Capitulo 36

61 13 3
                                    

"El alma es la misma en todas las criaturas, aunque el cuerpo de cada uno es diferente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

"El alma es la misma en todas las criaturas, aunque el cuerpo de cada uno es diferente."

—Hipócrates

NARRA ASHLEY

Sostengo una taza de café entre mis manos mientras observo el vapor que sale de la misma, indicando que el contenido está caliente.

Frente a mí, también sentando en el sillón de un pequeño living bien decorado con muebles elegantes, una televisión plasma y dos macetas con plantas, se encuentra Frank quien sostiene un vaso con jugo de naranja.

Le he contado todo acerca de la revelación de mi madre y me siento mucho mejor. Además, el hecho de haberme refugiado entre sus brazos hizo que toda la bronca que tenía se esfume. Al principio no quería hablar con nadie, simplemente necesitaba un abrazo y tenía que ser de él. Pero cuando comenzó a decirme que me sentiría mejor si le contaba, accedí. Y tenía razón. Es como si me hubiera liberado de todo aquello que me irritaba y mi alma hubiera vuelto a mi cuerpo.

Ya sé quién soy; Ashley Emmerson. Eso nunca dejará de ser así. No importa quién sea mi madre, padre, tutor o encargado, yo siempre seré aquella chica que formé en todo este tiempo. Esta chica que se siente orgullosa de si misma, a pesar de tener ciertos problemas que no son normales en una chica de dieciocho años.

—¿Te sientes mejor?— me pregunta Frank y trato de ocultar la sonrisa que surge en mis labios. Me gusta que haya comenzado a tutearme, pues eso quiere decir que nuestra relación ha mejorado mucho para él. Para mí ya estaba perfecta desde hace tiempo.

Asiento y le sonrío dulcemente. Sus ojos verdes están posados en los míos y me ruborizo. Hacía tiempo que no me sentía así. Más o menos desde que Alex y yo salíamos. Recuerdo que la mirada de Alex también me incomodaba y eso me pasa cuando alguien me interesa en serio.

Lamentablemente él sigue creyendo que está mal que pasemos mucho tiempo juntos, pues cree que es mucho mayor que yo. En realidad, tiene razón, pero yo no veo el problema. Si ambos queremos estar juntos... ¿Por qué no se puede?

Él se acerca más a mí y sostiene mi mano. Lo miro a los ojos. A pesar de ya haber perdido esa frialdad con la que me miraba cuando apenas nos conocíamos, su seriedad sigue intacta. Bueno, eso ya debe ser algo típico de él. O de todos los alemanes. Me gusta.

—Gracias por haber estado aquí para mí.— digo en un susurro.—No creo que alguien más pudiera haber logrado que me sienta mejor.

Él sacude la cabeza, riendo.

—Tus amigos hubieran sido de gran ayuda.— opina y yo asiento. Tiene razón, pero no sé por qué lo necesitaba a él. Solo a él. Necesitaba entregarme a sus brazos y olvidar aunque sea por un momento todo lo que me está sucediendo.—Pero me alegra que hayas acudido a mí.— agrega.

Trato de que no me incomode su comentario. Yo no soy una persona tímida, de hecho, me gusta mucho ir a las fiestas y entablar conversación tanto con chicos como con chicas. Me encanta conocer personas nuevas y tener muchos amigos. Me considero una persona sociable y carismática, pero con él es diferente. Cada vez que me mira, siento cómo si me estuviera analizando. Su mirada profunda logra entrar dentro de mí y creo que podría hasta leer mi mente. La verdad que es bastante horrible.

Cadena de homicidiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora