Capítulo 51

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"La herida sana, pero uno ya no vuelve a ser el mismo."

NARRA ASHLEY

Alissa presiona el cuchillo contra mi cuello y yo aprieto los dientes, tratando de no sollozar y preocupar más a Frank y Melany.

El sheriff sostiene su arma con fuerza, sin dejar de apuntar a Alissa en la cabeza, gritándole una y otra vez que me suelte. Aún así, a pesar de sonar muy seguro y autoritario, no se mueve ni un centímetro, pues él y todos sabemos que la amenaza de que me degollará, es real. Es una asesina a sangre fría y no dudará un segundo en matarme con el sable que se encuentra contra mi yugular si no se obedecen sus ordenes.

Siento cómo Alissa tiembla contra mi cuerpo. ¿Será por miedo o frío? Sinceramente no creo que sea por ninguna de las dos. Tiembla porque está loca y sus sentidos ya no le responden. Está completamente fuera de sí, moviéndose de un lado a otro.

Miro a Frank a los ojos y los suyos se reencuentran con los míos, enviándome una señal de confianza. La verdad es que me alegra que solo estén ellos dos, pues si mi madre estuviera aquí, seguro que se entregaría ella para salvarme.

—No puedo creerlo.— dice Melany acercándose unos pasos. Alissa aprieta aún más el sable contra mí y Melany se detiene.—Eras nuestra amiga... ¡Siempre confiamos en ti!— agrega completamente enfadada, pero la sorpresa que siente aún no se marchó de su rostro.

Detrás mío, siento cómo Alissa sonríe, satisfecha con la reacción de mi amiga.

—Es una pena que haya asesinado a tu padre, porque habría deseado que él te cuente lo que yo estoy a punto de contarte.— replica Alissa, aún con una sonrisa en sus labios. Melany y yo nos paralizamos al oír que mató a su padre. Mi amiga clava la vista en el suelo, procesando lo que escuchó y puedo divisar cómo una lágrima se desliza por su mejilla. Se limpia torpemente con la mano y vuelve la vista hacia Alissa, con intensidad, con odio y con muchísima impotencia, incitándola a que hable. La asesina le cuenta brevemente a Melany lo que me contó a mi de mi madre y de la bancarrota de su familia.—Cuando papá se suicidó, mi hermano comenzó a hacer huelgas en la puerta del banco de tu madre que, casualmente, el dueño de ese banco era el jefe de tu padre. Obviamente mi hermano estaba armando mucho revuelo, incluso los noticieros habían ido a escuchar lo que tenía que decir y eso era un mal prestigio para el banco. Por eso mandó a uno de sus sicarios a asesinarlo, para que se acaben sus problemas.— Melany la mira con atención, como si estuviera tratando de descifrar si miente o dice la verdad. Sus ojos viajan de mí hacia el sable y del sable a Alissa. —Tenías que verlo...— anexa. Su voz suena quebrada. —Ese hombre ni siquiera vaciló cuando mató a mi hermano.

Melany traga saliva y baja la vista, sin decir ni una palabra. Debe ser horrible enterarse que tu padre es un asesino a sangre fría y, a pesar de no estar defendiendo a Alissa, si yo tuviera un hermano y lo asesinaran, también buscaría venganza. Supongo que puedo entender un poco de dónde provino todo el odio que Alissa siente hacia nosotras y nuestras familias, pero jamás podré comprender los métodos que utilizó. Hubiera sido mucho más fácil si le comentaba esto a la policía.

Frank quita lentamente la radio que lleva colgando del hombro, seguramente para pedir refuerzos, pero Alissa lo descubre.

—Arroja eso al suelo.— le ordena. Frank la mira atentamente, pero no obedece. El bufón desenmascarado aprieta el sable y un hilo de sangre se desprende de mi cuello, haciéndome soltar un gemido de dolor. El alemán lanza la radio hacia los pies de la asesina y ella se ríe con satisfacción.

El clima del galpón está incluso más frío que cuando entré. Aparentemente la temperatura ha bajado en picada y el miedo y el sudor que tengo en este momento, no ayuda ni un poco.

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