Capítulo 56

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Aceptaré las consecuencias de rechazar el cielo por amar el inframundo.

Carter estampó su taza de café matutino contra la mesa. Fue como ver un océano turbulento encerrado entre paredes de porcelana, antes de que el líquido se derramara por los bordes.

Había visto a través de la tablet de Tyler la escena del hospital. Rebecca se había pasado con él. No tenía derecho a juzgar a Meredith, pero tampoco podía responsabilizarla por lo que sucedía. Ella había pensado que no le importaba en absoluto a su familia. Eso debía doler.

—Lo siento —dije desde el extremo opuesto de la mesa.

—Sabes que eso no borra las hirientes cosas que dijiste, ¿verdad?

Su voz era distante, pero aún así suave. Su enojo era opacado por el amor que le tenía a su hija, aunque esta parecís haber sido criado por el diablo a veces.

Y por su culpa ahora tenía que mentir.

Seguir mintiendo, en realidad.

—Lo sé. Al principio intenté convencerme de que Meredith no era un monstruo, e intenté aceptar que tu la querías...

—La quiero —corrigió, quitándose las gafas.

—Pero... —Debía encontrar un punto débil, algo que al decirlo dembrara una duda en sus adentros. Rebecca odiaba a la mucama por varios motivos, pero yo no lo hacía en absoluto. Sin embargo, mi hermana hizo mucho hincapié en algo—. Recordé a mamá y simplemente perdí en control.

Hubiera sido la simple y pura verdad viniendo de Rebecca, pero no era más que otra mentira de mis labios.

—Quiero a Meredith en la familia si es lo que te trae felicidad, pero no quiero que ocupe el lugar de mamá —aseguré.

En su mirada podía notar el dolor que le traía recordar a Mary.

—Nadie reemplazará a tu madre, hija. Nunca, ¿lo entiendes? Pero ella hubiera querido que encontrara amor algún día, como yo se lo hubiera deseado de estar invertidos los papeles. No puedo seguir casado con un fantasma, ella ya se llevó mi felicidad a la tumba por demasiado tiempo.

—Está bien —dije, pensando que mi hermana no diría algo muy elaborado al respecto.

Es más, ni siquiera lo aceptaría.

—Hoy le darán el alta a Félix. —Se aclaró la garganta—. Quería organizar un cena y decírselo a ambos esta noche.

—¿Decirnos qué?

—Que voy a casarme.

El particular claxon de Tyler me rescató de la situación, pero ¿debía ser fiel a mí misma y reaccionar con júbilo o fiel a la postura de su verdadera hija?

Tomé mi mochila y vacilé en el corredor, mientras lo miraba.

—No es necesario que digas nada. No espero que seas su dama de honor o cualquier... —Lo interrumpí, odiando ver inseguridad en su mirada.

No iba a hacerlo elegir entre sus hijos y la mujer que había logrado traer algo de luz a su penumbra.

—Me encantaría serlo.

Lo dejé sin habla y me marché para encontrar a Tu engullendo una dona glaseada.

—Lamento no haber desayunado con mi suegro —dijo con la boca llena—, pero tenía miedo de que echara mi trasero a la calle tras la escena que hizo la gemela endemoniada en el hospital.

—Fue mejor que no estuvieras allí de todos modos. Me dijo que se iba a casar.

—Espero que se refiera a cazar un resfriado o peces en el riachuelo, porque la otra tú irá  de caza en modo Safari con tal de conseguir la cabeza de Meredith.

Suspiré. Quería arrastrarme bajo una piedra y no salir de ahí nunca más.

—Soy consciente de eso. Si se entera se interpondrá. No puedo decirle nada hasta el baile de caridad de los Bates.

Las peores situaciones vinieron a mi mente. Si salía de las sombras en un momento de furia nos expondría a las dos a los ojos del desconocido

—¿Por qué?

—Porque tengo un plan, y si nos esforzamos y todo sale según lo planeado, descubriremos quién es el que nos está atormentando ede mismo sábado —dije nerviosa, sacando mi teléfono.

Para: Amit, Kylie y Pixie.

Necesito su ayuda.


Quince minutos después, llegamos a Liver High y me encontré con que alguien me estaba esperando hecho una furia.

—Supongo que no tendré un descanso hoy —susurré.

El cuenta mitos de BeccaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora