POV NAJIMA
Decidí hacerle caso a Mimiha y subir al sexto, no me apetecía encontrarme a nadie más medio desnudo y más, si se trataba de un viejo medio sordo. Las vistas no serían tan agradables como hacía un par de segundos porque, joder que si no habían sido buenas las vistas.
Y para colmo, llamado Eustaquio. Vaya nombre más feo por dios.
Volví a timbrar, en la puerta con la letra "D", esta vez del sexto y recé internamente en que saliera mi tía. Deseaba irme ya a mi casa pues presentía que cada minuto que llevaba fuera era peor que el anterior.
El haberme encontrado con Mohamed Amin no había supuesto ningún problema. De hecho, me gustó mucho el haberle visto. Sin embargo mi mente pervertida me hizo pasar por muy malos ratos ya que no pude evitar imaginármelo tendido en la cama y durmiendo, eso y sin mencionar el que pareció que mi visita tan inoportuna no le había agradado del todo puesto que me dejó bien claro que preferiría estar haciendo otras cosas.
Lo cual era básicamente obvio, pero aún así me molestó, porque se supone que le gusto, entonces, ¿No se debería de haber alegrado al verme?
Antes de seguir con mis cavilaciones sin sentido alguno, la puerta se abrió y la sonrisa cálida de mi tía Rachida me dio la bienvenida. La saludé con un par de besos y me adentré en su casa.
No hacía mucho tiempo que había estado aquí pero las cosas habían cambiado mucho, mi tía había vuelto a cambiar la posición de los muebles otra vez y comprado unos cuantos más.
-¿Otra vez? –le sonreí divertida. No sabía cómo era que su marido le permitía todo eso pero bendito sea, pues la paciencia parecía ser su don.
-Otra vez. –me devolvió la sonrisa. –Es que hija, si no me aburro mucho. Estoy en casa casi todo el tiempo, sola, y tengo que buscarme algún pasa tiempos. –se justificó.
-Ya lo sé tía, pero... no sé, hay pasa tiempos algo menos... apabullantes. –dije lo último dubitativa, pues no sabía muy bien cómo describir aquello que hacía mi tía. Ella simplemente se encogió de hombros. Le tendí aquello por lo que había venido y me senté en uno de los tres sofás de cuero negro que había en el salón.
Mi tía se perdió por el pasillo y yo empecé a mover mis piernas algo impaciente. Me sentía extrañamente incómoda y minutos más tarde pude saber el por qué. Justo cuando escuché la voz de mi primo hablando con mi tía.
Menuda mierda de suerte la mía. ¿Justo tenía que estar en casa cuando yo había venido?
Me llevaba relativamente mal con mi primo, es dos años mayor que yo, es decir, tiene unos 24 años, y nunca nos hemos llevado bien. Es el pequeño de todos sus hermanos y por lo tanto un mimado y un niñito se mamá y papá.
Cuando era pequeña odiaba juga con él. Siempre acabábamos peleándonos y como él es más mayor y más fuerte, la que se llevaba las palizas más grandes, generalmente era yo. Me rompía mis juguetes, cosa que sigo sin perdonarle.
Con el paso del tiempo, aparte de odiarle, empecé a cogerle asco también. Iba de rompecorazones por la vida y de galán que, desgraciadamente era. Un día la veías con una y al siguiente con otras dos.
Para colmo, en el instituto en el que ambos estudiábamos, se me conocía, aparte de mi increíble habilidad de torpeza, por ser la "primita" de Adil. El condenado fue quien me puso el mote, por ello intentaba escabullirme entre los alumnos entre los diferentes pasillos para no toparme con él y me ridiculizase delante de sus amigos.
Volviendo al momento, me apresuro a tomar mi móvil para hacer la que no se había dado cuenta de su presencia o a la que no le importaba, así conseguiría, tal vez, y solo tal vez que no hubiera contacto visual ni verbal. Sin embargo mis esperanzas se caen al suelo cuando escucho su voz a mis espaldas.
-Salam mu3alaikum. –como un auto reflejo, bloqueo la pantalla del móvil para que no viera lo que estuviera haciendo.
-Wa3alaikum Salam. –le respondo con dudas de que quisiera hacerlo realmente. Rezo a Allah para que eso fuera un simple saludo para quedar bien delante de su madre y se fuera de casa en esos momentos. Pero, al contrario de lo que deseaba, se pasa al sofá de enfrente y cuando veo su atuendo de pantalón de pijama, sudadera deportiva y el pelo más despeinado de lo normal me hundo en el sofá.
Estaba mucho más guapo de lo que le recordaba y ese rastro de barba le hacía incluso más sexy. Maldito Adil del infierno.
Vuelvo a mis asuntos en mi móvil para no seguir escaneándolo igual que lo estaba haciendo él ahora mismo pues sería relativamente incómodo que después del escaneo nuestras miradas coincidieran.
Cuando ya no pude aguantar más la intensidad de su mirada que ya me estaba poniendo de los nervios me acerco a la cocina obviando que mi tía debería de estar ahí. Los ruidos de cacharros chocando unos con otros me afirman mi sospecha y me meto para despedirme de ella y poder irme ya.
-Tía, ¿Qué haces? –intenté sonar normal.
-Pues aquí hija, haciendo un poco de té para sentarnos a charlar un poco.
-Vaya... lo siento de verdad tía Rachida, pero es que hoy no puedo, enserio. Los exámenes finales los tengo a la vuelta de la esquina y tengo que seguir preparándolos.
-Hay hija, tanto examen y examen. No te sometas mucho al estrés que eso es malo. Y este ratito juntas nos va a venir de maravilla para las dos, tú desconectas un poco y yo paso tiempo con mi sobrina. ¿Te parece? –por mucho que quise negarme, realmente no pude rechazarle la invitación al té. Me sentiría muy mal por eso acabé aceptando y devolviéndole la sonrisa que ella me estaba brindando.
Por lo menos, y gracias a Dios, Adil se metió a su habitación y solo salía de vez en cuando para venir a la cocina a por algo que llevarse a la boca. Puto gocho. Encima todo cuadradito el tío.
Dos horas y media después, me encontraba respirando profundamente a las puertas del edificio, aliviada. Por fin podría irme a mí preciada camita y dormir hasta mañana a las 7 a.m.
Coloqué bien mi bolso entorno a mi hombro, metí las manos en los bolsillos de mi chaquetón y me dirigí a la estación para pillar el bus, no sin antes echarle un vistazo al edificio.
Portal 26 Piso 5 letra D.
¡Sabía donde vivía!
No sabía a qué venía la emoción pero estaba muy, pero que muy, muy emocionada. Además, ¡Le había visto sin camiseta!
Y sin pantalones.
Una risa tonta brota de mi pecho y con adrenalina correteando por mis venas me voy relativamente feliz.
![](https://img.wattpad.com/cover/75978737-288-k672367.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Najima VS Mundo
HumorUna historia diferente, con personajes diferentes pero con un tema común. Todo comienza con el nuevo puesto de trabajo de Najima, la chica patosa, alocada y despreocupada que intenta terminar su carrera de magisterio, carrera para muchos equivocada...