El pueblo de Youngtown (Arizona) está en peligro: un asesino mata a diestra y siniestra a los habitantes.
Cuando un joven del instituto de Ashley Emmerson es detenido por haber sido declarado culpable se cree que la pesadilla ha terminado.
Pero no e...
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"La voz interior me dice que siga combatiendo contra el mundo entero, aunque me encuentre solo. Me dice que no tema a este mundo sino que avance llevando en mí nada más que el temor a Dios."
—Mahatma Gandhi
NARRA ASHLEY
Miro hacia todos lados en busca de mis amigos y no soy capaz de verlos. Apoyo el vaso de agua en la mesada y extraigo un cuchillo de uno de los cajones que guardan los utensilios.
Ese grito... parecía provenir del sótano, donde hace unos momentos, Kiara ingresó para guardar una caja con algunos elementos de fiesta. Si algo le pasó... jamás podré superar eso.
Se me acelera el pulso y el silencio que se apodera de la casa, me llega acompañado por la desesperación. Me golpea el pecho, como un puño cerrado. Con todas las fuerzas del universo.
¿Qué hago? ¿Comienzo a llamar a mis amigos a los gritos? No, eso es muy riesgoso.
Me aferro al cuchillo con fuerza y trago saliva.
Ya me cansé de tener miedo. Este maldito bufón cobarde no logrará destruirme. Me cansé de estar siempre escondiéndome y temblar mientras veo cómo él se lleva todo lo que me importa. ¿No es eso demasiado injusto?
Se termina aquí.
Me siento observada. Giro sobre mis propios pies y no vea a nadie, la cocina está completamente vacía pero yo siento como si alguien estuviese mirándome.
—¡¿Por qué no sales?!— le digo a la nada, soltando toda aquella adrenalina que hace ya tiempo se apoderó de mi cuerpo y me he rehusado a dejarla salir. Se ha quedado dentro de mí, aferrada y ya es momento de que se marche.
Nada. No se oye nada y el asesino tampoco me llama o me envía algún mensaje turbio. ¿Estaré imaginándome cosa y ese grito jamás sucedió?
Dios, creo que todo esto me está haciendo peor de lo que creía, si es que eso es posible.
Oigo unos pasos detrás de mí, me doy la vuelta con una mirada amenazadora y me tranquilizo cuando veo a Alissa y Patrick.
—¿Qué pasa?— pregunta Alissa, arrugando la frente al verme con el cuchillo.—¿Qué fue ese grito?
Así que entonces no me lo imaginé. Si Alissa y Patrick lo han oído... fue real. Kiara podría estar en peligro.
Debería relajarme el hecho de no estar imaginando cosas, pero en lugar de eso, me desespero aún más. Comienza a faltarme el aire y un mal presentimiento me llena la boca del estómago.
Kiara...
En ese momento, William ingresa en la cocina, completamente anonadado.
Los observo con atención y me sobresalto al no ver a Kiara con ellos. Debemos bajar al sótano urgente.
