Tanatría

2.1K 208 12
                                    

Este otro relato está basado o más bien inspirado en un cortometraje muy bueno, me gustó bastante, llamado Tanatría, búsquenlo así en Youtube, si no lo han visto. Aun así, es menester que les explique un poquito para que entiendan los que no han visto el dichoso cortometraje. La tanatología es la especialidad REAL en la muerte. La TANATRÍA, parece ser como un doctor de muertos, por lo menos en el cortometraje. Y de ahí surge pues esta idea. 

Por cierto, estaba lloviendo, estaba en el autobus, con sueño y camino a mi trabajo y el chofer del autobus era extraño, llevaba música muy buena pero no sabría decir si era electrónica o instrumental, era una mezcla extraña, de ahí surgió todo este desastroso relato medio confuso, de ahí y de que el autobús se detuvo un rato y vi una casa con una fachada como la que describo, así que decidií usarla. 

Espero que les guste, que no les decepcione tanto y pues, es como... muy visual, nada de historia realmente, bueno, ya veré cómo lo toman, por favor, déjenme saberlo en un comentario porque ya me puse nerviosa (recibo críticas). Bye!!! 

_____________________________________________

Miró la fachada, hizo una mueca de repugnancia. Era pared gris, húmeda por el clima acuoso. Arriba, ni una ventana, solo pared remendada con cemento. No hay timbre ni videocomunicador, no hay remedio, piensa y mira su anillo. Es un ojo de resina incrustado en plata, pequeño, delicado, decorativo. Se lo ha regalado su padre; ya que Sasuke tiende a darle significados profundos a cosas banales, le parece una falta grave a la memoria del hombre viejo (que murió apenas se lo entregó), no darle ese respeto a ese artilugio.

Usa la mano izquierda entonces, desprovisto de cualquier alhaja.

"Tac, tac, tac", suena la puerta. No. No es un "toc", es un "tac". Es sonido hueco. Parece madera pero no lo es, lo descubre al deslizar su palma por la superficie. Es metal.

Zapatos, a montones. Susurros. Varias voces. Quejas, murmullos, pujidos y silencio. Más zapateos. Parecen subir escaleras, lo reconoce porque va disminuyendo el sonido. Un tintineo. Son llaves. Son llaves introducidas en la puerta y un crujido.

Sasuke sabe que su vida va a cambiar ahora.

Siente miedo. Lo destierra porque solo tiene dos segundos más.

La puerta se abre con un empujón, la reconoce pesada por el pujido del desconocido que atiende su llamado y a eso le agrega el hecho de que su cuerpo cae hacia adelante en un jadeo de cansancio bastante dramatizado. Ese joven, sí, es un joven, queda inclinado hacia adelante, hacia la cara de Sasuke.

Sasuke no retrocede, no sabe hacerlo, jamás lo ha hecho. Porque es un amante de superar al cuerpo, se ha obligado a controlar instintos; ciertas veces ha recibido bofetadas de su padre y jamás quitó el rostro, jamás hizo amago de protegerse. Se siente orgulloso de esto.

Por eso frunce el ceño y alza una ceja cuando este otro acerca aún más su cara a la de él. ¡Y el muy cínico se atreve a verle de arriba abajo todavía!

Puede oler su aliento, es cálido, como de alguien con fiebre. Esos extraños ojos azules le miran cínicamente hasta sus zapatos, y sube a sus ojos de nuevo. Es la segunda vez que le examina con lentitud. Sasuke está acostumbrado pero es horrorosamente maleducado, a su parecer.

-¿Tu eres Sasuke Uchiha? –sus cejas se alzan y le observa con detalle, cada rasgo de su rostro.

-Lo soy. –Le da orgullo decirlo.

-Esperábamos... -ya lo ha ofendido y todavía no termina de decirlo. –Es que... eres un crío. –le confiesa con una sonrisa nerviosa. Luego parece darse cuenta de que él mismo no pasa de los veinte nada más.

Historias cortas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora