"Las lágrimas no son para las personas que hemos perdido. Son para nosotros. Para que podamos recordar, celebrar, extrañarlas y sentirnos humanos."
—C.J. Redwine.
NARRA ASHLEY
"La confianza mata..." dijo alguien alguna vez. Siempre pensé que esa frase servía para justificar a aquellas personas que nunca entregan su corazón, que viven rodeadas por su propia fortaleza, por sus propios muros que levantaron para dividirse de la sociedad, para no tener nada que ver con nadie. Las personas solitarias, las que fueron heridas demasiadas veces que ya casi no pueden sentir, aquellas que creen que todo el mundo es oscuro y que las personas solo están llenas de oscuridad.
Eso creía hasta ahora.
Mis ojos no pueden creer lo que ven, el bufón siempre ha estado delante de mí y no supe ver. Le miro el rostro, fijamente, como si esperase que la imagen se disipara, como si esto fuera un sueño. Pero no lo es. Al fin tengo al maldito asesino frente a mis ojos y desearía no haberlo descubierto nunca.
Se acerca más a mí, se agacha para quedar a mi altura y me sonríe hipócritamente. Le sostengo la mirada, pero no por demostrarle que no le tengo miedo, sino porque todavía no puedo creer quién es.
—¿Sorprendida?— Alissa se regocija de alegría, sosteniendo el sable en la mano. Su expresión ha cambiado drásticamente. Sus ojos ya no tienen ese brillo inocente que tenía siempre que nos veíamos, tienen un brillo de locura, de odio, mucho odio.
Su cabello marrón cae sobre sus hombros como una cascada suave, y ella se lo corre hacia atrás, apartándose del rostro algunos mechones.
No puedo creer que una de mis mejores amigas esté detrás de las muertes que he venido padeciendo.
—Eras tú...— murmuro completamente anonadada. Alissa, siempre confié en ella. Mató a Kiara, mató a su mejor amiga. Pero...¿Por qué?
—Claro que sí, Ash— pronuncia mi apodo en tono de burla. No podría ni siquiera contar las veces que ella me llamó así con un tono suave y cariñoso y ahora su tono es hueco y tajante.—, ese Sheriff estúpido y tú estaban detrás de un hombre solo porque vieron el video en el que mi hermano tenía la máscara puesta.
Maldición. Nos ha engañado muy bien. Chad contó que en el circo vivía una familia que tenía dos hijos: una niña y un niño. El niño era quien usaba la máscara en el video, pero la niña es la asesina.
—¿Tenías un hermano?— pregunto, en estado de shock. He sido amiga de Alissa por unos cinco años y jamás supe nada de esto, ni siquiera lo sospeché.
Ella recupera la compostura, se pone de pie y asiente con la cabeza.
—Era el mejor hermano del mundo.— comienza a decir y puedo sentir cómo su voz se quiebra un poco.—¡Y el maldito padre de Melany lo asesinó!
Sus palabras ingresan por mi oído pero tardan en penetrar en mi cerebro y analizarlas. Así que a eso se refería cuando dejó el mensaje en el armario... "Tu papi me quitó algo que yo amaba..." su hermano.
—¿Por qué lo asesinó?— pregunto. Ahora mismo debería estar buscando la forma de escapar, o intentar de alguna manera llamar a la policía, o arrojarme sobre ella y matarla con el cuchillo que llevo escondido detrás, pero no puedo hacer nada de eso porque necesito saber por qué mi mejor amiga me hizo todo esto. Bueno, en realidad está claro que yo para ella jamás fui una amiga, siempre estuvo conmigo para vengarse. Me utilizó.
Ella larga una carcajada histérica y se retuerce en su lugar. Sus ojos brillan de locura y sus gestos son irreconocibles. No se parece en nada a la Alissa que yo conocía, a esa chica que me invitaba a su casa y hacíamos las mejores pijamadas junto con Kiara. A esa chica que odiaba ir al gimnasio y que decía que su comida era primordial, a esa chica que siempre me hacía reír y me ayudaba a salir de apuros. No se parece en nada a lo que alguna vez fue mi amiga...
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Cadena de homicidios
Mystery / ThrillerEl pueblo de Youngtown (Arizona) está en peligro: un asesino mata a diestra y siniestra a los habitantes. Cuando un joven del instituto de Ashley Emmerson es detenido por haber sido declarado culpable se cree que la pesadilla ha terminado. Pero no e...