La incógnita de si ese chico era Adrián me permanecía en la cabeza desde que lo había visto, no me apetecía tener que esperar a encontrármelo de casualidad o porque me dijera de quedar para averiguarlo, así que sin pensármelo a penas, porque si no tal vez no lo hubiera hecho, agarré firmemente el móvil, lo sostuve entre mis manos y entre todos los contactos busqué su nombre, lo llame y me lo acerqué a la oreja mientras esperaba que él me cogiera la llamada, había pasado aproximadamente una hora desde que vi a aquel supuesto tipo al lado de esa estilosa chica, Adrián no tardo en responder.
-¿Nicole?-dijo pareciendo un tanto extrañado-.
-Si, soy yo, quería decirte que…he estado pensando en que…te quería decir si..-dije algo nerviosa-¿Quieres que nos veamos un rato?-le pregunté finalmente-.
-Claro que sí, Nicky-dijo y soltó una carcajada-te noto rara, ¿Te pasa algo?-preguntó-.
-No, no, que va, es que vengo un poco ajetreada del trabajo-respondí-bueno, ¿Entonces quedamos en mi portal en 10 minutos?-concluí-.
-Vale, en menos de 10 minutos estoy ahí-dijo y después colgó el teléfono-.
Me puse una blusa de pico blanca que tenía una lazada en cada puño conjuntados con unos tejanos y por supuesto unas bambas, me atusé un poco el pelo para que se me viera algo más decente, me aseé, es decir, me cepille los dientes, me puse colonia y para finalizar de prepararme me apliqué un bálsamo hidratante. Mientras me acababa de poner un par de pulseras en la muñera y me guardaba las llaves en el bolsillo, él, pico al timbre, avisándome así, de que ya estaba esperándome a bajo. Rápidamente me despedí de Leyla que en ese momento era la única que estaba en casa y cerré la puerta, bajé los escalones y vi como Adrián estaba apoyado en el cristal de mi portería con una pierna más flexionada que la otra, con la mano en el bolsillo y con la vista centrada en su teléfono móvil.
-¿Y que tenías pensado hacer?-me preguntó adelantándose a lo que yo le iba a decir-.
-¿Vamos a tomar algo por aquí cerca?-pregunté sabiendo que íbamos a hacer eso-.
-Vale, vamos-dijo pasando la mano por detrás de mi cuello y rodeándome con el brazo-.
Fue ahí cuando me giré para mirarle y aparte de como se le iluminaba la mirada, me fijé en que llevaba puesto, y exactamente llevaba la camiseta blanca que había visto y un pantalón negro que también me sonaba de algo, y de que me iban a sonar, pues de aquel chico que iba tan bien acompañado el cual vi de lejos antes de entrar a mi casa.
Estuvo todo el camino con su brazo en mis hombros, cosa que hacía que quisiera quitarle el brazo inmediatamente, pero por otro lado no quería que me soltara, así que así estuvimos hasta llegar a un bar que estaba en una esquina, en el que hacían batidos y granizados de muchos sabores. Esperé a que estuviéramos sentados y hubiéramos pedido cada uno su bebida para así soltarle todo, y no lo iba a hacer de golpe, durante el camino había estado pensando de que manera se lo iba a decir, suelo hacerlo para ordenar los pensamientos y hablar claramente, si no lo hiciera se que me estaría trabando constantemente, los batidos ya estaban en la mesa justo enfrente nuestro y todavía no le había dado ni un solo sorbo, antes quería decírselo.
-Una hora antes de que te llamara me pareció verte unas calles antes de llegar a la mía, ibas con una chica pero no se seguro si eras tu y la verdad es que me crea curiosidad-le dije tocando la copa del granizado con la punta de los dedos-.
-Pues a no ser que tenga un hermano gemelo y aún no lo sepa, si era yo ese chico-dice bromeando-.
Los ojos se me abrieron un pocos mas al escuchar como pronunciaba aquel si, pero rápidamente enlacé la conversación para que no se diera cuenta de que su respuesta había hecho que me exaltara.
-Ya decía yo-dije y al momento le pegué un gran sorbo al granizado-y bueno, por seguir curioseando, ¿Quién es esa chica de la que no he oído hablar nunca?-pregunté mientras me retiraba un lado del pelo detrás de la oreja-.
-Se llama Olivia, y va conmigo a la universidad, íbamos juntos porque me tenía que dar unos apuntes de una clase a la que falte la semana pasada-dijo mirándome-y nada más que detallar sobre ella-dijo dándome toda la información que sabia que quería saber-.
En ese momento me llegué a sentir un poco avergonzada, seguramente se me subieron los colores a las mejillas, cuando estaba mirando hacía la mesa y no lo miraba a él directamente, a causa de la tensión que estaba sintiendo en ese momento, sin darme cuenta, le había hecho una especie de interrogatorio, si seguía así me acabaría volviendo loca, o algo mucho peor, no podía estar analizando cada persona que se acercaba a Adrián, antes no lo hacía y tampoco tenía porque hacerlo ahora, a de más, era yo la que estaba con Eden y quedaba con Adrián cada día y después de enterarse de que era mi novio, no me a hecho nunca ningún interrogatorio o algo de su estilo, y a su favor diría, que eso sería muchísimo más normal de lo que yo le acababa de preguntar.
-Vale, vale, una compañera-dije contestándole-y tu, ¿No quieres saber nada?-le pregunté haciendo así que él se enterara de todo de una vez-.
-Bueno, si preguntas, la verdad es que tengo duda de muchas cosas de las que no me e molestado en preguntarte-comentó con una media sonrisa-tal vez, creo que es mejor que en vez de que yo te vaya preguntando asunto por asunto, sería mejor que me pusieras un poco al día de todo lo que sabes que aún no se-dijo apartándose el pelo de la frente-.
Y como era de esperar, parecía que le seguía interesando, y él también tenía curiosidad por todo lo que había pasado cuando me fui a mi casa unos días, ya que cuando me fui, Adrián se quedó aquí bastante molesto por no haberle dado ninguna explicación.
-La verdad, es que estaba esperando a que fueras tu el que me preguntaras que es todo lo que ocurrió para que yo decidiera irme unos días-doy otro sorbo más, y la verdad que el sabor a limón que había pedido me estaba encantando-principalmente fui para hablar las cosas con Eden y poder zanjar todo, como creía que él se merecía, después de un año y pico de relación-le expliqué a la vez que movía el hielo triturado con la cañita-y por suerte para los dos, esa parte fue perfectamente, en cambio, yendo de mi casa al aeropuerto para volver a París de vuelta, mi madre me llamó y me dijo que mi padre estaba en el hospital-y ahí visualicé la imagen de mi padre en aquel hospital tan frío y apagado-al verlo tan mal, decidí quedarme allí hasta que viera una mejora en mi padre-Adrián me observaba atentamente sin pronunciar palabra y dejando que le explicara todo sin ninguna pausa ni interrupción-y bueno supongo que todo lo otro ya te suena más, ¿Verdad?

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Quédate conmigo
Novela JuvenilUn viaje de cuatro días, se puede convertir en todo un curso. Un chico desconocido, se puede convertir en algo especial. Es difícil hacer daño a una persona que quieres, es difícil contarle la verdad, pero cuando la verdad salga a la luz, resurgirá...