POV MOHAMED AMIN
Me estaba mirando con furia en los ojos, eso solo quería decir que era verdad y que no le había hecho gracia el que se lo haya comentado.
-Pues lo que te he dicho, el noviecito ¿No? El que te vino a recoger y a traer hace un par de semanas en coche. –parecía que le había pillado por sorpresa porque me miraba con los ojos como platos y con unas claras ganas de estrangularme.
-¿Se puede saber lo que te pasa a ti conmigo? –me dijo con rabia en la voz. -¿Cómo que noviecito? Además ¿A ti qué si lo fuera? ¿Algún problema? No eres nadie para mí como para andar diciéndome esas cosas así que cierra tu maldito pico antes de que sufras un deja vú. –me amenazó refiriéndose a la cachetada que me había dado hace un par de semanas. Estaba vez si se atrevía a ponerme la mano encima no podría controlarme y se la devolvería. No iba a permitir que una mocosa me diese y encima dos veces. Eso hizo que me cabreara y fruncí el ceño a más no poder mirándola con odio. Siempre lograba ponerme a cien y sacarme de quicio. Siempre.
-Claro que hay algún problema. Aquí si no te importa no quiero escuchar muestras de afecto. Si le quieres decir algo que sea fuera y lejos de mí.
-¿Muestras de afecto? ¿Pero tú estás delirando? ¡¿Cómo se pueden dar muestras de afecto por teléfono pedazo de idiota?!
-“Yo también te quiero cuídate” –imité su voz.
-¿Has estado escuchando la conversación? –me pregunto incrédula y muy, muy cabreada.
-Sí. –le solté con una sinceridad impresionante. Cerró los ojos y sonrió. Pero era una sonrisa irónica porque su mirada seguía llena de furia. Menos mal que hasta el momento no había ningún cliente porque de ser así ya lo habríamos espantado.
-Estás empeñado en discutir ¿Eh? ¿Sabes una cosa? Déjame en paz ¿vale? Los días estaban yendo relativamente bien cuando nos ignorábamos así que limítate a eso. Ignórame y yo te ignoro y así no hay problemas.
-Vaya, que fácil es para ti escapar de una conversación en la que no puedes tener tú el control.
-Pues es algo de lo que estoy orgullosa. –me dijo cortante.
-¿Ah sí? Pues yo no lo estaría, es una manera de mostrarte cobarde.
-¿Acaso no entiendes lo que significa que me dejes en paz? Deja de hablarme y cállate.
-Y lo vuelves hacer ¿Lo ves?
-Que me dejes en paz…
-Claro como s…
-¡¡Que te calles!! ¡Que no quiero hablar contigo! ¡Déjame joder! –me gritó casi fuera de sí y al segundo me sentí idiota. Relativamente idiota. Me resultaba casi imposible creerlo. Me quedé mirando cómo iba a por su bolso y su cazadora y salir por la puerta de la tienda como si estuviese huyendo de algo.
Estaba huyendo de mí.
Y la culpa era claramente mía.
Por un momento pensé en ir tras ella pero eso no tendría sentido, qué le iba a decir, ¿Qué lo sentía cuando no era así? Por supuesto que no lo iba a hacer. Apreté los puños con fuerza a ambos costados de mi cuerpo y me controlé para no darle un puñetazo a alguna estantería.
En mi cabeza rondaban miles de preguntas que me estaban volviendo loco y a las que no lograba encontrar respuesta coherente. Y es que seguía sin entender mi comportamiento hacia ella, no la soportaba por Dios, es una persona insoportable y lo demostraba día a día con su comportamiento, además de una cabeza hueca y bipolar y sin embargo estaba sintiendo celos por una persona a la que no conocía, porque no era idiota y sabía que eran celos y no pensaba negarlo, al menos no para mí mismo.
Pensé que las semanas en las que no nos habíamos dirigido la palabra habían sido perfectas pero siempre había tenido esa sensación de vacío que me causaba el no hablar con ella, había extrañado hasta discutir y pensaba que por su parte también sentía lo mismo pero no podía haber estado más equivocado.
Cuando la escuché decir lo de que ella también le quería y que se cuidara no pude evitar enfurecerme, realmente no había estado escuchando la conversación solamente que, al ver que tardaba demasiado en volver quise fastidiarla diciéndole que volviese ya al trabajo pero, esa frase fue como una espina y me apresuré en entrar para que no me viese.
Quería actuar como si realmente no hubiese escuchado nada pero esa sonrisa de felicidad con la que entró me empujó a solar lo que sentía. Me dio rabia que un tal “Rayan” le hiciera sonreír y que conmigo se comportara de manera tan fría y siempre cortante y claro, aprovechando el lumbreras que había amanecido hoy dentro de mí le solté lo del noviecito solo para escuchar una negativa de su parte pero lo que llegó a mis oídos no fue nada agradable lo que hizo que aumentara mi furia.
No sabía exactamente lo que me estaba pasando, estaba confuso y, reconozco que también algo dolido y para colmo, Najima se había marchado y parecía que no iba a volver.
Y volvemos al principio con la soledad.

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Najima VS Mundo
HumorUna historia diferente, con personajes diferentes pero con un tema común. Todo comienza con el nuevo puesto de trabajo de Najima, la chica patosa, alocada y despreocupada que intenta terminar su carrera de magisterio, carrera para muchos equivocada...