Capitulo 35

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"El miedo es la emoción más difícil de manejar

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"El miedo es la emoción más difícil de manejar. El dolor lo lloras, la rabia la gritas, pero el miedo te atrapa silenciosamente en tu corazón."

—David Fischman 

NARRA ASHLEY

Apenas mi cerebro termina de unir todos los cabos sueltos y llegar a la conclusión de que Melany y yo somos hermanas del mismo padre, se me estruja el corazón.

Me levanto tambaleante del sillón sin saber bien qué hacer. Tengo ganas de muchas cosas; gritar, llorar, insultar y salir corriendo bien lejos de aquí.

Miro a mi madre y está mirándome a los ojos pero se nota que le duele sostenerme la mirada. Puedo sentir a través de sus ojos que está muy avergonzada. Y sí, debería estarlo, pues le ha ocultado algo terrible a su única hija.

Por dios, siento que estoy apunto de derrumbarme como una torre de naipes. Toda mi vida, desde que nací hasta mis dieciocho años ha sido una mentira. Casi todo lo que creía hasta ahora era una fantasía, una historia creada por mi madre para ocultarme la verdad.

Aquel hombre que me cuidaba de vez en cuando y me traía los mejores regalos de cumpleaños, era en realidad un completo desconocido. A mi padre siempre lo tuve delante de mis ojos, aquí, muy cerca.

Cierro los ojos con fuerza para tratar de tranquilizarme pero es imposible. Es como si toda mi vida hasta ahora pasara frente a mis ojos, burlándose de mi por haberle creído. Por haberla vivido.

¿Cuántas mentiras más me habrá dicho mi madre? Después de esto no puedo ni siquiera confiar en ella.

—Quiero que sepas que te amo mucho y nunca fue mi intención que las cosas surjan de este modo.— dice mi madre con la voz temblorosa. La miro; está temblando y deduzco que yo también debo estarlo.—Pero debes entenderme. No podía decírtelo.

Esas última palabra son la gota que rebalsa el vaso. Suelto una risita histérica y sarcástica y clavo mis ojos de forma penetrante en ella. Se incomoda.

—¡¿Entender qué?!— exclamo con todas mis fuerzas. El grito se ha escapado de mi garganta, incluso mucho más fuerte y potente de lo que pretendía. Mi madre se sobresalta. No me importa.—¡¿Qué quieres que entienda?! ¡¿Que los dieciocho años que viví fueron una completa mentira?! ¡¿Que aquel hombre al cual llamaba "papá" era prácticamente un desconocido para mí?! ¡¿Que mi mejor amiga desde los cinco años es en realidad mi hermana?! ¡¿Que mi madre es una cualquiera que se acostó con el primer tipo que vio?!

El contacto fuerte y frío de la mano de mi madre sobre mi mejilla me hace callar. No puedo creer que me golpee. Sé que la última frase que he dicho fue muy fuerte pero no tiene derecho a enojarse. ¡Todo lo que dije es verdad!

¿Qué pretende que haga? ¿Qué la abrace y le agradezca por habérmelo contado? ¡No!

—¡Siento que ni siquiera sé quién soy!— bramo, comenzando a llorar.

Cadena de homicidiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora