutos tarde a trabajar.
No pude evitar ponerme nerviosa al ver que se quedaba parado mirando todos mis movimientos mientras yo andaba de un lugar a otro encendiendo las luces, el aire acondicionado y acomodando mis cosas para empezar.
-¿Tengo monos en la cara o qué? -le pregunté sin una pizca de humor.
-Solo te faltaban monos para sumarle a tu belleza. -estaba demasiado serio para mi gusto pero nunca desaprovecharía ni una oportunidad para dejarme mal.
-¿Sabes? Eres muy gracioso. -le dije irónicamente.
-Dime cosas que no sepa...como por ejemplo...
-¿Cómo por ejemplo qué?
-¿Quién era ese tipo? -mi expresión dejó de ser de enfado a ser de sorpresa.
-¿Cómo que quién era ese? ¿Qué tipo?
-El que te vino a buscar ayer y el que te ha venido a dejar hoy.
- ¿Acaso te importa?
-Si no me importara no te lo estaría preguntando, lista.
-Pues siento decirte que no debería ni de importarte ni de incumbirte así que como es algo totalmente ajeno a tu persona...no te pienso responder. -me crucé de brazos dejando a mi orgullo lucirse un rato. Me importaba un pimiento que supiera que "el tipo ese" era mi hermano mayor pero era una cuestión de orgullo. Yo no tenía que ir dándole explicaciones a nadie y mucho a menos a él.
-Me acusas a mí de mujeriego cuando tú andas zorreando con el primero que te echa una mirada. -siseó entre dientes pero para su desgracia le había oído a la perfección. Me acerqué a él con paso seguro y no dudé ni un segundo en estamparle mi mano contra su mejilla descargando de ese modo el estrés acumulado de los últimos días.
Mohamed Amin abrió los ojos como platos, le había pillado por sorpresa, no se lo hubiera ni en un millón de años pero se la tiene bien merecida.
Contuve la inercia de sacudir mi mano, picaba como sola podía y no iba a quedar infantil después de lo que acababa de hacer.
-¡¿Tu eres idiota o qué demonios te pasa?! -me gritó histérico. Seguro que no acostumbraba a que le dieran hostias.
-Seré idiota y muchas cosas más pero jamás, pero que jamás te atrevas a insinuar que soy una zorra ni mucho menos una puta... ¿¡Me has escuchado!? -Mohamed Amin seguía mirándome con los ojos en llamas y con una mano todavía en su mejilla. Le miré yo a él con desprecio y recobré la compostura al ver a unas señoras con la intención de entrar a la tienda.
Terminé de alistarme para atender y me coloqué detrás del mostrador donde acostumbraba a estar.
En toda la jornada no le dirigí palabra alguna a Mohamed Amin y las pocas miradas que nos echamos eran fulminantes. Cuando llegó la hora de cerrar me fui a por mis cosas y sin ayudarle a recoger ni despedirme salí bajo su atenta mirada.
Podía permitir que me dijeran toda idiotez que se les pasara por la mente porque realmente me daba igual y poco caso les hacía pero una cosa tenía bien claro, bajo ningún concepto iba a aceptar que me compararan con una clase de mujeres de tan bajo nivel como las conocidas como "zorras" o "perras" o incluso "putas"
Es uno de los pocos insultos que realmente podían afectarme y no iba a permitir que un don nadie me humille de aquella manera. Bajo ningún concepto.
ESTÁS LEYENDO
Najima VS Mundo
HumorUna historia diferente, con personajes diferentes pero con un tema común. Todo comienza con el nuevo puesto de trabajo de Najima, la chica patosa, alocada y despreocupada que intenta terminar su carrera de magisterio, carrera para muchos equivocada...