Capitulo 38

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"Tu miedo termina cuando tu mente se da cuenta que es ella quien lo crea

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"Tu miedo termina cuando tu mente se da cuenta que es ella quien lo crea."

—Alejandro Jodorowsky

NARRA MELANY

No puedo negar que realmente estoy sorprendida de que Kevin esté justo aquí, en este momento, puede que incluso sea algo sospechoso, pero tengo que admitir que al verlo, mi corazón se tranquilizó. Ver un rostro conocido en estos momentos, me dio más alivio que cualquier otra cosa.

Camino hacia él y muy brevemente le explico qué sucedió. Me mira horrorizado cuando termino mi relato.

El viento no ha amainado, por el contrario, ha aumentado. Las copas de los árboles que se encuentran a ambos lados de la carretera, se mueven como si un gigante las estuviera soplando. Se balancean, para aquí y para allá, como los azotes de un látigo. Al ver la fuerza con la que el viento las empuja, temo que algún tronco caiga al suelo y nos aplaste.

Miro el cielo: está sumamente nublado, y las estrellas que minutos antes le habían servido de consuelo a Bianca, han desaparecido, como si ella, al morir, las hubiera apagado todas.

Trago saliva y reprimo una lágrima al recordar la muerte de Bianca. Tengo que ser más fuerte y valiente que nunca, huir ya mismo de aquí con Kevin y avisar a las autoridades que vengan en seguida para que salven a Alex.

Bajo la cabeza para analizar mi estado: las botas negras de cuero que llevo puestas, están completamente sucias e irreconocibles. Puede que incluso estén rotas. Mis pantalones de jean color azul oscuro, están cubiertos de barro. Mi cuerpo tiembla, completo. No hay una parte de mi organismo que no esté sacudiéndose como una gelatina.

No sé si es por el miedo, el frío o la desesperación pero jamás he temblado tanto.

Me saco todas esas cosas de la cabeza y le pido a Kevin que me lleve a la ciudad. Él asiente y rápidamente ingresamos al auto.

Él arranca y yo miro por la ventanilla. Lo último que veo antes de desaparecer de allí, es la oscuridad que acecha el bosque, y presiento que me mira con irritación, mostrándome sus dientes, filosos y deseosos de sangre. Pues me ha dejado escapar y no ha sido capaz de penetrar mi corazón.


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NARRA ASHLEY

Me apresuro a entrar en el gimnasio junto con Alissa y Kiara. Un viento potente amenaza con arrasar todo a su paso. Las ventanas abiertas de las casas se sacuden, golpeándose una y otra vez contra la pared, provocando un estruendo estrepitoso. Algunos ya se han asomado y han sido lo suficientemente astutos como para cerrarlas, cerrar todo.

Miro hacia atrás antes de traspasar la enorme puerta de cristal que da entrada al gimnasio; el cielo está totalmente negro y anuncia una fuerte tormenta.

—Vaya día elegimos para ponernos en forma.— opina Alissa, descolgándose la mochila del hombro y sacando una pequeña botella de agua fría.

Se ata el cabello en una larga cola de caballo y extrae una pequeña toalla blanca de la mochila.

Cadena de homicidiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora