Curioso encuentro

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Dar una vuelta por París era una de las mejores opciones, ese sitio era uno de mis lugares favoritos en el mundo, en una cafetería de unas calles más allá de la Torre Eiffel, me siento para tomarme un café, justamente cuando más tranquila estoy mirando mi móvil y disfrutando del café noto algo peludo cerca de mi pierna, al momento me limito a mirar de que se trata y poco antes de que yo diga algo un chica pelirroja con un moño bastante desecho y no muy arreglada se dirige hacia mi.

Excuse-moi!-me dice a la vez que ata a su perro con la correa-.

-Tranquila no pasa nada, me gustan los perros-y como no, se me había olvidado hablar francés, todavía no estaba acostumbrada-.

-Pero supongo que no te gusta que te molesten mientras tomas un café-¿Hablaba español?, que suerte la mía-.

-¿Tú también hablas español?-le pregunto a la pelirroja-.

-Sí, soy de aquí, pero hablo español perfectamente. Me llamo Carol, ¿tú?

-Nicole, pero puedes llamarme Nicky, encantada-levantándome de la silla me acerco a ella saludándola con dos besos-.

-¿Y que estas aquí de vacaciones?-ya me gustaría-.

-No, estoy cuatro días de regalo de cumpleaños, ayer cumplí dieciocho.

-Felicidades, yo también tengo dieciocho, ¿Te apetece dar una vuelta?, tengo que pasear un rato más a mi perro, si no luego esta muy nervioso.

-Vale, espérame aquí, voy a pagar y vuelvo-Carol muy amable afirma que sí con la cabeza y yo rápidamente pago-.

Y esa tarde estuve con Carol, que fue muy simpática conmigo, me dijo que podríamos quedar otro día y que si necesitaba algo la llamara, ya que nos habíamos dado los teléfonos, me explicó que vivía en la calle de al lado de esa cafetería, pero que si veía que me perdía, ella iba hasta mi hotel que sabia como ir perfectamente. Me despedí de ella y volví a mi hotel, estuve guardando las cosas en el armario para que no se viera todo muy desordenado, porque eso me provocaba agobio y esos días eran para disfrutarlos.

La hora de cenar se hizo y bajé al restaurante del hotel y cené, era bastante raro, estaba en el restaurante sola, todo el mundo acompañado por alguien y a mi nadie me acompañaba, a sí que para poder hablar con alguien mientras cenaba llamé a mi madre, estuve hablando un rato con ella de cómo era el hotel y el gracioso encuentro en la cafetería y después también hablé un ratito con mi padre, colgué a la vez que me levantaba de la mesa para subir a mi habitación.

Como estaba bastante cansada me puse el pijama y me metí en la cama, estuve contestando a mensajes de mis amigas que me preguntaban como estaba, miré las redes sociales pero acabé dejando el móvil, porque los ojos se me cerraban y a sí poder dormir.

Como quería aprovechar mi segundo día, me desperté temprano para ver París. Eran sólo cuatro días pero me había traído un montón de ropa, seguramente no soy la única que no se decide por que traer y acaba trayendo gran parte de su armario. De todas las prendas escogí, unos pantalones marrones bastante sueltos, una camiseta de manga corta básica negra y unos tacones del mismo color. Ya cuando tenía todo escogido me metí en la ducha, mientras el agua caía por mi cuerpo, pensé que después de visitar un rato yo sola la ciudad, podía avisar a Carol y verla un rato también a ella, todo antes de comer. 

Enjaboné mi cuerpo con uno de los geles que había y la verdad que me dejo un maravilloso olor a vainilla, para el pelo utilicé lo que yo ya traía de casa. Al salir de la bañera, tapé mi cuerpo con la toalla y me sequé el pelo con el secador, me vestí, peine mi largo pelo rubio, dejándolo como yo lo tengo, liso. No me maquille mucho, me puse mi colonia, cogí un bolso negro de un tamaño mediano, las cosas necesarias y salí de la habitación.

Después de haber visto varias de las preciosas calles que formaban París, marqué el número de Carol y esperé a que me contestara.

-¿Nicky?

-Sí soy yo, era para decirte si te apetece que nos veamos.

-Claro nos podemos ver, ¿Te importaría venir  a mi piso?, a sí te lo enseño.

-Vale, a ver si puedo llegar, más o menos me acuerdo dónde era. Nos vemos-me despedí de ella, poniéndome rumbo a su casa-.

No me costo mucho, me acordaba del día anterior, fueron pocos los minutos que tarde en estar delante de su portería. Justo cuando estaba a punto de llamarla para preguntarle que piso era, vi que me había enviado un mensaje: 2º2ª, piqué y rápidamente me abrió. Había ascensor pero solo eran dos plantas a sí que subí andando. 

La puerta de su piso estaba entornada, pasé, cerré la puerta detrás de mi y contemplé que Carol no estaba sola, otra chica de pelo castaño estaba sentada junto a ella.

-Hola, os presento ella es mi compañera de piso, Leyla , Leyla ella es Nicky.

-Encantada-dije seguidamente de dos besos-.

Después de aquel encuentro, me enseñaron su piso, la verdad es que era bastante grande, salón, cocina, baño y tres habitaciones, la tercera la utilizaban para cuando venia más gente.

Estuvimos hablando un rato de todo, de mí, de ellas, y me invitaron a una salida que iban a hacer ellas dos con su grupo de amigos, evidentemente acepté. Carol era muy espontánea y risueña, y Leyla al principio era bastante callada, pero después resultaba ser igual de sociable que su amiga. Cuando ya comenzamos a tener hambre le pregunté si iban a comer a algún sitio, ellas dijeron que no, así que decidí invitarlas al buffet libre de mi restaurante, sin ningún problema dijeron que sí, esperé a que se adecentaran un poco y fui con ellas de camino a mi hotel.

Cada una cogimos cosas bastante diferentes para comer, Leyla pasta con verduras, ya que era vegetariana, Carol unos canelones y yo una pequeña quiché de jamón y queso.

Acabé pasando toda la tarde con ellas, me enseñaron los sitios mas importantes, una ruta turística. Cuando el sol ya se había puesto cada una se fue a su casa, en este caso yo al hotel, durante ese día no había hablado con mi madre, a sí que simplemente le envíe un mensaje resumiendo mi día para que se quedara tranquila. Al día siguiente había quedado con ellas por la tarde, justo delante de la Torre Eiffel, y no solo estarían ellas, habrían más amigos. Estaba bastante triste porque este paraíso se me estaba acabando sólo me quedaban dos días y estaba segura de que se me pasarían en cuestión de un suspiro.

Quédate conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora