Summer lleva en sus brazos a Winter hacia la cabaña y con delicadeza la sitúa en la cama; guarda la moto, las sillas que estaban sobe la arena y abre el portal que dirige a la escuela con ella nuevamente en sus brazos. En el momento que Summer va a entrar al portal, Winter abre los ojos sin saber siquiera donde está, no se alarma, pues sería la burla de Summer. Ve el portal abierto e inmediatamente reacciona, aún no quiere irse, desea seguir disfrutando hasta que esté completamente agotada, sin fuerza en las piernas y tampoco en la garganta.
— ¿Quién te dijo que ya me quería ir? —Summer al oírla se sobresalta, no esperaba que ella se despertara.
—Pensé que estabas cansada —Entierra sus grises ojos en ella.
—Primero bájame, idiota.
—Ya extrañaba tus insultos —Le hace saber mientras la baja de sus brazos—, creo que rompiste un récord de no insultarme por una hora.
—Quiero caminar por la ciudad, no la conozco muy bien por la noche.
—Eso será un gusto, pero...¿Qué me darás a cambio?
Inhala y exhala para no responder mal, es un interesado— ¿Quieres ver auroras boreales?
Él sonríe con malicia —Sabes bien como complacerme.
—Los veraniegos le venderían el alma al diablo por ver auroras boreales.
Calle por calle, paso por paso, así recorren a gran ciudad de Oslo, ¿Puede existir algo más bello que ver las luces de la ciudad y oír todo su ruido? Eso es lo que te hace sentir vivo, lo que no te hace sentir en la nada, sino en el todo. Summer para un momento a poner dinero a un viejo hombre que pide colaboración tirado en el suelo, entonces Winter se aleja de él.
—Bebé bonita, ¿Por qué tan solitaria? —Le susurra casi en el oído un hombre de aproximadamente cincuenta y cinco años, tiene una panza que casi le llega al suelo, suda a chorros, es asqueroso.
Winter sólo lo ignora y sigue caminando. El hombre no muy conforme con esto va tras ella y le toca el hombro. Hasta ahí llegaron los minutos de paciencia de la chica, deja de caminar y mira al viejo, hace que sus azules ojos cambien a blanco y espanta al hombre que queda transparente como un cristal.
— ¡Un monstruo! —Señala a Winter y se va corriendo.
Summer se percata cuando ve al hombre correr, cree que Winter está loca, no deja de asustar a los demás aunque esté entre humanos.
— ¿Estás chiflada? —Le pregunta mientras va hacia ella.
— ¿Yo? —Se apunta con el dedo índice así misma —No permitiré que ningún baboso me falte el respeto, es un morboso, agradece que no le quemé los ojos con la mirada. Ahora sólo cállate y sigamos caminando, aún quiero conocer y ni siquiera es medianoche.
Él mira la hora en su reloj de mano y se sorprende — ¿Cómo lo sabes? No tienes un reloj.
—Por la posición de las estrellas, sobre todo el brillo que emite el corazón hielo, o la estrella polaris, como la conozcas.
— Vaya, tengo mucho que aprender de ti.
—Nunca lo aprenderás porque tu estupidez es más grande que la inteligencia que llevas dentro.
Piensa unos segundos para hacer la pregunta que se ha hecho toda la noche — ¿De dónde sacaste dinero para comprar dulces y tomar refrescos?
—De los árboles —Se le adelanta para esquivarle la mirada.
—Sólo dime —Va tras ella— ¿De dónde lo has sacado?
—He dicho que de los árboles.
Summer ha encontrado el lugar perfecto para que Winter cree auroras boreales, será en el puente Osterøybrua, situado en el municipio de Osterøy. Con sólo abrir un portal en un callejón oscuro, libre de humanos, ya están en aquel puente que trae recuerdos a Summer en su mente. El cielo está estrellado, sus millones de estrellas brillan infinitamente, pero ninguna de esas luces puede vencer al corazón de Winter que resalta entre cualquiera de ellas. Summer mira atentamente la estrella polaris (El corazón de hielo), aún no puede creer que ese sea el corazón de Winter y que brille con tanta intensidad, es la maravilla más bella que ha conocido. Los colores del firmamento son tonos casi morados y azules, es inexplicable saber como se sienten ambos al contemplar tal hermosura.
Ni una palabra les sale de la boca, pero sus mentes se sienten incómodas, ese espacio no puede contemplarse con cualquier persona, debe ser con alguien especial, como para una pareja de enamorados, algo que con ellos no va a pasar. El silencio eterno, los autos no pasan, ni siquiera los peatones por ahí andan, sólo ellos, nada más existe. Con esa misma mudez que los está caracterizando en ese momento, Winter sitúa sus manos en la baranda y mira el mágico cielo, sus ojos que cambian a blanco, para luego volver a variar tres veces más (Primero se vuelven rosados, seguidos del color amarillo, después naranjados y vuelven a blancos). Las auroras se revelan frente a ella con los cuatro colores estacionales, el espacio no puede ser más perfecto para agarrarse de la mano y darse un beso.
Hace que las auroras se posen encima de ella y Summer que por poco no puede asimilar lo que ha visto. La piel de Winter brilla, es luz propia y Summer la aprecia sin disimular, ella no es oscuridad alguna, ella es luz, es como una estrella con lugar en el firmamento que así parece inalcanzable, con ella haciendo salir los fenómenos naturales hacen que sus noches se vuelvan menos oscuras; ella se ve como una luz en su camino que está demasiado lejos. No sólo las auroras boreales están con ellos, en todo el país han salido, es algo imposible pero verdadero, Winter puede hacer lo imposible posible, volver el cielo negro en colores, ella es un misterio que ha alegrado los corazones de todos los noruegos por esa noche.
No se dijeron una sola palabra, simplemente llegaron a las puertas de la escuela así, con el silencio incómodo que reina en ambos, son pasadas de las doce de la noche, todas las luces del castillo están apagadas. Sigilosamente entran, el permiso del día libre era hasta las diez de la noche y se pasaron dos horas más, a Winter no le interesa lo que digan los maestros o la directora, de todas formas les hará mala cara y los insultará, hará berrinches y chillará para luego obedecer a medias, digo a medias porque siempre que piensan que está haciendo caso, ella hace una broma a alguien, pero en su mente quiere que nadie aparezca, no tiene energías ni para pelear. Al momento de llegar al pasillo donde está el ascensor, las luces se encienden.
—Creo haberles dicho a todos que el permiso de hoy sería hasta las diez de la noche —La directora se cruza de brazos —. Mañana que tendrán día libre también, no podrán salir del castillo como castigo por romper las reglas.
—Haga lo que quiera —Responde Winter.
—Usted es una irrespetuosa, señorita.
— ¿Entonces cómo quiere que le responda? ¿Quiere que le lama los zapatos o me arrodille porque me ha quitado un maldito día libre?
—Cállese —Manda la directora.
—Venga y cálleme —Amenaza —, sabe que a usted y ninguno de los maestros no les conviene tener problemas con ninguna de las estaciones y menos con el invierno. Si a mí se me diera la gana, usted y sus hijas saldrían como flatulencias de esta escuela —Summer no aguanta más la discusión y le tapa la boca Winter, arrastrándola al interior del ascensor.
—Discúlpela, señorita Green, está así porque comió algo y le ha caído mal —Excusa Summer.
Cuando las puertas del ascensor se han cerrado, Winter le muerde la mano a Summer.
—Eres una chiflada Winter, tú lo tienes todo y sé que la escuela es de tu familia, pero deberías dejar esa manera humillante de tratar a los demás, en especial a los adultos, la vida da muchas vueltas.
—Primero, tú no tienes que darme órdenes o consejos, y segundo, la vida da muchas vueltas en el mundo humano, en este mundo no —Las puertas del ascensor se abren y ella sale sin mirar atrás.
—Winter —Le llama y toma su antebrazo, pero Winter se zafa de su agarre, está muy enfadada.
Lo primero que ve al entrar a la habitación es una especie de uniforme y una nota sobre él: Una elegante chaqueta blanca que a tres centímetros de la abertura de la manga tiene tres rayas negras. La falda tiene las mismas rayas en el dobladillo. La camisa de adentro también es blanca con una corbata del mismo color de las rayas.
Winter el papel que hay encima del uniforme, dice que a partir de los siguientes dos días se iniciarán las clases con uniformes que representen el color de sus poderes.
—Ahora sí, me va a dar algo —Tuerce la boca, arruga la nota y la tira al suelo.
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Winter [BORRADOR]
FantasiaDicen que cuando Winter nació, el invierno se volvió más despiadado. Su padre le sacó el corazón y lo congeló en la cima de la montaña Ahto. Nadie se explica cómo es que existe una criatura con tan espléndida belleza; y mucho menos tan despiadada co...