Historias cortas.

EL ÚLTIMO INTENTO

Basado en un cortometraje que vi en Youtube, si alguna persona ya lo vio, espero que igual les guste como lo adapté.

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El aire del ventilador le estaba helando los brazos, estaba silencioso, con la tenue luz del amanecer de invierno. Frente a él, su rubio esposo. Sus ojos negros no se atrevían a levantar la mirada y enfrentarle, sabía que algo malo estaba ocurriendo, lo conocía tan bien...

Una carpeta fue deslizada con lentitud hasta toparse con su cuerpo por sobre la mesa que aun los separaba, Sasuke la observó y después de ignorar el nudo en la garganta, la abrió y leyó con devota atención las hojas ahí protegidas.

Carta de divorcio.

Fue como un rayo partiéndole el cráneo y lanzando sus neuronas lejos, fue como una tormenta de nieve en sus huesos, fue como una bofetada de su razón al corazón. Presionando la lengua con sus dientes, manteniendo su orgullo como uno barco para no hundirse, tragó saliva y le miró al fin. Sus ojos le reclamaron en silencio pero Naruto no dudó.

Detrás de él, a lo lejos, en la pared mas olvidada de todo el pequeño departamento que compartían, una fotografía. Fotografía que le gritó con fiereza a Sasuke.

-Está bien. Voy a firmar. –su voz ronca fue un lamento para los oídos de su pareja. –pero antes... quiero que me prometas una cosa.

-... ¿Qué?

-Vamos a vernos por tres días más. –el sudor en sus manos, el miedo en el estomago, la esperanza en el pecho. –tres días y solo... solo quiero que me abraces. ¿De acuerdo?

-... Bien.

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Día 1.

Atractivo como siempre, le negó un nuevo vaso con vino al mesero que trabajaba en aquel restaurante. Miró su reloj de mano y suspiró impaciente mientras hacía brincar su pierna escondida bajo el mantel.

A lo lejos, un moreno subía las escaleras y buscaba con la mirada a su, todavía, esposo. Naruto se puso de pie como reacción y le admiró en silencio hasta que lo hizo sonreír de lado con esa galantería suya de diario.

-Llegas tarde. –le replicó mientras se levantaba de la mesa y avanzaba hasta el balcón de cristal que ofrecía el lugar. Sasuke se recargó sin miedo dejando que el viento jugara con sus cabellos de la frente.

-... ¿Recuerdas aquella vez? –le dijo ignorando su queja, mirando con una sonrisa melancólica a los meseros y comensales. –Me trajiste aquí, en el tiempo del almuerzo de tu empresa... -parecía disfrutar del recuerdo. Naruto, por su parte, suspiraba incómodo por la charla. –Fue aquí donde... donde luego de un discurso sin orden... -sus manos se juntaron y la derecha acarició el dedo anular izquierdo. –tu... me pediste matrimonio. –el anillo relucía como ese día.

Fue un chorro de agua helada para el rubio que admiró con nuevos ojos el lugar. Asintió invadido por la culpa.

-Me dijiste que... querías hacerme feliz y que solo... añorabas que te sonriera todos los días.-Le recordó soportando el dolor desde la boca del estomago hasta las fosas nasales. –que no importaba lo que... pudiera pasar. Ambos estaríamos listos para ser fuertes uno al otro.

Naruto, acobardado, hizo amago de girarse pero Sasuke le detuvo del brazo. No era tiempo de llorar y no lo haría.

-Naruto... -le habló. –abrázame. –y asi lo hizo, rodeando el torso del moreno, incomodado y dolido por las palabras. y sin embargo, pegándolo a su pecho.