Capítulo 25

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-¿No te contó?.- preguntó ella sin dejar de manejar.

-¿De qué estás hablando Chloe?

-De Sabine, la mamá de Marinette.

-Sí, ya se que es su mamá. Pero Sabine trabaja de secretaria.- Chloe soltó una carcajada divertida. Él la miró sin poder entender aún.

-Oh, Adrien. ¿Quién te dijo eso?.- preguntó ella.

-Marinette.

-Te mintió. ¿Por qué lo habrá hecho? Todo el mundo sabe que Sabine a trabajado casi su vida entera como una vulgar prostituta.- dijo ella.

Adrien guardó silencio durante todo el viaje. No podía creer lo que ella le estaba diciendo. No, ella de seguro estaba jugando con él. Sabía que no soportaba a Marinette, pero esto ya era demasiado. Chloe no podía decir eso de la mamá de su amiga.

-Chloe, no voy a permitir que ensucies a la mamá de Marinette.- dijo él cuando llegaron a la puerta de la casa  de la rubia. Ella se giró a verlo.

-¿Por qué voy a mentirte con algo así? Ella te mintió Adrien. No entiendo porqué. Tal vez tuvo vergüenza.- dijo ella.

-Por eso trabaja de noche... -susurró él pensando.

Chloe se bajó del auto y Adrien hizo lo mismo unos segundos después. Entraron a la casa de ella y prepararon todo para comenzar a estudiar.

Adrien no dejaba de pensar en lo que Chloe le había dicho. Tenía tantas preguntas en su cabeza, y se sentía muy decepcionado. No porque Sabine sea... eso. Sino porque su amiga le ocultó, o mejor dicho le mintió con algo tan delicado.

La tarde pasó lenta para el rubio, quería terminar e ir a buscarla para que le aclarara un poco todas las cosas. Se sentía enojado y no podía controlar su mal humor. Chloe lo miró bien.

-Adrien, ¿te sientes bien?.- le preguntó ella.

-¿Te molesta si le seguimos mañana? Estoy algo cansado y me duele la cabeza.- dijo él.

-No, claro que no. Puedes ir tranquilo.- le dijo y cerró su cuaderno.

El rubio juntó sus cosas y salió de la casa de Chloe para dirigirse sin pensarlo a la casa de la azabache. Necesitaba hablar con ella, y escuchar que todo lo que le había dicho la rubia no era verdad.

Más rápido de lo que pensó llegó a la puerta. Su respiración se agitó un poco. Tocó el timbre y esperó a que alguien le abriera. Sentía un nudo en su garganta, estaba enojado con ella. No podía sentirse de otra manera. Ella abrió la puerta y lo miró bien al verlo parado allí. No esperaba nada que fuera él. Luego de unos segundos reaccionó.

-Adrien.- dijo algo sorprendida.- ¿Qué haces aquí?

-¿Por qué me mentiste?.- le preguntó él. Marinette frunció el ceño ante su pregunta. ¿De qué estaba hablando?

-¿Qué? ¿De qué estás hablando?.- dijo sin entender.

-De tu madre.- sentenció él. Los ojos de la azabache se abrieron como platos y las palabras se atoraron en su garganta.

-Mmm, no... no sé de que estás hablando, Adrien.- dijo algo nerviosa.

-¿No lo sabes?.- dijo él con sarcasmo. Lo más odiaba en el mundo es que es como si fuera un idiota-. ¡No soy imbécil!

-¿Y quién dijo que lo fueras?

-¡Al parecer tú!.- elevó un poco más la voz.

-¡Yo nunca te traté como un imbécil!

-¿A no? ¿Y entonces por qué me mentiste?.- ella bajó la mirada-. ¿Por qué no me dijiste que tu madre era una... prostituta?

Ella levantó la mirada y sus ojos se humedecieron un poco. Ella no quería que él supiera eso, no lo quería.

-¿Quién te dijo eso?.- preguntó por lo bajo.

-¡Eso no tiene importancia!.- dijo él y la miró fijo;. Me mentiste descaradamente. Y no sé porqué.

-¿Para qué querías saber de qué trabaja mi madre?.- preguntó ella.

-Se supone que somos amigos, además de que lo más normal es que yo sepa algo de ti ¿No te parece?

-Tú no entiendes.- dijo ella.

-¿Entender qué? ¿Qué tu madre trabaja de eso porque es una cualquiera?

Ella lo miró sin poder creerlo. Por eso ella no quería que él supiera de eso, él iba a pensar lo que todo el mundo pensaba. La iba a apartar e ignorar para sacarla completamente del mundo social, solo por tener a una madre que se dedicaba a eso.

-No, mi madre no es una cualquiera.- dijo dolida.

-¿Y cómo le llamas a eso?.- preguntó Adrien.- ¿Tú sabes quién es tu padre?

Esta vez había llegado demasiado lejos. Los ojos de la azabache se llenaron de lágrimas, que no tardaron mucho en salir de sus ojos. Levantó su mano y secó su rostro, para no dejarse vencer por la humillación y las duras palabras. Él no sabía nada, él no entendía nada y jamás iba a poder entenderlo.

-Pensé que eras distinto.- se limitó a decir ella.

-¿Distinto?.- preguntó él y rió con ironía-. ¿Pensaste que era un nerd idiota al que podrías decirle mentiras hasta cansarse?

-No, Adrien.- dijo ella-. Déjame explicarte.

-¿Explicarme qué?.- la detuvo él-.¿Vas a seguir mintiéndome? Ahora entiendo porque tu madre nunca está, porqué cuando estábamos hablando te quedas como ida. Ahora se porque no te gusta hablar de tu vida.

-Pero por lo menos escúchame...

-No quiero escucharte, Marinette. Me mentiste, y lo que más odio en el mundo es que me mientan. Yo no iba a guzgar a tu madre por ser eso, yo no soy nadie para juzgarla.

-Adrien...

-Me duele mucho que no confíes en mí, que me tomes como una persona superficial que no pueda entender eso.- dijo él.

Se dio media vuelta y comenzó a caminar a su casa. Marinette iba a decirle algo pero las palabras se quedaron en su garganta. No pudo evitar romper en llanto. Entró a su casa y cerró la puerta. Al instante supo quién le había dicho todo.

-¡Maldita seas, Chloe!.- dijo enojada y golpeó la puerta.

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En este momento no estoy enojada, más bien estoy muy triste TnT
Adrien, pensaba que eras diferente, que, déjala hablar, no pienses cosas antes. Yo aquí las dejo*se va a un rincón hipster  con nutella a iorar*

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-Mariana

El primer amor siempre duele -MLB AU-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora