"No importa lo mucho que uno trate de pasarla por alto, la muerte encuentra una forma de hacerse notar."
—John Verdon
NARRA ASHLEY
El alemán me abre la puerta del auto y yo bajo. Frente a mí, está la puerta de mi casa y, delante de ella, mi madre. Está cruzada de brazos, con cara de preocupación y un poco de enojo. Se supone que yo debería de haber llegado a casa hace más de una hora pero el... "incidente" me lo prohibió.
Tengo suerte de venir acompañada por el Sheriff. Él le explicará todo y gracias a eso, mi madre no me regañará.
Entramos a la casa y, como era de esperarse, mamá me pide miles de explicaciones. Me siento en una silla de la cocina y ambos se sientan frente a mí. Les cuento todo; desde el mensaje que recibí antes de entrar al gimnasio hasta que el asesino me persiguió por el callejón.
El Sheriff me mira con atención sin perderse ni una sola palabra de mi turbia narración. Tiene sus hermosos ojos celestes clavados en mí y me analiza. Odio que me analicen.
Cuando termino de explicar todo lo ocurrido, mi madre me ordena que me vaya a dormir. Está asustada. Aunque quiera esconderlo y hacerse la valiente, sé que está aterrada por el nuevo asesino que merodea por el pueblo. ¿Quién no lo estaría? Además, lo peor de todo, es que este demente parece tener una obsesión con matar uno por uno a mis amigos y conocidos.
El policía se dirige hacia la puerta de salida y yo lo acompaño. Es lo menos que puedo hacer. Me salvó metiéndome en su auto y trayéndome a casa. Aunque él no haya peleado para quitarme de las garras del asesino, hizo mucho con el simple hecho de sacarme de esa calle oscura y solitaria.
Abro la puerta y caminamos hacia el porche. Vuelvo a cerrarla detrás nuestro.
—Quería agradecerle.— le digo mirándolo a los ojos.—No se imagina lo aterrada que estaba.
Bajo la mirada y siento que tiemblo al recordar el momento que pasé. Habrán sido solo unos pocos minutos, pero yo sentí como si hubieran sido horas. Recuerdo... recuerdo cómo el viento azotaba mi cabello y cómo los muslos me temblaban. Pero eso no se compara en nada a lo que sentí dentro mío. Mi corazón estaba a punto de explotar. Nunca había sentido esa sensación tan horrible.
El alemán me mira muy serio, incapaz de gesticular una simple sonrisa. ¿Es que todos son así de serios?
—No me tiene que agradecer nada, señorita Emmerson.— responde finalmente.—Solo hago mi trabajo.
—Dígame Ashley.— le pido y el me mira con expresión neutra. Si hay algo misterioso en él, es que nunca puedo descifrar qué siente o piensa. Pero lo que sí sé es que odio que me hable por mi apellido.
Él asiente levemente.
Me acerco muy rápido antes de que sea capaz de reaccionar y deposito un pequeño beso en su mejilla. Me alejo igual de rápido para no quedar como una maleducada.
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Cadena de homicidios
Misterio / SuspensoEl pueblo de Youngtown (Arizona) está en peligro: un asesino mata a diestra y siniestra a los habitantes. Cuando un joven del instituto de Ashley Emmerson es detenido por haber sido declarado culpable se cree que la pesadilla ha terminado. Pero no e...