"Los sentimientos son como la materia, no se crean ni se destruyen, se transforman. De una lágrima puede surgir una sonrisa, del enojo la tristeza y de la frustración el éxito."
—Pixie —dije aliviada.
—¿Qué haces aquí, Rebecca? —espetó con ojos alarmados.
Negué con la cabeza al ver que me contemplaba con odio.
—No soy Becca.
Cuando lo comprendió, se lanzó a mis brazos para apretarme con fuerza.
—Lo siento, no sabía —susurróagitada, con la voz temblorosa—. Tyler me dijo que me largara de aquí y luego creyó verte de camino a la sala de control, donde estaba el desconocido. Por eso te confundí.
Me cago en mi hermana. Arrastró a mi amigo a la boca del lobo.
—Iré por ellos. Encuentra a Kyle y Amit en la salida del ala sur.
Cuando intenté avanzar me intentó detener de la misma forma en que lo hizo Amit.
—Voy contigo.
Las luces parpadearon sobre nuestras cabezas, y cuando las echamos hacia atrás para ver el techo, nos sumimos en la oscuridad. Luz de emergencia emergió débil para alumbrar los alrededores.
—Pixie, por favor. —La tomé por los brazos—. Si este psicópata acaba de cortar la electricidad, estoy segura que se las ingeniará para bloquear toda nuestra comunicación. Necesito hacer algo, pero no puedo sin saber que ustedes estarán bien y fuera de aquí.
Volvió a negar, esta vez con ojos llorosos. No quería hacerlo, pero la empujé y retorcedí.
—¡Qué te vayas, por favor! —grité tan bajo como pude.
Tembló sobre sus pies antes de trastabillar y echar a correr, con el miedo pisándole los talones.
Avancé entre la sombras por alrededor de dos minutos interminables, hasta que un grito surcó el aire.
Glenn.
Tyler.
Becca.
No puedes salvarlos a todos.
Glenn.
Tyler.
Becca.
No puedes salvarlos a todos.
Sus nombres se repetían en una espiral. Sabía que si el desconocido cortó la electricidad, no podría verme a través de las cámaras y por ende la sala de control era inservible. Él tendría que haber salido de allí para hacer el trabajo sucio. Anhelaba venganza por motivos que no conocía, sumado a que habíamos intentado engañarlo y Ahora iba tras las personas que quería.
No puedes salvarlos a todos.
Quería llamarlos a gritos, pero no iba a exponerme de aquella manera. Necesitaba encontrarlos y sacarlos en silencio, sin ser vista.
Antes de pudiera doblar en una esquina, una mano cubrió mi boca. Me desesperé e intenté liberarme cuando sentí brazos tomando el papel de ataduras. Di patadas mientras me arrastraban a la habitación más cercana y no paré hasta que la puerta se cerró.
Fui liberada de golpe.
Era Killian.
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El cuenta mitos de Becca
Teen FictionEl cielo y el infierno se han fusionado, es hora de correr.