Capítulo 48

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"A menudo el sepulcro encierra, sin saberlo, dos corazones en un mismo ataúd

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"A menudo el sepulcro encierra, sin saberlo, dos corazones en un mismo ataúd."

—Alphonse de Lamartine

NARRA ASHLEY

Las luces se apagan dejando la casa sumida en la más completa y profunda oscuridad. Por la ventana de la sala principal, ingresa la luz pálida de la luna, que permite distinguir algunas cosas. Entre ellas, mucha gente corriendo de aquí para allá, algunos más torpes tropezando debido al disfraz que llevan puesto.

Menos mal que yo no me esforcé demasiado, pues solo llevo puesta una falda azul con estrellas blancas, un corsé rojo con dorado, unas botas largas y rojas y, colgando del cuello, una capa del mismo color. Cuando era pequeña, la mujer maravilla era mi heroína preferida.

—¡Hay algo que se llama pagar los impuesto de la luz, Patrick!— oigo a Alissa gritar a mi lado, pero su voz suena un poco baja debido a los dientes postizos de vampiro que tiene en la boca. A pesar de los nervios que acarrea la situación, suelto una risita.—¡Deberías intentarlo!

Algunas personas, las que más cerca están de la puerta, salen desesperadamente hacia la calle, apiñándose y produciendo así, que algunos caigan al suelo y rueden por el mismo. A ver, no es extraño que en una fiesta de disfraces se apaguen las luces, de hecho no me sorprendería si Patrick lo hubiera hecho a propósito, pero toda la gente corre y se preocupa por el mismo motivo que merodea mi mente: el bufón debe de estar aquí. Si bien solamente mi grupo de amigos y yo hemos sido el objetivo del asesino desde hace tiempo, la gente de la fiesta no desea estar bajo el mismo techo que un psicópata, independientemente de sus deseos de solo matar a gente que está vinculada con mi persona. Cualquiera que se acerque a mí, corre peligro, y todos aquí lo saben muy bien.

La fiesta es un descontrol. Hay gente corriendo por aquí y por allá, chocándose con todo lo que encuentran en el camino. Algunos, los más borrachos, vomitan sobre sus propios pies, dejando un hedor asqueroso en la sala. Las mesas de madera que se encuentran contra la pared, en cada esquina de la habitación, se mueven cada vez que la gente se choca, por un intento desesperado de escapar. Los bowls de vidrio que contienen comida, salen disparados por el aire, provocando que el alimento se desparrame por la habitación, dejando marcas de suciedad tanto en la alfombra como en la pared.

Un vaso de vodka vuela por el aire y termina manchándome la falda del disfraz. Suelto una maldición pero decido que eso no es lo que más debe preocuparme ahora.

—Chicos— me giro hacia atrás, donde apenas distingo los rostros de Melany, William y Alissa. Ellos me miran con atención.—, tenemos que separarnos y sacar a toda la gente de aquí. Puede que esto no sea obra del bufón, pero debemos evacuar el lugar.

Los tres asienten y salen corriendo, cada uno en dirección contraria.

Busco entre la multitud a Frank y Patrick pero no los veo por ningún lado, entonces recuerdo que habían ido a la cocina para buscar más bebida. Doy largas zancadas hasta arribar hacia la habitación de paredes azulejadas y respiro de alivio al verlos a ambos allí, Patrick disfrazado de Batman y Frank de Freddy Krueger, tratando de calmar a la gente que corre por todos lados.

Cadena de homicidiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora