Capítulo 60

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Encontré felicidad en medio de la tormenta y comencé a ver la belleza que esconde la lluvia.

El invernadero de cristal se encontraba silencioso y la luna bañaba con su pálido brillo las ramificaciones de las rosas que se extendían por dentro de la cúpula.

Aún recordaba la primera vez que había estado allí, con Killian.

—Ten cuidado con las rosas. Pueden seducirte, pero si tocas una espina, la belleza se transformará en dolor.

—A veces duele, pero vale la pena apreciarlas —repliqué.

En ese momento no dejé que penetrara mis defensas. Tendría que haberme sostenido firme, enfocándome en el plan, porque  ahora dolía. Me dejé llevar por lo que me provocaba y eso me mismo me rompió el alma cuando vi el test de embarazo.

Ten cuidado con las rosas, pueden seducirte, pero si tocas una espina la belleza se transformará en dolor. Tenía razón, pero aún así, valió la pena. Nunca nadie me había hecho sentir el mundo como él.

Ya no habría más noches en nuestro balcón compartido, mitos griegos o clases de astronomía. No iba a involucrarme con un niño de por medio. Él y Pixie debían enfocarse en criarlo al tiempo que terminan la escuela y planean cómo ir a la universidad o conseguir dinero si sus padres no los ayudan.

Necesitaba concentrarme en la fiesta de caridad, hacer caer al desconocido y que Becca pudiera retomar su vida de forms segurs, pero todo era muy difícil y me sentía tan impotente de no poder resolver la guerra que se había desatado entre mi mente y mi corazón.

—Conozco esa mirada —dijo una voz a mi espalda.

Me giré para encontrar a mi hermana. Algo en mí dejó de sentirse vacío cuando la miré. Si ella estaba allí, habría venido de forma voluntaria a hablar conmigo, tal vez a aceptar mis disculpas e investigar sobre el plan del sábado.

—Es la misma que veo en el espejo cada vez que me despierto —dijo—. Te estás desmoronando y sé lo que se siente esa impotencia.

—No necesitas recordarme lo que te hice —aseguré—, pero agradezco que no hayas contado la verdad.

—Claro que no iba a hacerlo.

Por primera vez en la vida nos sonreímos mutuamente, hasta que volvió a abrir la boca.

—Porque si el psicópata planes herirme, prefiero que lastime a la impostora en lugar de a mí.

Escuchar a alguien decir que esperaba que te lastimaran era horrible, pero viniendo de tu familia era peor.

—Sé que hacerme pasar por ti estuvo mal, pero debes entender que fue para encontrarte y protegerte. Hiciste muchas cosas terribles y no te juzgué por ninguna, pero tú me echas en cara un error con buena intención.

—Si hice cosas fue porque tenía buenos motivos.

—¡Motivos egoístas!

—¡Pero reales, mierda! En cambio en tu cabeza proyectabas que podrías llegar a mi vida y que seríamos una familia feliz. Te imaginaste un cuento de hadas porque creciste sin saber lo que es que te amen y buscas desesperada una persona que te quiera incondicionalmente, pero esa no soy yo.

Las lágrimas me obstruyen la garganta al ver la furia que desprende.

—Fue estúpido pensar que podrías llegar a aceptarme cuando no eres capaz de apreciar ni a las persona que te quieren —repliqué con amargura—. Es irónico e injusto que tú seas así de cruel y aún sigas teniendo gente que te ama.

Hubo fuego en sus ojos, en los míos hielo.

—Después de todos los engaños no mereces tener a Tyler, Glenn, Kyle, Amit, a mi padre, Félix, Pixie y mucho menos a Killian. Solo te di una probada del dolor por el que me hiciste probar, pero la próxima no seré tan amable. —Sonrió con narcisismo.

Mi respiración vaciló.

—¿A qué te refieres?

—Cuando alguien miente, otro sufre. Eso me hiciste y eso te hago ahora.

La comprensión me golpeó como nada ni nadie lo hizo en mi vida.

—Pixie no está embarazada, ¿verdad?

Su sonrisa creció.

—Maravillas de la química entre otras cosas. La zorra no tardó en ir corriendo por ayuda, pero fui demasiado buena. Te hice creer que estaba embarazada solo unas pocas horas, pero espero que te hayas dado cuenta de lo que soy capaz. —Se acercó hasta que solo nos separaban centímetros—. Cuando descubras quién es el extraño, te largarás. Nadie sabrá de tu existencia y yo retomaré mi vida. Nadie te recordará porque tú nunca exististe ni existirás aquí, y si te atreves a decir la verdad te haré miserable, y la última imagen que tendrás de esta ciudad de mierda es de Killian abrazándome y dándome duro, porque nunca sabrá que se enamoró de otra chica.

El cuenta mitos de BeccaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora