Capitulo 31

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"Los padres más amorosos y familiares cometen un asesinato con una sonrisa en sus rostros

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"Los padres más amorosos y familiares cometen un asesinato con una sonrisa en sus rostros. Nos obligan a destruir a la persona que realmente somos: una forma sutil de asesinato."

—Jim Morrison

NARRA MELANY

Las palabras de mi padre me congelan el cuerpo y el corazón. No puedo creerlo. Simplemente no puedo aceptar que el hombre que me crió y educó con los mejores valores sea un asesino a sueldo.

Le pagan por matar gente y, muchas veces, gente inocente. No puedo evitar mi cara de decepción al verlo.

Sé que es demasiado fuerte para él contarme esto pero no puedo valorarlo, no cuando acaba de decir que es un asesino.

Si tanto odio al bufón... ¿por qué tendría que ser diferente con él? ¿Solo porque es mi padre? No, así no funcionan las cosas.

Matar gente está mal y no es algo que lo haga una buena persona. Tanto el bufón como mi padre son una mierda.

Me levanto del sillón sin siquiera mirarlo, pues no lo merece, y subo las escaleras hacia mi habitación que comparto con mis amigas.

Oigo que mi papá me llama pero lo ignoro. No quiero verlo ni oírlo.

Cuando llego al cuarto, Alissa y Kiara están allí, sentadas en la cama conversando. Me siento a su lado pero me quedo mirando a la nada, en silencio.

—¿Pasa algo, Mel?— pregunta Kiara, acercándose.

Alissa roda los ojos.

—Pues claro que sí, tonta. ¿No ves que tiene la misma apariencia que un zombi?

Las palabras de Alissa me hacen soltar un pequeña risa. Las miro a los ojos y les cuento todo. Absolutamente todo lo que mi padre me contó, lo cual no es demasiado puesto que solo me dijo cuál era su trabajo.

Imagino que él tenía más cosas para decirme pero yo me escapé como una cobarde. No quería verlo a los ojos ni un segundos más y preferí irme antes que escuchar mas revelaciones.

Soy una estúpida, pero la gente a veces quiebra. Y cuando eso sucede, ya nada importa. Solo te preocupas por cuidar de tus seres queridos y desafortunadamente, mi padre no ha hecho más que arrebatarmelos.

No merece ni un poco de mi atención.

Ambas me miran muy sorprendidas, como si no pudieran creer lo que les digo. Bueno, no las culpo. Hasta hace unos minutos jamás había imaginado que mi padre era un asesino.

Es que... simplemente no tiene esa pinta. Cuando ves a alguien en la calle y te da mala espina, cruzas de vereda. Sí, eso es prejuzgar pero la gente lo hace, aunque quiera negarlo. Bueno, mi padre es el tipo de hombre por el cual nunca cruzarias de vereda.

—Podría haberlo creído de tu madre que era una bruja.— dice Alissa y la miro.—Pero no de tu papá.

Asiento. Pienso exactamente igual.

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