Cabreado por mi contestación Adrián se dirigió bastante firme hacía la puerta para salir de aquel local, que en aquellos momentos agobiaba más que nunca. Seguramente quería respirar un poco de aire fresco en vez de esa mezcla de olores entre el humo del cigarro y el alcohol.
Yo también quería irme de allí, despejar la mente y no sentirme tan agobiada alrededor de gente que se descontrolaba bailando, pero no quería salir y encontrármelo, no necesitaba enlazar una conversación que no tenía importancia.
Pero al final cedí y salí un rato fuera.
No mire a los lados, simplemente al frente. Muchas de las personas empleaban su tiempo enrollándose en la misma puerta de la discoteca sin importar la poca privacidad que tenían, mientras que otras quemaban sus cigarros como aquellos que encienden una vela y esperan a que se consuma.
A pocos metros de donde yo me situaba estaba él, dando caladas a un cigarro mientras miraba al suelo. No iba a ir, y sabía que Adrián tampoco vendría, lo único que necesitábamos era relajarnos.
Se terminó el cigarro, lo tiró al suelo y seguidamente lo pisó apagándolo.
Se dispuso a entrar otra vez pero segundos antes de atravesar la puerta se giró y vino lentamente.
No le miré, sabía que venía pero no quería mirarle, estaba segura de que él ya sabía que me había dado cuenta.
-Nunca he intentado compararte con las demás-dijo mirando mi perfil ya que todavía no había girado la cara-.
No respondí, estaba cabreada, me jodía mucho que me hiciera los mismos comentarios que a las otras, nada entre ellas y yo tenía alguna semejanza.
Desistió pero no se fue, se sentó en el pequeño escalón que había.
Marqué el número de Leyla mientras me alejaba de Adrián, a ver si lo escuchaba, dudaba de que me lo cogiera, como no lo cogió, llamé a Carol.
-¿Nicky?
-Si soy yo, escúchame, estoy cansada me vuelvo a casa.
-¿Pero como te vas a ir si no tienes coche?-tenía razón-.
-Tranquila yo ya me apaño.
-Vale pues nos vemos en casa.
-Adiós.
Me guardé el teléfono y me acerqué a la carretera a esperar a que pasara un taxi que me pudiera llevar a casa.
Adrián me siguió.
-¿A dónde vas?
-A casa.
-Si quieres te puedo llevar-dijo rascándose la nuca-.
-No hace falta, gracias.
-Es tarde Nicky para que te vayas sola-hasta un poco ebrio seguía siendo igual de protector y insistente-.
-No soy una niña pequeña Adrián, deja de preocuparte por mi.
Y al fin se fue, yo seguía mirando la oscura carretera para poder alcanzar ver mi salvación a aquel momento.
Un coche negro freno bruscamente, mis ojos se posaron en la matricula, AN822DN acompañado de un setenta y cinco que indicaba que el coche pertenecía a un departamento de París.
La ventanilla del copiloto bajó.
-Venga va sube-me dijo acompañado de un gesto con la cabeza-.
-Ya te he dicho antes que no-me giré y le di la espalda-.
-Sube al maldito coche Nicole-se le cambió la cara-.
En definitiva porque parecía cabreado y no quería cabrearlo más estando en esas condiciones, me subí al coche.
Me pasé todo el trayecto mirando las cosas pasar desde la ventanilla.
Al llegar simplemente me bajé del coche y cogí las llaves para abrir la portería.
Y no me dejo girar la llave.
-¡Espera!-gritó estando aún dentro del coche-.
-¿Que?-dije malhumorada por la situación de hace poco-.
-Nada, déjalo-y sin pensárselo piso el acelerador y desapareció de ahí. No sabía que quería, pero no me apetecía hablar de nada-.
Pasadas aproximadamente unas tres horas entraron en el piso Carol y Leyla, yo seguía en mi cuarto, me había pasado el rato haciendo video llamada con Eden.
Como siempre se puso muy contento al verme y al saber que todo por aquí iba bien, él parecía estar tan enamorado como el primer día, por esa grandiosa sonrisa y su brillo en los ojos, me alegraba que estuviera así conmigo y que no nos costara tanto esto de estar a distancia. Eden era un encanto.
Hablé un poco con Carol ya que Leyla estaba bastante borracha y por culpa del cansancio me fui a dormir.
Al día siguiente me desperté una hora antes de la que tenía que entrar al trabajo, desayuné, me arreglé y partí hacía el trabajo.
Al poco tiempo de estar trabajando esos conocidos ojos se posaron en mí.
-¿Qué quieres Adrián?-le pregunté mientras me acercaba a la barra-.
-¿Podemos hablar?-resoplé-.
-A la salida del trabajo te llamo y hablamos.
-No tranquila te espero fuera a que acabes tu turno.
Y eso mismo hizo esperar fuera a que mi turno acabara, si tenía que servir en las mesas de afuera me seguía con la mirada hasta que volvía a entrar dentro.
Al fin terminé y me encontré con él.
-Ayer te tomaste mi comentario a mal-me dijo, y fue entonces cuando pensé en lo sucedido ayer, y era bastante evidente que era un comentario sin tanta importancia como la que le había dado.
-A lo mejor un poco, soy tu amiga creo que puedes evitar ciertos comentarios. ¿Te parece?-sonrió-
-Vale.
-¿Te vienes un rato a casa?
-Vale, un rato.
Al llegar a su piso me fui al baño y dejé el bolso y el móvil encima de la mesa.
-Te ha llamado un tal Eden, o al menos eso ponía en la pantalla-suerte que no sabía quien era-.
-Vale ahora lo llamaré yo.
-¿Quién es?-preguntó-.
-Un amigo de allí-mentí sabiendo que se lo creería-.
-Ya claro, tu amigo. Nicky se que es tu novio como no paraba de llamar y tu estabas en el baño lo he cogido y le he dicho que estabas en el baño que yo era tu amigo y que te diría que le llamaras, el me a dicho que gracias y que era tu novio.
-¿Y tu porque contestas con mi teléfono?-dije cabreadísima-.
-¿Y tu porque me mientes?-contestó en el mismo tono que yo-.
-No es mentir es omitir información, tampoco creo que te interesara mucho si yo tuviera o no novio.
-Pues yo te e cogido el móvil con buena intención, si te a molestado perdona.
-Lo mismo digo.
Y de repente me abrazó.
-No me seas más tonta y no te cabrees más-sonreí-.
-Que sepas que todo esto es por tu culpa.
Y era así, él hacía que me cabreara por estupideces y que me molestaran cosas que no tenían porque hacerlo.
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Quédate conmigo
Ficção AdolescenteUn viaje de cuatro días, se puede convertir en todo un curso. Un chico desconocido, se puede convertir en algo especial. Es difícil hacer daño a una persona que quieres, es difícil contarle la verdad, pero cuando la verdad salga a la luz, resurgirá...