La fórmula de un buen matrimonio...

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El ventilador del techo giraba tan lento que hartaba. Boruto era el único que aún tenía la vista fija en él pero estaba pensando mientras los escuchaba conversar, fingiendo estar entretenido con su musica (tenía los audífonos puestos pero en celular continuaba apagado como en la mañana). Era su madre pero le daba un poco de pena que aún hoy, luego de tres años de su divorcio, no lo superara...
-Es que... yo no creo que sean felices. -mencionó Hinata con respeto y preocupación. Debía darle puntos, para estar en el despacho de su padre, con tres ninjas que habían apoyado la separación y con su tío Sasuke muy cerca de la oficina, su madre estaba siendo muy valiente...
... o muy necia.
-Eso no debe importarte a ti. -severa, Sakura le contestó sin mirarla, enfocada en su trabajo con aquellos informes. Desde el shock por estrés que había sufrido Naruto, la mayoría de sus amigos buscaban reducir sus responsabilidades sólo a las correspondientes. No querían otro regaño de la "reina".
-¿Por qué tienes esa idea? -cuestiona Sai interesado. -No era feliz cuando estaba contigo. -agrega y Boruto puede intuir el dolor en su madre.
-Yo... fui su esposa... -en verdad quería hablar de eso. Hay un ruido extraño, es papel celofán rasgándose. Es Naruto entrando a su oficina mientras abre un regalo, son galletas.
-¡Gracias, ttebayo! -le grita a alguien, pero nadie parece interesado en saber a quién, posiblemente es una joven admiradora. -¿Qué sucede? -no duda a llevarse dos galletitas a su boca, disfruta el sabor suave de la mantequilla y luego saca un puño y lo pone sobre el pecho de su hijo recostado. -¿Cómo vamos?- mira a Shikamaru sentado en su sillón pero no dice nada, se contenta con medio subirse al escritorio.
-Pues... falta tus firmas aquí... -le informa su amiga. -Hinata terminará pronto las nóminas y sólo las firmas y ya. -puede escucharse el rastro de orgullo en su tono.
-Bien. -empieza a firmar.

Al parecer, la plática quedó hasta ahí. Toma una de las galletas de su pecho y se la lleva a la boca. ¡Pero que talento tienen algunas chicas! Estaban deliciosas, con qué razón sólo le dio a él... ser su hijo tenía sus ventajas. Ahora le parecía que eran pocas las que recibió, quiso que duraran así que daba pequeños bocados y disfrutaba con atención devota. Su mano subió a su pecho por otra, había una mano ahí. Abrió los ojos y observó el jugueteo de dedos con las galletas.
-¡Teme! ¿Dónde estabas?
-Te busca Kakashi. -dice con voz controlada, Boruto no deja de verle pero Sasuke ésta concentrado en su padre.
-¿Kakashi? -se pone de pie y sin decir una palabra, ambos se van.
Silencio no hay pero tampoco hacen ruido ellos. Afuera hay niños jugando, las hojas crujen, los ninjas pasan y se escucha un poco de su conversación.
-¿Y bien? -dice Sai y Boruto se siente culpable por su alegría. -¿Por qué estás tan segura de que no es feliz? -no la deja hablar -Naruto ya no bufa molesto, duerme, come, juega con sus hijos, tiene muchísima más energía que antes...
-Si, pero...
-Incluso parece que ya no te odia. -le dice la de ojos verdes y a Boruto le hierve la sangre, no es necesaria tanta crueldad.
-Es que... -su voz tiembla y su hijo se pregunta porqué quiere continuar. -yo fui su esposa.
-Ya dijiste eso.
-Es que... quiero decir que yo lo conocí en muchos aspectos. -Boruto finge haberse quedado dormido. -en la intimidad también.
-¿Y Sasuke no lo conoce?
-No me malinterpreten, por favor. Sólo digo que... sé que en ese aspecto, yo lo cansé.
-... ¿Cansar? -ahora si deja sus cosas y le presta atención la Haruno.
-Si, porque él... él quiere divertirse. -Boruto comienza a sentirse incómodo pero también quiere seguir oyendo. Todo lo referido con su padre o su (amado en secreto) tío Sasuke, le importa. -Y yo... no pude con eso. -suena arrepentida pero resignada. -por eso me preocupa, porqué Sasuke tampoco es así.
-¿A qué te refieres? -pregunta Sakura y Sai parece buscar respuestas.
-Pues es obvio, Sasuke es muy serio y en la cama...
-¡Sasuke conoce perfectamente cuál es el secreto del matrimonio! -no duda en defenderlo y Hinata calla.

Esa misma noche, mientras camina cerca, muy cerca, de Mitsuki, Boruto sigue pensando en esa última frase: el secreto del matrimonio. Tiene muchas dudas y varias entrelazadas, por ejemplo: ¿Cuál es ese secreto? Obviamente ellas dos ya lo saben, entonces ¿por qué no funcionó? ¿Realmente lo sabrá su tío?
-¿Preocupado?
-¿Quién, yo? -mira sus ojos afilados -¡No! Para nada, ttebasa. -¿Seguro? -insiste mirándole con interés, acercándose más y más a ese rostro enrojecido.
-Mi... Mitsuki, hay mucha gente, ttebasa...
-Pues vámonos. -le sonríe y de un salto ágil, llega al tejado de una tienda. Boruto ríe bajito y ambos huyen hasta su lugar "secreto". Miran el cielo estrellado y de vez en cuando a la oficina del Hokage.
-¿No me lo dirás?
-No es nada... -disfruta el olor de cabello de su novio. -No te enojes, dattebasa. -ruega cuando lo escucha pujar. -Hoy hablaron mi madre y tía Sakura... -el otro le pone atención. -y mencionaron algo del secreto del matrimonio.
-¿Secreto? -se acomoda mejor, recarga su cabeza en el hombro del rubio. -¿Hay un secreto?
-Es eso lo que pienso...
-Mmm... ¿Y para qué quieres saberlo?
-Cierto. -reflexiona.
-Por tu mamá. -le dice mientras ambos miran a Naruto sacar dulces de un cajón y comerlos rápidamente.
-¿Mi... mamá? -Mitsuki lo conoce mucho mejor que él mismo.
-Pues si, porque quieres saber si fue su culpa realmente. -suelta una risilla cuando Sakura se da cuenta del secretillo del Hokage. -Si tu madre merece esto en verdad.
-... ¿Pero cuál es el secreto?
-Ven. -ya está de pie y con su mano ayuda a su pareja para ambos resolver esa duda. Sólo conocen a alguien de confianza y sabionda.

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