En coma

3.9K 345 248
                                    

Holitas de mar, me presento con la cara llena de vergüenza, no he podido encontrar la inspiración y energía adecuada para el siguiente capítulo de Mi novia es una bruja. Lo siento mucho, me estoy esforzando, se los juro. 

Por mientras, hace unos días soñé con esta historia y tardé tanto en escribirla por los trabajos que tengo que hacer ahora en casa, no es sencillo el home office :'( 

Ojalá les guste, y ojalá que no estén muy molestos conmigo. Fuerza, ya casia acaba... el virus, o el mundo, uno de los dos. 

Un abrazo!!!!

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Las puertas se abrieron de par en par, empujando la camilla con el hombre ya entubado y reforzado del cuello, la sábana en la que reposaba doliente ya estaba empapada en sangre, sus ojos vieron un poco del pasillo, mareándose al instante por los movimientos y giros hasta que, rendido, se durmió.

El dolor era tal que ni inconsciente pudo soportarlo, intentando moverse, desconfiando de cada aparato que utilizaban. Al abrir los ojos, sin embargo, se aterró de ver el techo a centímetros de su nariz.

De tres cosas se dio cuenta Naruto en esos momentos.

No es tan sencillo aceptar que has muerto.

Ya no duele nada.

Estaba solo en esto.

---------------------------------------------------------------------------------------------------------

Agitó los pies mientras apagaban la televisión y encendían el ventilador de techo, se recostó a lado de su cuerpo mientras observaba las aspas girar lentamente. La escuchó suspirar mientras abandonaba su trabajo de tejido, cabizbaja, desmoralizada, cansada.

-Hinata, vete a tu casa, dattebayo. –le rogó pero fue ignorado como ya era costumbre hace más de tres meses. –Te ves muy cansada...

Desde que despertó, estaba atado a esa habitación o a la que le pusieran su cuerpo en coma. Con un lazo dorado conectado de ombligo a ombligo con sí mismo, estaba preso e impotente.

Ella miró la hora en su reloj de muñeca y guardó sus cosas, sacando un cepillo y alisando de nuevo su cabello tras quitar la trenza. Se pintó un poco los labios con un rosado muy tenue y tras otro suspiro de total abatimiento, aun sin ver al paciente, se puso de pie, colgándose en seguida su bolso cargado de cosas.

-Cuídate mucho. –le dijo mientras se ponía frente a la chica, besó su frente sin ser sentido ni un poco. La puerta se abrió detrás de él y se giró asustado. -¡Neji! ¡¿Viniste a verme?! –sonrió emocionado pero él solo miró a lo lejos.

-¿Cómo sigue?

-No hay cambios. ¿Nos vamos ya? –ella estaba ansiosa por abandonar esa habitación.

-¿No quieres ir a comer algo y platicar?

-No, estoy tan, tan cansada. –dijo con el tono más honesto que jamás escuchó el rubio.

-Llévatela a casa, Neji, lleva aquí desde la mañana. Es cansado tener que cuidarme. –reflexionó sentándose en el filo de la cama, atravesando la carpeta que pendía del pie de la cama, con sus datos médicos. –Adiós. Te amo. –Le gritó pero ella no se giró ni una vez, yéndose con paso apresurado pero disimulado.

Ni siquiera cerró la puerta, así que tuvo oportunidad de asomarse pero el hilo se estiró apenas dio unos pasos fuera, doliéndole. Solo así podía sentir dolor, además de que allá adentro, una alarma sonaba en el computador conectado a su dedo. Se acercó de nuevo y se tocó a sí mismo.

Historias cortas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora