Capítulo 29

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Ella se sentó lentamente en la cama. Frunció el ceño.

-¿Nino?.- dijo ella con duda. Pero entonces su mente comenzó a traer recuerdos de ella, recuerdos y más recuerdos de una infancia que hacía bastante que no recordaba-. ¡Espera un minuto! ¿Eres Nino? ¿Nino Lahiffe?.- le preguntó parándose rápidamente.

-El mismo que viste y calza, morita.- dijo divertido.

-¡No puedo creerlo!

-¿Cómo estas?.- le preguntó.

-Asombrada.- contestó.

-¿Para tanto?

-Nino, hace... 4 años no sé nada de ti. ¿Dónde estás?

-Llegué hace unos días. Y me instalé en casa de mi padre, busqué tu número y el número de la psicópata de fuego.- Marinette rió divertida al recordar como él llamaba a Alya.

-Ya no tiene las puntas rojas.- dijo divertida.

-Es una broma, ¿verdad?.- preguntó.

-No.- dijo y se tiró pesadamente en la cama.

Aún no podía creer que estuviera hablando con su único amigo de la primaria. Nino Lahiffe había compartido con ella y con Alya torturosos años escolares. Pero cuando éste llegó a su fin, su madre se lo llevó, ya que se había separado de su padre. Por ende, la última vez que se vieron ambos tenían 13.

-¿Sigues viviendo en la misma casa de antes?.- le preguntó él.

-Sí, aquí nací y parece que aquí voy a morir.- dijo ella.

-¿Y Alya? ¿Sigue viviendo donde vivía?

-No, Alya se mudó a una casa un poco más cerca del instituto.

-Tengo muchas ganas de verlas.- dijo él.

-¿Por qué no vienes a casa? Llamo a Alya y le digo que venga para acá.

-En seguida estoy ahí, morita. Aunque no me lo creas, te eché mucho de menos.- ella sonrió levemente y sintió sus mejillas tomar un poco de color.

-Yo también, peligrito.- dijo divertida.

-No puedo creer que lo recuerdes.- dijo él.

-Lo recuerdo, lo recuerdo ¿Cómo olvidarlo? Eras un peligro, Nino.

-Aún lo soy, morita.- ambos rieron. Un silencio se formó entre ellos.

-Mmm, ¿vienes?.- preguntó algo nerviosa.

-Claro que sí.- dijo él.

-Te espero.- dijo y cortó.

Se sentó en la cama y miró sorprendida a su alrededor. Lo que menos ella imaginaba en este momento era que Nino estaría de nuevo ahí. Marcó el número de su amiga.

-¿Hola?.- la atendió.

-¿A que no sabes quien me llamó?.- preguntó la azabache.

-No, no lo sé.- dijo Alya un poco extrañada.

-Utiliza un poco las neuronas, tonta.

-Mis neuronas en este momento, están despertándose de un doloroso trance de alcohol. Así que déjalas en paz.

-Bueno, ¿estás lista para escuchar?

-Ya, Marinette, dime. ¿Por qué tanto misterio? Ni que fuera tu primo Mike.- dijo la morena.

-¿Quisieras que fuera él?.- preguntó de manera pícara.

-¡Claro que no!.- dijo rápidamente.

El primer amor siempre duele -MLB AU-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora