El pueblo de Youngtown (Arizona) está en peligro: un asesino mata a diestra y siniestra a los habitantes.
Cuando un joven del instituto de Ashley Emmerson es detenido por haber sido declarado culpable se cree que la pesadilla ha terminado.
Pero no e...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
"La desesperanza está fundada en lo que sabemos, que es nada, la esperanza en lo que no sabemos, que es todo."
—Maurice Maeterinck
NARRA ASHLEY
Luego de que el alemán se fuera de mi casa, supe que no quería estar allí sola.
La forma en la que la oscuridad del exterior penetraba en cada una de las habitaciones de mi hogar, me hacía estremecer. Cada vez que pasaba por la puerta de mi cuarto, dudosa de entrar o no, miraba con recelo el armario que me había servido de escondite. Lo miraba con miedo, como si temiese que en cualquier momento el bufón saliese de allí y me atacara nuevamente.
Solo ingresé a mi cuarto para poder agarrar mi celular, que había quedado a allí, sobre la alfombra blanca y peluda que se encuentra junto a mi cama.
Llamo a Melany. Hace dos días me llamó para avisarme que estaba en un congreso junto con su papá pero la verdad es que me preocupa que no haya llamado nuevamente. Siempre que viaja con su padre, se aburre tanto que está técnicamente llamándome todo el día.
Luego de que la voz robótica del otro lado me diga que el número está apagado o fuera del área de cobertura, suelto un suspiro desesperanzador. ¿En serio estará en un congreso?
La verdad es que, las palabras de William, han logrado desesperarme un poco. Él está convencido de que el asesino la capturó y yo ya estoy teniendo un mal presentimiento. Además, me siento muy culpable por no haberle contado que somos hermanas, pero creo que eso es algo muy delicado que tenemos que hablar en persona. A pesar de que mi madre me haya dicho una novecientas veces que no me corresponde a mí contárselo, sé que Melany jamás me perdonaría si se enterase que se lo oculté.
Me asomo por la ventana del living y veo el cielo: un grupo de estrellas se asoman con timidez a través de las nubes grises. El cielo comienza a despejarse y de repente recuerdo que Patrick nos ha dicho que vayamos a su casa a cenar y que de paso lo ayudemos a decorar la casa para su fiesta, la cual es en tres días.
No sé por qué quiere empezar a decorar ahora, pero no le discutí. Supongo que solo es una excusa para no estar tanto tiempo solo en su casa. Sus padres lo abandonaron cuando era pequeño y sus abuelos fallecieron hace tres años. Al menos yo, no le conozco ningún otro familiar y sé que debe sentirse feo estar siempre solo. Así que.. ¿Qué tiene de malo invitar a sus amigos a cenar?
Por otro lado, también resulta una muy buena idea para mí ya que lo que menos quiero en estos momentos es estar sola en mi casa. Lógicamente, como era de esperarse, los policías no pudieron capturar al bufón. Ni siquiera lo vieron. El maldito se les escapó por completo, escabulléndose en la oscuridad y si desea, podría regresar a matarme en cualquier momento.
Me pongo una campera negra sobre los hombros y salgo de casa mirando hacia todos lados. Camino hacia la parte de atrás de la misma y me subo al auto con rapidez. Enciendo el motor y comienzo a andar rumbo a la casa de Patrick.
