Día de las madres

5.3K 571 137
                                    


¡HOLIS!

YA SÉ. NO HE ACTUALIZADO NADA, ESTOY EN ESO, LUEGO LES EXPLICARÉ POR QUÉ DATTEBAYO. PERO LOS QUE SON DE MÉXICO (SUPONGO QUE EN OTROS PAÍSES SE CELEBRA OTRO DIA, NO SÉ) SABRÁN QUE MAÑANA ES DÍA DE LAS MADRES Y NO PUEDO DEJARLO ASÍ COMO ASÍ.

LES DEJO POR MIENTRAS ESTE ESCRITO Y REPITO, ESTOY ESCRIBIENDO LAS ACTUALIZACIONES PERO :'( BUENO, LUEGO LES CUENTO.

GRACIAS POR SEGUIR FIEL A MIS HISTORIAS, A LOS QUE ME HAN RECOMENDADO, A LOS NUEVOS LECTORES Y SEGUIDORES. LO HAGO POR USTEDES, WEEEEE :v

No, en serio, ya. Espero les guste.

Besos.

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Naruto firmaba documentos en medio de un bostezo, su cabeza ya recaía sobre los papeles de vez en cuando. Abrió los ojos somnolientos cuando sintió un movimiento y miró hacia la ventana, mucho ruido. Se asomó ya imaginando de dónde provenían, ahí estaban dos niños abrazando a una mujer mientras le entregaban cajas de regalo con grandes moños.

Hoy es día de las madres.

La aldea estaba festejando a su manera, intentando no dejar sus trabajos pero compartiendo la excusa para terminar pronto, interrumpir, no ir... Naruto no estaba molesto, es más, había dejado que muchos de los ninjas detuvieran sus labores para asistir con esa mujer especial en sus corazones. Recargó su cabeza en el borde de la ventana y entrecerró los ojos para ver a pesar de los rayos del sol, hacia el cielo.

Él también tenía a esa mujer, aunque ya no presente.

Concluyó sus labores y cerró la oficina, se salió tranquilamente, jamás había visto los pasillos tan vacíos. Caminó sin prisa, saludando y felicitando a mujer que encontrara, sin importarle que fueran madres o no, se salvaba con la respuesta de siempre:

-Toda mujer es una madre en potencia.

Y recibía sonrojos, agradecimientos e incluso regalitos o parte de ellos. Ya tenía las manos ocupadas con dulces, paletas, chocolates y florecillas diversas. Le servirían, no es que no se acordara de ella, era que desde su divorcio, ya no tenían nada que ver al menos fuera por su par de hijos. Pero no estaba de más deshacerse de todo eso.

Su pie golpeó levemente la puerta de la que alguna vez fue su casa y sonrió al ser recibido por su hija.

-¡Padre! -la pequeña le abrazó por la cintura, contenta de verle. Luego entró, saludó y como si fuesen compradas, entregó las flores, los chocolates y solo algunos dulces (los otros estaban muy buenos como para regalarlos).

-Naruto... gracias. -ella dulcemente recibía los regalos y los dejaba junto con los de sus pequeños. -No esperaba esto...

-Ni yo. -fue sincero antes de detenerse pero ella lo pasó desapercibido. -Como decía... ¿y mi hijo?

-Oh. Dijo que tenía algo qué hacer antes de ir los tres a comer.

-Que gusto. -estaba feliz de saber que Boruto estaba madurando.

-¿Quieres venir?

-No, no, gracias. Es tu día, Hina... -y la expresión enamoró a la mujer que solo pudo bajar la mirada resignándose a la amistad.

-Mira, papi, yo hice este regalo para mi mamá. -la niña le llamó su atención y mostró aquel cofrecito hecho con madera. -Mi hermano me ayudó a tallar su nombre en él. -susurró y Naruto no cabía en su orgullo. Era un trabajo elaborado para una pequeña como Himawari. -Y este es de Boruto... -sacó de una cajita, un dije, era una piedrecilla, un cuarzo violeta en forma de corazón que colgaba de una cadenita de plata. -Mamá se lo pondrá cuando salgamos a comer.

Historias cortas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora