Capítulo 14. Parte 2

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"Si te rodeas de personas que son luz, lo verás todo más claro."


***


El taxista comenzó a perder la paciencia.

De mala gana le había dicho al taxista que se diera unas vueltas y que le informaría después donde tendría que dejarme. Había obedecido mis ordenes hasta cierto punto. Pues luego de un rato perdió la paciencia, y yo, sosegada aún de pensamientos asentía a todo lo que decía, sin tomar  importancia a lo que preguntaba.

Fue luego de un rato que el taxista frenó en seco y volteo a mirarme. Justo ahí salí de mi trancé.

—Señorita, la tarifa está aumentando y aún no me ha dicho a donde exactamente quiere ir. —su expresión reflejaba molestia. —llevamos más de una hora dando vueltas.

—bajaré aquí, gracias. —saqué rápidamente mi billetera y le pagué . —disculpe la molestia, quédese con el cambio. —y sin decir más, el taxista se fue a toda velocidad. Caminé largas cuadras, mientras refunfuñaba y despejaba mis pensamientos. Hasta que llegué a un parque poco convencional. Decidí recostarme en una pequeña colina que curiosamente había en ese lugar. El pasto fresco y recién podado le daba un aroma agradable y relajante. Saqué mi celular para ver la hora pero la llamada de mi madre rápidamente se vio reflejada en la pantalla.

Aclaré mi voz y conteste.

*llamada*

—hija por dios, como es posible que no me contestes. Llevo llamándote hace rato.

—perdón, me había olvidado que lo tenía en silencio. ¿Ha pasado algo?

—estamos en problemas, hija. Tu padre está muy enojado. Ah...Ya luego te explicaré con mayor  detalle. Hija, nosotros salimos al medio día . El problema es que a las empleadas le dimos vacaciones adelantadas ya que me quedaría contigo, pero con este problema, no sabemos que hacer. Llamé algunos números, pero no encuentro suplentes confiables, así que mientras tanto quédate con tu amiga, Mireia. Como siempre solías hacer en estas situaciones.

—pero...

—hija te llamo mañana. Tu padre acaba de regresar.

—espera, Ma. ¿Alo? ¡¿Alo?! .—suspiré con pesadez y me recosté. Quedarme con Mireia o con cualquiera de mis amigos, no es conveniente. Y ni hablar de Woohyun. Analicé una vez mas mis opciones, y acabe enojándome aún más. Según mi madre cada vez que ocurrían estos incidentes con las empresas de mi padre, me quedaba en la casa de Mireia. Cuando en realidad la pasaba en el departamento de Woohyun o en algún otro lugar, pero siempre con él. Pero ahora ya nada es como antes.

Yo realmente no puedo quedarme sola. Ni en mi casa ni en cualquier otro lugar. Y eso es muy preocupante para mí, de cierta manera. Al parecer las idas al psicólogo durante la secundaria no han ayudado mucho. Y mis padres aún están tratando de saber la causa, aunque claramente, yo si se la respuesta. Mas no planeo rebelarla en lo que me quede de vida.

¡Puta situación!

Estaba haciendo, literalmente, un berrinche.

Me quedé recostada esperando que la solución llegara pronto. Aunque era consiente que no tenía salida y tendría que tomar una de las opciones que estaba descartando mentalmente. Me quedé un buen rato mirando el cielo. Intenté hacer algunas figuras con las nubes, pero como la paciencia era de lo que mas carecía terminé maldiciendo a las nubes por no formar lo que quería.

Justo en ese momento escuché una risita. Me incorporé bruscamente y busqué con la mirada quién era el causante de ese sonido.

—jamás había visto alguien pedirle a las nubes que formaran figuras. Según el juego tú las formas e imaginas. —soltó de repente, sin dejar de burlarse, porque eso era lo que hacía cada vez que me veía.

Queriendo ser NERDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora