Capítulo 21

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Incomprendidos son los corazones que aún quedan abiertos a almas que se alejan.

Entrecerré los párpados cuando el hijo del oficial Trainor iluminó mi rostro. Su respiración se cortó lacónicamente.

—Rebecca... —En su voz se filtró la preocupación y se puso incluso más alerta cuando se aproximó—. No te muevas, te sacaré de aquí  —prometió cuando intenté incorporarme y un gemido salió involuntariamente de mis labios.

Él pasó su brazo bajo mis rodillas y luego sentí el otro recorrer mi espalda. Me sujetó contra su pecho y dolor atravesó mis costillas. Nunca nadie me había golpeado de esa forma desde la noche en que la policía arrestó a Glenn. Horribles recuerdo me vienen a la mente.

—Te llevaré a casa —tranquilizó Oliver.

Al comenzar a avanzar su placa metálica rizó mi mejilla herida una y otra vez, pero apreté los dientes e intenté no emitir sonido para inquietarlo incluso más. Él me cargo a través de un laberinto de árboles y arbustos.  Abandonamos la oscuridad para sumergirnos en la vida y luz de la fiesta otra vez. La música fue lo único que se escuchó, cientos de pares de ojos se posaron en nosotros mientras nos abríamos camino en dirección a las luces de la patrulla.

¿Nos había seguido hasta aquí? ¿Me estuvo siguiendo todo este tiempo?

Los susurros viajaron en un ir y venir, y entre las diversas caras encontré la de Stella.
Estaba tan petrificada que por un segundo creí que se sentía mal y horrorizada por haberme dejado sola, pero entonces, en el último segundo, reprimió una sonrisa que derrumbó todas mis esperanzas de lograr una reconciliación entre ella y mi Becca. 

Le fascinó verme tan rota.

En ese instante supe que había almas que gozaban de la desgracia, que se alimentaban internamente con las lágrimas de un desdichado ser que vivió la tragedia en carne y hueso. Con cada segundo que transcurría, su alma se sumía un poco más en la oscuridad, en aquel vacío alimentado de pecados que ella encontraba placentero pero que realmente no lo era. ¿Qué tanto te debes odiar a ti mismo para solo sentir satisfacción de cosas como estas?

Junto a ella aparecieron un par de ojos primavera.

Apretó la mandíbula cuando lo pasamos. Su mirada se fundió con la mía en un silencio aparentemente eterno que no duró más que milésimas, luego desapareció, caminando a paso firme y fuerte e internándose en el bosque. Su reacción me desconcertó a medias.

Oliver me depositó con cuidado en el asiento del copiloto de la patrulla. Sus ojos jamás abandonaron los míos cuando tocó mi mejilla.

—Te llevaré con un doctor, pero primero debes decirme quién es el responsable de esto —pidió.

Amit sabía mi secreto y por más que amara a Rebecca no sabía si era de completa confianza.
Lo necesitaba, quisiera o no, porque él podría ayudarme con la investigación. Al final ambos teníamos el mismo objetivo. En parte tampoco podía culparlo por golpearme. Adueñarse de la vida de otra persona, de tu hermana, y hacerte pasar por ella aprovechándote de la confianza ajena merecía más que eso y lo sabía.

—No necesito un doctor —me las arreglé para hablar—. Tomé algo de alcohol y me perdí en el bosque, cuando quise regresar a la fiesta tropecé y rodeé colina abajo sobre varias rocas —mentí, porque sabía que él no me creería. Era notorio que mis heridas habían sido hechas por alguien, no por algo; pero nadie podía cuestionar las estupideces que realizaba un adolescente bajo el efecto del alcohol—. Solo llévame a casa, por favor.

Me observó desconfiado, en el azul de su mirar se notaba aquella duda interna sobre si debía sacarme la verdad a la fuerza o simplemente esperar para que las respuestas nacieran solas.
Varios curiosos se acercaron a la patrulla para saber qué estaba ocurriendo con la afamada Rosewood. Mientras el oficial los mantenía bajo control alcancé mi celular, que milagrosamente solo tenía una que otra raya en la pantalla.

Para: Tyler

Localiza a un tal Amit, que responda por qué Stella usaría a Killian para lastimar a Becca.
Nos vemos en dos horas.

Cuando él puso el auto en marcha, cada fibra de mi cuerpo se tensó. Estar a solas en la carretera con un oficial era peligroso, aún no olvidaba que corría por sus venas sangre Trainor. Por lo tanto, debía ser cautelosa a la hora de hablar. Su padre no era un gran fan mío.

—Puedes confiar en mí, es mi obligación como policía protegerte —recordó apagando las sirenas, a lo que le dediqué una mirada de gratitud. Mi cabeza dolía demasiado—. ¿No quieres hablar porque tienes miedo o porque intentas proteger a alguien? 

—¿También es tu obligación seguirme a todas partes? —repliqué en voz baja, sin malicia o acusación en la voz, esperando por su reacción.

—Te vi subir a la camioneta de un extraño y luego me percaté de que un automóvil los estaba siguiendo —explicó, y algo de enojo cargó la oración—. Tal vez sea la misma persona que te hizo esto. Así que dime la verdad, Rebecca, por favor.

Aunque hubiera querido responderle, aquello estuvo fuera de mis límites. Me quedé estática en mi asiento. ¿Alguien nos había seguido a Ty y a mí? Aquello inquietó por completo mi alborotada y casada mente, pero no llegó a paralizar mi corazón como cuando observé uno de los papeles que descansaba en el salpicadero de la patrulla.

 ¿Alguien nos había seguido a Ty y a mí? Aquello inquietó por completo mi alborotada y casada mente, pero no llegó a paralizar mi corazón como cuando observé uno de los papeles que descansaba en el salpicadero de la patrulla

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                                                                           GLENN SCOTTERFULL

—¿Qué hizo? —indagué cabizbaja, con mis dedos recorriendo la fotografía impresa en el papel.

—Escapó de prisión —contestó antes de quitármelo de las manos suavemente—.  Y no deberías preocuparte por un fugitivo, sino de ti misma —aconsejó—. Dios, Rebecca, solo mírate. Necesito la verdad.

Oliver Trainor no sabía que aquel fugitivo era mi ex novio.

De: Desconocido.

Aquí Amit. Rebecca estaba enamorada de Harry, y Stella lo sabía. Siempre lo supo.

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