Amor redit ad servitium puero tuo

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Hola, tardísimo porque apenas hace unas horas se me ocurrió mientras leía mi ensayo para la escuela. Esto es un juego... reto... o lo que sea... adivinen de qué historia es este one shot. ¿De qué historia es?

Y ya, si tan mal escribo que nadie sepa, entonces ya lo pondré en la historia en la que pertenece.

Espero les guste, ya saben, especiales del 2 de noviembre... mucho amor y juventud para todos en este día especial, ojalá la hayan pasado bien, hablen con sus muertos XD si nos escuchan y estarán agradecidos de ser parte de una conversación.

Ya estoy divagando y aun no termino mi tarea, chao chao...

Posdata: pista... miren el título... ¿a qué historia se parece?

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Menma abre los ojos, mira todo de manera extraña. Hay animalitos caminando en fila cerca de sus pupilas, son pequeños insectos negros cargando hojitas amarillentas repartidas en cada uno de ellos. Atrás, con la vista desenfocada, mira un enorme lugar lleno de ventanas y árboles, un cielo rojizo matiza el ambiente frío en el que despierta. Nota que su cuerpo está caído, se incorpora un poco, mareado, le duele la cabeza...

-Auch... -se masajea la parte adolorida, justo en el lóbulo izquierdo. Sus manos le arden, están raspadas y sus rodillas sangran con el pantalón irremediablemente roto en esa altura. Se encuentra confundido. -¿Dónde estoy?

-Fue un golpe fuerte. –le dice alguien a sus espaldas, él le mira con sorpresa, intenta levantarse. –No, no, quédate aquí un poco más, estás mareado. –lo obliga a quedarse en su lugar. Menma lo escudriña con la mirada pero parece no recordarle, como a nada más. En realidad, Menma no recuerda nada.

-¿Le conozco?

-Jajaja, está bien. Fue un golpe fuerte. –sus ojos lo invitan a revisar a unos metros, hay una bicicleta caída, una llanta está ponchada y el manubrio está torcido.

-¿Eso es mío?

-Tienes buen gusto. –le dice contento mientras la levanta el hombre e intenta montarla a pesar de que la rueda delantera está disfuncional. –No sé qué onda con las llamas pero hace que todo se vea más rudo... ¿a poco no?

Menma sonríe de manera inconsciente, esa mirada y esas palabras... quizá ese tono, algo le gusta de él. Se masajea de nuevo, mirando hacia al frente, contemplando el enorme lugar a lo lejos. Una mansión gigantesca con un jardín espectacular antecediéndolo, hay una reja altísima que impide el paso a cualquiera. ¿Se habrá lastimado severamente? No sabe dónde está, no sabe de dónde viene, no sabe a dónde va... no recuerda nada.

-Te llamas Menma.

-¿Ah? –su voz lo saca de sus pensamientos, siente un escalofrío.

-Menma, tu nombre es Menma. –el escalofrío se repite. -¿A poco no es el nombre más genial que existe?

-... Supongo... -se abraza a sí mismo para aliviar esa sensación. -¿Y usted quién es?

-Ya me recordarás luego... -muestra sus dientes en una sonrisa amplia y cálida. -¿Tienes un celular en tu bolsillo derecho, no? –el adolescente confundido mira sus pantalones otra vez, notando bolsillos y mete la mano en el indicado, lo siente. -Préstamelo. –ya lo sostiene el hombre desconocido antes de que Menma acceda, está marcando a alguien. –Listo... -le entrega el teléfono mostrándole la llamada activa, Menma lo pega a su oreja.

-Ah...

-Dile que te caíste de la bicicleta.

-Hola... -escucha una voz de mujer al otro lado, le nombra "Menma", así que no pierde confianza. –Me caí de la bicicleta... -la mujer le cuestiona asustada si se encuentra bien. El otro no debería escuchar la conversación pero parece que lo hace porque en seguida le indica:

Historias cortas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora