Naruto y Sasuke VI

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Naruto no era muy hábil para pensar... lo suyo era actuar...

Algo que mal acostumbró a Sasuke durante sus años en primaria y secundaria fue la inagotable presencia del rubio en sus días malos o buenos. En sus días rosas o amarillos, incluso en los días grises. Naruto aparecía como caído del cielo para rescatarle o reírse con él, para darle esa compañía que extrañamente Sasuke siempre necesitó.

Ahora, con veinte años en su vida acumulada, Sasuke tenía que meterse al internet, averiguar direcciones, hablar con personas, usar transportes él solo, sufrir hambre, sufrir sueño, sentirse solo en una colonia desconocida. Aprender a cumplir las expectativas de su sexo...

Justo hoy, miraba el periódico de nuevo. Ya era el tercer empleo que no le terminaba de agradar. Conseguía muy rápido las citas de entrevista por su desempeño escolar, siempre alto, sin embargo, los horarios, la distancia, el puesto o el salario no eran apropiados. ¡Ya no importaba lo que él quería! Es que ya ni siquiera era lo que necesitaba.

Añoraba vivir solo.

Añoraba sentirse libre y correr hasta ese rubio idiota que tenia los puños con vida propia y besarle. Decirle que estaban bien, rogarle una oportunidad y que ese niño que no crece lo abrazara de nuevo como solo él podía.

Añoraba sentirse completo.

Subió al autobús, debía llegar al centro de la ciudad una vez más, comería algo rápido, adelantaría a su ensayo que debía entregar en tres días y seguiría con su próxima cita. Pensó en su madre cuando se sentó en la fila del fondo, se sintió terriblemente mal y culpable cuando una idea cruzó su mente: "todo lo complica ella".

Aquella vez, Sasuke estaba colgado del cuello del rubio, sintiendo tanta seguridad ante las manos que le rodeaban por la cintura. Besaba su boca con miedo, con un temor infantil a ser rechazado a pesar de conocer los sentimientos del otro, sus mejillas acaloradas, exhalando piedad por sus poros hacia aquel que le robaba el aliento con su sonrisa. Estaban abrazados cuando ella soltó su monedero.

-¿Sasuke?

-Madre. –se despegó, miró a Naruto y supo hacer lo correcto. –Madre, quería hablar de esto contigo desde hace mucho. Él es mi novio, Naruto. –le tomó de la mano y lo adentró a esa vivienda.

-Mu... ¡Mucho gusto, señora mamá de Sasuke!

-Él es quien me cuida. –dijo con tanto cariño que pudo sentirlo ella.

Obviamente percibió la mueca de estupefacción y el estado de shock en el que quedó ella. También intuyó el rechazo pero era un niño enamorado y el romanticismo lo dejó actuar como bien supo. Mikoto era una madre buena, amable, cariñosa, comprometida sobre todo... pero tenía miedo. Mucho miedo ahora.

Mientras avanzaban los años, Mikoto fue desarrollando una extraña aversión a los hombres siempre y cuando no fuera él. "Todos son malos" decía. Intentaba obligarla a razonar, no era lógico obviamente que Sasuke no lo fuera entonces... pero Mikoto había desarrollado un trastorno ya. A veces creía que solo estaba fingiendo, sus ataques de ansiedad, sus regaños, sus llantos, cada vez los soportaba menos.

Porque Sasuke cortó con Naruto más nunca dejó de amarlo.

Y en pláticas con su madre, a veces sacaba el tema, le hablaba de cómo se sentía, de lo que sentía por él. Aun ahora, después de tanto tiempo.

Bajó en la parada que siempre aborrecía, las calles del centro de la ciudad eran bastante feas, con muchos personajes peculiares y peligrosos. Sasuke vivió la mayoría de su niñez pensando en Naruto como su guardián, al principio no le vio nada de malo pero ahora entiende los estragos. No se sentía fuerte por sí mismo. Todos representaban una amenaza para él, inclusive... llegaba a ver a su padre en los rostros de algunos hombres cuando estaba muy noche por calles vacías.

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