La charla

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Hola...

¡Amiguitos míos!

Este cortito me salió antes de dormir. Lo hice rapidísimo, espero que no tenga faltas de ortografía, perdón.

Sería como una extensión de la historia de ¡Casados! Pero es algo diferente. }

Tiene BoruMitsu o MitsuBoru (lo que les plazca).

Y en si, no es tanto NaruSasu pero... tampoco MistuBoru. Es, NaruBoru. Jajaja, en el sentido sano de la unión. :v

Una charla entre papá e hijo.

Espero la disfruten.

Naruto miró por la ventana por mera casualidad, pero él no creía en las casualidades, por eso no pasó desapercibido que justo en ese momento, su hijo, Boruto caminase por las calles cerca de la torre con un claro gesto de estrés en sus movimientos.

Miró de nuevo hacia el interior de su oficina. Su mejor amiga estaba ahí, ordenando algunos papeles que después él tendría que leer. ¿Cómo hacerle?

-Voy... voy al baño, ttebayo.

-No, espera, pon atención a esto.

-Solo voy y vengo. –no esperó respuesta, se encerró en esa habitación que tantas veces le había servido para escapar del ajetreo como Hokage. Si, el sanitario para él no solo era un lugar donde hacer sus necesidades más básicas, lo había remodelado para que se convirtiera en casi un centro de relajación.

Sin embargo, esta vez no se trataba de relajarse. Aun tenía muchas cosas que hacer. Él sabía que antes de ser Hokage era esposo y antes de ser esposo... era padre. Por eso, aprovechando el despiste y ocultando su chakra con esa habilidad solo ejercitada por tantos años de entrenamiento, sacó un clon que se encargaría de atender con gusto a Sakura.

Naruto salió por la ventana y sin tanta prisa como su corazón le dictaba que debía seguir, avanzó por el rumbo, cazándolo.

Lo encontró en ese lugar de entrenamiento de antaño. El mismo que Sasuke había adoptado para entrenar a su hijo. La pequeña semi copia del Hokage recargaba su cuerpo en uno de los troncos y Naruto, melancólico como solo la edad te hace, visualizó a Sasuke y a Sakura a su lado mientras él discutía con su sensei para que lo desatara. Se rió tranquilo y echó a andar sus piernas de nuevo dándole aviso con esta risilla a su hijo.

-¡¿Padre?! –se puso de pie en seguida. -¿No se supone que estés en la oficina, ttebasa?

-Te vi y quise platicar contigo.

-... Eso es sospechoso... -entrecerró los ojos. Naruto se posicionó frente a él. Boruto había crecido ya, con sus quince años, su altura ya no era la de un pequeño niño, aunque a veces se comportaba como uno. Era de familia.

-El que anda de sospechoso eres tú. –lo empujó con fuerza por dos razones. Una, demostrarle que aun era su padre y dos, sentarlo de nuevo.

Cuando su hijo aun tenía doce años, Naruto estaba casado con Hinata y... también con Sasuke. Creyó que aquellos papeles que lo unían con el Uchiha en la niñez habían desaparecido pero su inteligente amiga Ino los guardó por tanto tiempo... y él estaba agradecido eternamente. Solo necesitaba la autorización de una persona para ser valiente y enfrentar a toda la aldea y esa persona estaba cayendo de pompas en el pasto verde ahora mismo.

-¡Oye!

Lo amaba. Así que después de notar lo noble que había sido su hijo por él, se prometió intentar también ser el mejor padre que pudiese alguien tener. Habíase dado cuenta, con ayuda de Sasuke quien no duda en recalcarle sádicamente sus errores, que muchas veces mas parecía Boruto ser huérfano y eso no era justo. Quiso excusarse algunas veces diciendo que no sabía ser buen padre, jamás tuvo uno... Sasuke le volvió a ganar cuando le recordó a Iruka, a Kakashi, a Jiraya... al viejo tercer hokage también.

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