Sintió los fuertes brazos del rubio rodearla para acercarla más a él. Su boca se movía desesperada sobre la suya, quitándole más el aire. Ella levantó sus brazos y los colocó detrás de ese formado cuello, haciendo que el beso fuera más adictivo para ambos. Él gruñó por lo bajo y despacio mordió su labio inferior, robándole un pequeño gemido...
-¡Marinette!.- la llamó.
Ella sacudió la cabeza y lo miró. Miró su alrededor y estaban afuera del vestidor. Rápidamente sus mejillas se enrojecieron al darse cuenta de que acababa de imaginar eso. ¿Cómo pudo imaginarse una cosa así?
-¿Estás bien?.- le preguntó el rubio.
-Sí... sí. Hace un poco de calor aquí.-dijo ella nerviosa y se alejó de él.
-¿Quieres salir?.- le preguntó.
-No, no. Termina de probarte las cosas, tranquilo. Solo voy por un vaso de agua.- dijo y lo dejó solo.
Salió de allí y compró una botella de agua, para tomarla casi desesperada. Aún estaba totalmente asombrada por lo que había pasado. Ella se había imaginado que Adrien y ella se... besaban. Sacudió su cabeza y volvió al lugar. El rubio ya se había terminado de probar todo.
-¿Y cómo te quedó?.- le preguntó ella.
-No lo sé. Es cómoda. Creo que bien.
-Entonces llevémosla.- dijo. Tomaron toda la ropa y se acercaron a la caja. La chica los miró y sonrió. Tomó la ropa y comenzó a pasarla por la máquina.
-Ay, que considerada por venir a ayudar a tu novio a comprar ropa.- le dijo ella. Marinette la miró bien. ¿Acaso todo el mundo les diría lo mismo hoy? Sonrió un poco nerviosa y Adrien rió por lo bajo. Al parecer todo el mundo pensaba que tenían algo más.
-No, él no es mi novio.- dijo la azabache.
-¿De verdad?.- dijo la chica algo asombrada-. Lo siento, pero... juro que parecen novios.
-No, no. Sólo somos amigos.- le dijo ella.
-¿Entonces no te va a molestar si le pido el número a tu amigo?.- le preguntó y miró pícaramente a Adrien. Marinette la miró sin poder creerlo.
-¡Claro que me va a molestarme!.- le dijo y tomó la ropa, para luego sacar la billetera de Adrien y entregarle la plata-. Tu trabajo es cobrar la ropa, no pedirle el número a los clientes.- la chica tomó el dinero y sin decir nada cobró la plata. Adrien miró fijo el suelo, y trataba de no estallar en risas.
-Aquí está su vuelto.- dijo algo tímida la chica.
-Gracias, y que tengas buen día.- dijo Marinette y salió de allí con el rubio detrás. Ella caminaba rápido y algo enojada. Adrien sonrió levemente.
-¿Estas enojada?.- le preguntó.
-No, ¿por qué?
-Porque estás roja como tomate.
-No, solo me molestan las desubicadas.- dijo sin dejar de caminar.
Así estuvieron unas cuantas horas más, comprando y recorriendo el lugar. Adrien miró a la azabache. Su actitud había cambiado bastante desde la primer tienda. No lo sabía bien, pero estaba algo rara. El resto del día pasó, ya casi estaba oscureciendo. Era hora de volver a casa. Tomaron las bolsas y bajaron al subsuelo, en donde se encontraba el estacionamiento. Mientras Adrien iba cargando todas las bolsas, la azabache disfrutaba un pote de helado.
-Oye, no es justo que yo esté cargando todo, mientras tu comes helado.- se quejó divertido.
-No es justo que tú te hayas comprado más cosas que yo.- dijo ella. Tomó una gran cantidad en la cuchara y la acercó a la boca de Adrien. Este abrió la misma y dejó que la azabache pusiera la cuchara.
-¡Auch, está frío!.- dijo él con gran cantidad de helado en la boca. Ella rió. Llegaron al auto. Marinette abrió el baúl y cargaron todas las cosas allí. Ambos suspiraron cansados cuando se sentaron en el auto.
-Estoy realmente cansada.- dijo ella y comió otro poco de helado para luego darle el pote a Adrien. El rubio comió un poco y asintió con la cabeza.
-Jamás había comprado tanto en mi vida.- dijo él.
-Ni yo, y eso que he comprado tardes enteras con Alya.
-Oh, no me lo quiero ni imaginar.- Marinette sonrió y arrancó el auto. Volvió a tentarse al recordar lo de la tienda-. ¿No vamos a ver hoy a Alya?
-No, dijo que mañana me hablaba. Que hoy no podía.
-No te parece, que esta ocultando algo.- dijo él.
-Tal vez sí, tal vez no. Mañana hablaré con ella.
.........::.........
Ella abrió sus ojos y miró a su alrededor. Se sentó rápidamente en la cama y giró la cabeza para encontrarlo a su lado. Llevó sus manos a su rostro y se tapó la boca ¿Qué demonios había hecho? No podía ser tan idiota. Con mucho cuidado se puso de pie y tomó su ropa para comenzar a cambiarse. Tenía que irse rápidamente de ahí, antes de que él se despertara. Pero su silencio fue en vano.-¿Alya?.- escuchó como la llamaba dormido.
-Debo irme, Kim.- le dijo ella. El castaño se movió un poco y se sentó en la cama. La miró y sonrió pícaramente. Alya terminó de vestirse.
-¿Por qué te vas tan apresurada?
-Porque esto es un error. Yo no sé en lo que estaba pensando. Debo irme.- tomó su cartera y caminó hasta la puerta de la habitación.
-Alya... -la llamó él.
Ella se giró a verlo, y sintió como su corazón se aceleraba. Se maldijo por si misma, por pensar en sentir cosas por él. Kim era sólo un idiota, y sabía perfectamente que era lo que quería de ella. Ya lo había obtenido. Bueno, ahora lo mejor iba a ser que se olvidara.
-¿Qué?.- le preguntó ella.
-¿Te arrepientes?.- le preguntó.
La rubia lo miró fijo por unos segundos. Su cabeza no dejaba de pensar. ¿Cómo iba a contarle a su mejor amiga que se había acostado con ese idiota? Pero siguió pensando, y se dio cuenta de que no estaba arrepentida. Mucho peor que eso, se dio cuenta de que ella sentía algo más por él.
-No.-le contestó simplemente.
-¿Por qué no te quedas?
-No, no. No puedo.- dijo rápidamente. Él le volvió a sonreír y le hizo un gesto para que se acercara a él.
-Ven aquí.- le dijo. Con un poco de duda Alya se acercó de nuevo a la cama. Se sentó a su lado. Kim tomó su rostro con las manos y la acercó con cuidado a su boca para besarla dulcemente. Se alejó un poco de ella.
-Quédate esta noche, Alya. Sólo voy a cuidarte.- dijo y volvió a besarla.
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Hola!!!
Me la krei we ;-;
Musho salseo, mucho salseo, solo espero que todo salga bien
Estrellita y comenten. Les mando un beso ( ˘ ³˘)❤
-Mariana
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El primer amor siempre duele -MLB AU-
FanfictionMuchas veces, el amor es tan silencio que ni te das cuenta que está allí, sin importar que no lo quieras aceptar, es muy difícil alejarte de él. Los problemas y frustraciones siempre están enterradas en la vida, y Marinette lo sabe más que nadie. El...