Una explicación

1K 48 0
                                    

Pensé que se acercaría, que vendría y me diría algo, pero me equivoqué, solamente, miró hacia dónde estábamos y se fue. Como Eden no lo conoce ni se inmutó que Adrián estaba, evidentemente yo sí.

Al tiempo de volver a casa, miré el móvil por si había la posibilidad de que me hubiera dicho algo, pero seguía sin hacerlo, no le debería de importar.

La mañana, igual que el medio día y la tarde se pasaron volando y cuándo se hizo la hora, acompañé a Eden al aeropuerto. Se notaba que le estaba costando despedirse, pero no había otra opción. Faltaban solamente quince minutos para que entrara al avión, y ya nos estábamos despidiendo. No sabía que decir, ni que hacer, así que me aferre a él en un cálido abrazo.

De algún modo, alguien me lo arrebató de los brazos, de un forzudo estirón. Estaba completamente perpleja y desconcentrada ante lo que estaba surgiendo en esos instantes.

Cerré mis ojos y los abrí rápidamente, al pensar que todo aquello podía ser una alucinación. No estaba alucinando.

Me horroricé por el puñetazo que acababa de recibir Eden, ni se lo esperaba, estaba completamente confundido. Se apartó e intentó alejarse, le salió mal, le cogió con una mano de la camiseta, y le volvió a lanzar otro puñetazo en la cara. Eden estaba completamente inmóvil.

La gente miraba estupefacta, se me partía el alma, hasta dónde había llegado todo eso, tenía los ojos llorosos y estaba completamente enfurecida. Todo terminó en cuándo un guarda de seguridad apartó a Adrián de Eden.

No le podía ni mirar a la cara, ¿Qué cojones se pensaba?, me aproximé apresurada y le miré, durante la pelea no me había dado cuenta de que estaba sangrando, le resbalaba la sangre por la barbilla, por culpa de uno de los puñetazos que había tenido impacto en el labio inferior. Le limpié la herida lo mejor que pude y lo acompañé a la entrada que llegaba hasta su avión.

-¿Lo conoces?-dijo mirándome bastante impactado todavía por la situación-.

-Sí...-mire al suelo, me dolía demasiado mirarle a los ojos-.

-Creo que merezco una explicación a todo esto-dijo exasperado. Por supuesto que la merecía, pero necesitaba contárselo todo bien y con tranquilidad y ese no era justamente el momento indicado para hacerlo-.

-Y la tendrás, pero está claro que ahora no es posible y no quiero contártela por teléfono –hice una pausa-te ruego que esperes a la próxima vez que nos veamos, ya haré yo por ir a verte, te lo explicare todo al detalle.

-Espero que sea así Nicky-me miró apesadumbrado-adiós.

-Adiós Eden-respondí-.

Lo anduve buscando un buen rato hasta que topé con él, instantes después de que Eden se fuera.

-¿Se puede saber qué haces?-dije muy alterada-¿Qué te ha hecho él?

-Estar contigo-era un egoísta, claramente él era mi novio podía estar conmigo, lo que yo tuve con Adrián fue un accidente-.

-Él puede estar conmigo-se miró la mano-.

-Pues no lo soportó-me dijo. Abrí los ojos mucho más de lo que ya los tenía abiertos-.

-¡Pues supéralo! Lo que yo pude llegar a tener contigo fue una equivocación y no sabes lo que me arrepiento-se me saltaban las lágrimas-pero ahora estoy súper decepcionada contigo, ¡No quiero que vuelvas a aparecer en mi vida!, ¡Aléjate!

-Con que una equivocación...pues para mí no lo fue, te necesito aquí conmigo Nicole-parecía que me lo podía llegar a suplicar-.

-No quiero verte más-me fui-.

Me fui, sin un rumbo, sin saber cuál era la salida, pero me fui.

Me temblaba hasta el más mismísimo centímetro, nadie me había dicho para o te saldrá cara, puede que estés hiriendo, mientras tú estás enloqueciendo, frena, estás creando algo que ni tu misma podrás parar, que no te tienes que acelerar, intenta respirar.

Piensa, ¿Te pesa?, esto puede contigo, solo es más que un amigo. Recapacita, con lo bien que va pensar las cosas aunque sea una pizquita.

Y sé que ahora mismo no puedes, te muerdes, para evitar el chillido que soltarías, que te morirías, si no fuera porque lo que no mata te hace más fuerte, si no fuera porque le temes a la muerte, igual que le temes a que él pueda tenerte, y no te alteres, tú puedes, consciente, paciente, inteligente, muestra tu mente, busca en todos esos pequeños rincones, en cualquier de todos los cajones, la mejor de tus opciones. No mientes, simplemente evitas pendientes, que podrían ser derrumbadas por cualquiera de sus miradas, que te dejan encandilada, a pesar de la tremenda patada, que te causa este terremoto, este tremendo maremoto, que te deja sin respiración, y no es más que una frustración, de ideas desordenadas, que están encarceladas, como lo están tus sentimientos, los que siguen traspuestos.

En serio, no te ahogues, ni nades, es más sencillo, tienes una maldita balsa justo a tu lado, no estas acorralada, solo es una oleada qué ha dejado la superficie mojada. ¡Súbete!, ¿Te sientes mareada?, coge una bocanada de aire fresco, seguro que ya no estas mareada, si no que alucinas, de las miles maravillas, que pasan por tu mente, sí, esa que te deja inconsciente, como si fueras un extraterrestre, que no sabe ni lo que siente.

Y claro que sabes lo que sientes, y si lo sientes hazlo, aunque luego sea un palo, que no siempre es malo. Cuéntale todo, explícaselo aunque sea de cualquier modo, necesita saberlo, necesitas contarlo, por mucho que creas que vas a matarlo, no tienes que marearlo, deja de complicarlo, hazlo y deja de imaginarlo.

Te sentirás mejor, a la vez que peor, por haber comenzado todo esto, que creías que llegaba a ser perfecto, insisto, sigue a tu instinto y veras que no te vas a equivocar, al revés te va a gustar y sé que lo estas deseando, así que ¡Venga!, ¡Andando!, que no estás en contrabando.

Quédate conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora