Capítulo 17

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Los ojos de Marinette se abrieron como platos al escuchar lo que el rubio menor había dicho. Adrien lo miró sin poder creerlo. Iba matarlo. Rápidamente tomo una almuada que estaba sobre el sillón y lo lanzó hacia su hermano, haciendo que Félix riera.

-¡Auch!.- dijo divertido, pero restrgándose al mismo tiempo.

-Vete de aquí.- le dijo Adrien apretando los dientes. Se estaba por acercar a él para hacerle algo, pero Marinette se puso en su camino impidiendo su paso. La azabache rió por lo bajo.

-Tranquilo, déjalo.-le dijo ella. Adrien la miró fijo a los ojos. Y miró a su hermano. Félix sonrió triunfador, sabiendo que había incomodado a su hermano. Porque aunque Adrien nunca le haya dicho, él sabia perfectamente que le pasaba algo con Marinette.

-Bueno, adiós.- dijo Felix y se fue dejándolos solos. Marinette aún estaba frente a Adrien, obstruyendo su camino. Pero a él no le molestaba para nada esto, es más le encantaba.

-Lo... lo que dijo Félix... no es verdad.- le dijo él. Ella lo miró fijo a los ojos.

-Ya lo sé.- dijo ella y se alejó de él-. Sé como son los hermanos molestos. Les gusta sacarte de lugar, sino preguntame a mí.

-Te juro que un día no voy a poder contenerme y creo que voy a matarlo.- ella rió por lo bajo haciendo que el también riera.

-No lo creo. Eres demasiado bueno, como para hacerle algo a tu hermano. Aunque éste diga cosas incomadas y que no sean verdad.

-Tienes razón.- dijo él-. ¿Vamos?

-Sí, acompáñame a buscar un poco de plata y vamos.- le dijo. Adrien asintió, le avisó a su madre que saldría, ambos salieron de la casa de él para cruzar a la de ella. Entraron.

-¿Marinette, eres tú?.- le preguntó su madre desde la cocina. Adrien se sorprendió ante la voz femenina, ya que nunca la había escuchado.

-Sí, mamá, soy yo.- le contestó ella.

El rubio miró bien a su amiga, para luego mirar a la puerta de la cocina donde se encontraba parada una mujer de unos 35 años. Una mujer bella, no muy alta, pero hermosa. Sabine miró bien al muchacho y sonrió levemente.

-No sabía que estabas con alguien.- le dijo a su hija.

-Oh, lo siento.- dijo Marinette, ya que había olvidado presentarlos-. Mamá él es Adrien, nuestro nuevo vecino y el que le consiguió empleo a Marin.

-Mucho gusto, Adrien.- le dijo.

-El gusto es mío, señora.- dijo él.

-Y bueno, Adrien, ella es Sabine. Mi madre.

-Bueno, voy a seguir durmiendo muchachos. Hoy va a ser una larga noche.- dijo. Se acercó a su hija y besó su frente y subió las escaleras. Ambos jóvenes vieron como ella si iba y los dejaba solos. Era la primera vez que Adrien veía la mamá de la azabache y ahora sabía de donde había sacado gran parte de su belleza.

-Es un poco extraña.- dijo Marinette refiriéndose a su madre. Adrien la miró-. Pero es la mejor mamá del mundo.

-Seguro que sí.- dijo el rubio con una leve sonrisa.

-Bueno, ya estoy lista. ¿Vamos?

-Vamos.- dijo.

Salieron de la casa de la azabache, para subir al carro de la misma. Marinette encendió el auto y comenzaron a andar. Irían al centro comercial, para almorzar algo y luego comprar cosas. Adrien giró la cabeza y la miró. Miró como ella manejaba y tuvo una idea.

-Oye, ¿Por qué no me enseñas a manejar?.- le preguntó. Marinette lo miró de reojo y sonrió por lo bajo.

-¿Quieres aprender a manejar?.- dijo.

El primer amor siempre duele -MLB AU-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora