"Recordar que uno va a morir es la mejor manera que conozco para evitar la trampa de pensar que hay algo que perder. Ya se está indefenso. No hay razón alguna para no seguir los consejos del corazón."
—Steve Jobs
NARRA MELANY
Abro los ojos con dificultad luego de haber tenido una horrible pesadilla: volví a revivir en mis sueños el ataque del asesino. Se repite en mi cabeza una y otra vez, ¿Cómo se supone que superaré eso?
Además, no ha podido matarme, eso quiere decir que es posible que lo vuelva a intentar. Puedo salvarme una segunda vez pero... ¿tres veces? Dicen que la tercera es la vencida.
Observo lo que tengo delante: la ventana de la habitación con la persiana baja. A pesar de estar así, distingo cómo el reflejo del sol ingresa tímidamente en el cuarto.
Muevo un poco los labios: están resecos. Mi frente esta sudada al igual que mis brazos.
Generalmente uno despierta así luego de una pesadilla. Y vaya que ha sido una de las peores que he tenido.
Me muevo un poco en la cama para despavilarme, me froto los ojos y doy media vuelta.
Me asusto. Me quedo helada, a punto de gritar. Frente a mi camilla, está William parado, observándome.
Lo miro con confusión y asco.
—Vine a visitarte.— dice con una sonrisa.—Quita esa cara de felicidad, ya sé que te alegra verme.— agrega sarcásticamente.
Me incorporo en la cama apoyando mi espalda contra la almohada. Él se sienta en una silla que se encuentra al lado de la camilla.
Lo miro a los ojos. ¿De verdad vino a verme? Esto es muy extraño. Creí que me odiaba tanto como yo a él.
Miro la mesa que está junto a mí: donde solía estar la bandeja de comida vacía, ahora hay un florero con rosas blancas.
Miro a William como una mirada inquisitiva. ¿Ha sido él?
—Dicen que el blanco ayuda a los enfermos, heridos, y todos los desgraciados que sufren.— dice, encongiéndose de hombros.
Trato de no sonreír. No quiero darle el gusto.
—No puedo creer que me hayas traído flores. ¿Eres William Wenger, en serio?
Él se ríe.
—Después de todo...— agrego mirándolo directamente a los ojos.—No me sorprende estar viva. Tengo que estarlo para ver tu horrible cara todos los días. El asesino prefirió hacerme sufrir de esa forma.
Vuelve a reír pero yo lo miro muy seria.
<<Te trajo flores, Melany>>, dice mi conciencia. No me importa. Es William, el chico que más odio en el mundo.
—Oigo que intentan asesinarte y que estás internada, compro las flores más lindas que encontré, me preocupé por ti, ¿y me dices esto?— dice, haciéndose la víctima.—¿Por qué eres asi, Rubia?
Ugh. Olvidé contarles: William me dice Rubia como un apodo, haciendo referencia obviamente a mi color de cabello. Odio que me diga así y él lo sabe. Supongo que por eso sigue diciéndomelo.
Oh, esperen. ¿Ha dicho que se preocupó por mí? ¿Esto es en serio? ¿Escuché bien?
Lo miro con confusión. Acaso... ¿está insinuándome algo?
Se levanta de la silla, camina hacia mí y me toma la mano. La acaricia suavemente y yo se la quito. Bueno, estoy oficialmente confundida.
¿Quién eres tú y que has hecho con William Wenger, el chico más despreciable del mundo?
Lo miro a los ojos pero no soy capaz de mantener el contacto visual. Estoy, en serio, muy incómoda. Nunca nadie había logrado eso en mí.
—Ojalá te mejores pronto, Rubia. Sino... ¿Quién me dirá todas esas cosas horribles que tú me dices?— habla y su voz se escucha un tanto preocupada. ¿Por qué? ¿Acaso en serio le preocupa mi bienestar? Lo que hace a continuación me deja completamente anonadada: se acerca a mi, y me planta un beso en la frente.—Adiós.— agrega, antes de cerrar la puerta de la habitación y dejarme con miles de pensamientos merodeándo mi cabeza.
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NARRA ASHLEY
Me encuentro en el comedor del colegio. Realmente tengo que admitir que es muy extraño estar sin Melany, pero sé que volverá pronto.
A mi lado, está Alissa leyendo una revista de moda y Kiara hablando por celular con su novio. Es un chico que asiste a otro colegio. Me cae bien, aunque solo lo he visto dos veces.
—¡Kevin vendrá a verme!— exclama con mucha alegría. Alissa y yo le sonreímos.
—Ahora tendremos que soportarla gritar todo el día.— me susurra Alissa con una sonrisa. Yo comienzo a reírme a carcajadas. Tiene razón, Kiara está muy enamorada y lo único que hace cuando viene su novio es hablar y hablar.
—¡Hey, las escuche!— nos regaña. Alissa y yo nos partimos de la risa.—También vendrá mi prima Alisson de Georgia.
Bueno. Suficiente adrenalina para Kiara por hoy.
¿Alguien por favor podría venir a reemplazar mi vida y soportarla? Qué mala soy.
Cuando terminamos de comer, camino por el pasillo junto con mis dos amigas para asistir a clase de educación física. Dejo la mochila en el casillero pero antes de irme siento que me suena el celular.
Les hago una seña a Alissa y Kiara para que vayan entrando al gimnasio.
Saco el celular del bolsillo; tengo un mensaje de un número desconocido.
"Quizá hoy tengas las suerte de verme, Ashley. O a lo mejor, no tanta suerte."
Siento cómo un escalofrío corre por mi cuerpo y me paraliza el cerebro. ¿Qué debería hacer? Obviamente no respondo. Guardo el celular e ingreso a la clase.
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Cuando salgo del colegio, ya está anocheciendo. Lo peor de todo es que mi madre me ha dicho que luego del instituto vaya a comprar una pizza para cenar.
Paso por la pizzería, la compro y salgo. Tengo hambre. Demasiada, así que me apresuro.
Cruzo la calle y paso por delante de una casa que está muy oscura. Sigo caminando y, para mi desgracia, compruebo que no es la casa: es el barrio. Todo el barrio sin luz.
Bueno, afortunadamente no es el mío.
Comienzo a preocuparme: no veo casi nada.
De repente, distingo una figura que se para a unos metros de mí. Presiono los ojos para intentar ver mejor: parece una persona vestida de negro, encapuchada.
Quito el celular del bolsillo de mi pantalón y enciendo la linterna.
También lleva una máscara de bufón cubriéndole el rostro.
Comienza a acercarse a mí.
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Cadena de homicidios
Mystery / ThrillerEl pueblo de Youngtown (Arizona) está en peligro: un asesino mata a diestra y siniestra a los habitantes. Cuando un joven del instituto de Ashley Emmerson es detenido por haber sido declarado culpable se cree que la pesadilla ha terminado. Pero no e...