Capitulo 7

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"Quiero que algo de mí perdure después de la muerte"

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"Quiero que algo de mí perdure después de la muerte".

—Anne Frank

NARRA MELANY

Siento cómo la persona misteriosa ingresa en el gimnasio. No solo oigo los pasos, también escucho su respiración.

<<Quieta, Melany>>, dice mi conciencia. <<No muevas ni un músculo>>.

Estoy desesperada, acorralada como un animal perseguido por un cazador. No tengo a dónde ir ni a quién recurrir. Lo único que podría ayudarme es el botón que está justo frente a mí pero a la vez podría matarme. Obviamente lo presionaré, pero quiero que el asesino este lejos. Ahora es imposible; está justo detrás de mí.

Siento cómo pasa por el otro lado del escritorio y me quedo como una estatua. Cualquier movimiento que sienta... y estoy perdida.

Estoy a punto de presionar el botón, cuando una mano enguantada me agarra del brazo y me empuja hacia afuera del escritorio.

Ruedo por el piso y el asesino se para frente a mí. Mi brazo duele, me apretó demasiado.

Comienza a acercarse a mi y grito con todas mis ganas.

—¡Aléjate de mi, maldición!— gruño tratando de no llorar. Si llego a morir, si este es el día de mi final, moriré con dignidad. No me rendiré ante este psicópata.

El asesino levanta su pie derecho y lo inserta fuertemente en mi tobillo. Una y otra vez.

—¡Ahhhhh!— el dolor es muy intenso. Creo que me he esguinzado. Intenté no llorar, pero el dolor es demasiado fuerte e insoportable. Muevo un poco el pie: no lo siento.

El asesino se agacha, me agarra del cabello fuertemente y me levanta para que quedemos a la misma altura. No es mucho más alto que yo. Con la pierna buena, le doy un puntapié en la entrepiernas. El asesino se retuerce, pero cuando estoy a punto de quitarle la máscara, me revolea contra la pared y caigo de bruces.

 —¡¿Quién eres?!— le grito. Si al menos voy a morir, quiero saber quién me quitó la vida y quien se la ha quitado a mis amigas.

No puedo moverme. Estoy inmóvil en el suelo, gimiendo de dolor. Camina hacia mi con el cuchillo en alto y lo clava fuertemente en mi estómago.

Grito desaforadamente y comienzo a llorar.

—Alguien ayúdeme, por favor.— murmuro y cuando el asesino inserta el cuchillo en mi vientre nuevamente, siento cómo algo caliente sale por mi boca: sangre.

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NARRA ASHLEY

La tienda de café Starbucks es la mejor de toda la ciudad. No sólo por lo delicioso y suave que es aquí el café sino también por las donuts. Amo esas delicias grasosas.

—¿Lo quiere con leche?— me pregunta el chico de la caja registradora refiriéndose a mi café. Yo sacudo la cabeza.—Cinco dólares.

Luego de pagar camino hacia una mesa con dos sillas que se encuentra contra el ventanal de vidrio que da a la calle.

Le doy un sorbo y me relajo. Hoy ha sido un día demasiado duro, especialmente las horas de historia y matemática.

Observo la calle, cómo la gente va y viene y me pregunto qué sera de sus vidas. ¿No les pasa que ven a alguien en la calle con cara de felicidad o de angustia y les gustaría poder saber qué le pasa?

Salgo de mis pensamientos cuando veo que alguien se sienta en la silla que está frente a mí. Es Alex.

—Hola, Ashley.— dice con una sonrisa pícara.

No sonrío. No hago nada. Simplemente me lo quedo mirando. No sé qué pretende con todas estas apariciones misteriosas, pues sabe que de esta forma no logrará nada.

Sí que estuve muy enamorada de él, pero ahora... ahora no es más que un lindo recuerdo. A veces, muy pocas, siento que lo extraño, pero luego se me pasa.

Él me mira seriamente y me pregunta por qué estoy tan enojada con él. No lo estoy. En serio que no estoy enojada, es solo que algo no me cierra acerca de su repentina llegada a Youngtown.

—Solo quería decirte que siento mucho lo que pasó con Leila y Sarah. Sabes que también eran amigas mías.— dice y en sus ojos noto sinceridad.

—Sí, lo siento, Alex.— le digo y por primera vez le sonrío. Pues tiene razón, he sido tan egoista, he pensado solamente en mis sospechas que no me había fijado en el hecho de que Sarah y Leila eran amigas de Alex tanto como mías.—Es sólo que no entiendo muy bien qué haces aquí.

—Compro café.— me dice y me río.

—Sabes que no me refiero a eso.

Alex asiente y deja de sonreír. Mira hacia abajo, como si no fuera capaz de verme a los ojos para responder una simple pregunta.

¿Qué hace aquí? Se suponía que no volvería de Atlanta hasta dentro de tres meses más. ¿Su viaje se ha adelantado tres meses? Eso es imposible.

Levanta la vista y me mira. Yo clavo mi mirada en la suya de manera penetrante. Quiero intimidarlo, solo así me contará la verdad.

—Yo...— dice tartamudenado.—Hay algo que deberías saber, pero no me siento listo para decirtelo.

Levanto las cejas, exigiendo que me lo diga.

—¿Sabes que te amo verdad?— dice y me ruborizo. Me gustan sus palabras pero no conseguirá cambiar el tema. Vuelvo a levantar una ceja, expectante.—Está bien, te lo diré.— agrega un poco nervioso.

Me acerco más a él para oír mejor y no perderme ni una sola de sus palabras. Estoy cerca de saber uno de los tantos misterios que Alex lleva consigo.

—Estoy huyendo de la policía.

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Ojalá les guste mi historia!

Pronto sabrán la verdad acerca de Alex...

No se pierdan el próximo capitulo! Comenten y voten, eso me motiva para que siga actualizando seguido♥




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