-¿Qué haces aquí?-le pregunté-.
-¿Tu que crees?-respondió con otra pregunta-he venido para que te vengas conmigo-dijo abriendo la puerta-.
-A ti te gusta lo de aparecer sin mas, pero bueno, que remedio tendré que irme contigo-dije bromeando y con una media sonrisa, subí al coche-.
A Adrián le gustaba eso de aparecer sin más, sin un previo aviso, no le importaba saber si tenia algo que hacer, daba igual que a lo mejor no pudiera ir con él, pero la verdad es que siempre que lo hacía, siempre acaba yéndome con él.
Había acabado de arrancar y momentos después sonó mi teléfono móvil.
-¿Hola?-pregunté para saber de quien se trataba-.
-Nicole soy Liam, ¿Estas muy ocupada?-dijo mi compañero de clase, miré hacía Adrián que conducía un tanto atento a la conversación y contesté-.
-No, no estoy ocupada, dime-continué expectante por lo que me respondiera-.
-Era para que no te extrañara mañana, cuando te enteraras de que supuestamente estamos juntos porque todo el mundo va hablando por los pasillos sobre eso-dijo mi amigo-.
-¿Qué?-dije sin asociar aquellas palabras-.
-Sí, eso mismo he dicho yo cuando me he enterado, y no por haber escuchado a la gente hablar, si no porque ha venido una chica a preguntármelo-dijo explicándome todo-pero evidentemente le he dicho que no estábamos juntos, que sólo somos amigos, y aunque no a parecido creérselo mucho, no me ha dicho nada más-acaba su extraña anécdota-.
-Madre mía, la gente ya no sabe que inventar-dije mientras lentamente miraba a Adrián, cosa que él no hacía ya que parecía muy concentrado en la carretera y bastante evadido de mi llamada-.
-Pues si la verdad, pero bueno me es un poco indiferente, que piensen lo que quieran total-dice convencido y pasota como es Liam de normal-a de más ninguno de los dos estamos en ningún tipo de relación o algo que se le asemeje, así que podemos estar tranquilos.
-Tienes razón, tenemos que pasar de lo que digan-concluí-.
-Bueno Nicole nos vemos mañana, que vaya bien-dijo alegremente mientras se despedía-.
-Adiós Liam-dije despidiéndome-.
Le di al botón de colgar y dejé el móvil reposado sobre mis muslos sin decir nada, subí el volumen de la radio porque a penas se escuchaba la música que estaba sonando y sabía que a Adrián no le importaba que estuviera puesta.
Aparcamos enfrente de un descampado de hierva con solamente dos mesas de picnic, Adrián sacó del maletero unas cuantas cosas que había traído, eran unas bolsas de chucherías, así que nos sentamos al fresco a comérnoslas juntos. No tardó en preguntarme quien me había llamado hacía unos minutos, simplemente le respondí que era un compañero de clase, a lo que él no añadió nada, sólo asintió con la cabeza y de ahí enlazó otro tema.
Me parecía súper detallista el hecho de que me hubiera llevado allí, apenas había gente que pasara por ahí cerca, era un lugar tranquilo pero acogedor en aquel trocito de naturaleza que nos rodeaba, era extraordinario como a Adrián no se le acababan los sitios a los que ir, tan si quiera que excusa ponerme para verme aunque fuera un pequeño rato.
-Al final te vas a comer las chuches tu sola-dijo mirándome como me había apoderado de una de las bolsas-.
-No mientas anda, si tu también estas comiendo un montón-dije después de haber acabado de masticar otra chuche-.
-¡Que mentirosa!-dijo riéndose-pues ahora ya no vas a comer más-alarga su brazo para intentar quitarme la bolsa repleta de dulces-.
-¡Es mía!-grité mientras de un reflejo retiraba hacía atrás la bolsa que tenía agarrada bien fuerte con mis manos-.
-¿Qué te piensas que no podré cogértela?-dijo desafiándome-.
-Pues no, no podrás-dije mientras me levantaba del banco y comenzaba a correr-.
Adrián me comenzó a perseguir mientras yo, no podía parar de reírme a la vez que intentaba que no me pillara, que no tardó mucho en hacerlo, me cogió por detrás impidiendo que siguiera escapándome de él, pero la bolsa no le importó mucho en ese momento ya que aún no me la había quitado de las manos. Ese momento me recordó a cuando él me perseguía por toda su casa para hacerme cosquillas y terminábamos en el sofá los dos con una sonrisa en la boca, la verdad es que durante todos esos días he echado en falta un poco como nos lo pasábamos antes, cosa que últimamente no había sido igual, pero parecía que ahora lo iba a comenzar a ser de nuevo.
Me tenía agarrada de la cintura haciendo que mi espalda coincidiera con su pecho, su cabeza la había asomado por el lado izquierdo respecto de donde estaba la mía, eso provocaba que su pómulo rozara mi mejilla y yo, le miraba sonriendo de reojo, igual que lo estaba haciendo él, los dos sonreíamos.
-¡Pues la bolsa ya es mía!-dijo arrebatándomela de las manos-.
-¡Eh!, ¡Pero de que vas!, ¡Te he dicho que es mía!-dije al instante que arranqué a correr detrás suyo-.
En ese momento nos habíamos intercambiado los papeles, y ahora era yo la que corría para poder atraparlo, aunque había una pequeña diferencia y era que yo no corría a la misma velocidad que él, aún así, aunque tarde un poco más de lo que él había tardado, conseguí alcanzarlo, rodee con mis pequeños brazos su cintura e hice que frenara. Su respiración y la mía eran bastante agitadas a causa del sprint que nos habíamos pegado, él comenzó a medio reírse ya que supongo que no se esperaba que acabara pillándolo, alargué mi brazo justo cuando no se lo esperaba y recuperé mi apreciada y deliciosa bolsa de chucherías. Del cansancio, y porque no quería seguir corriendo, me senté en el césped a terminar de comérmelas, Adrián se sentó a mi lado, mientras solamente miraba como me las comía.
Y una vez mas después de varios días volví a sentir esa sensación tan especial que me transmitía, esas ganas de no desengancharme de él y reír a cada rato, esa sensación que me hizo diferenciar días atrás a lo que yo sentía por Eden.
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Quédate conmigo
Teen FictionUn viaje de cuatro días, se puede convertir en todo un curso. Un chico desconocido, se puede convertir en algo especial. Es difícil hacer daño a una persona que quieres, es difícil contarle la verdad, pero cuando la verdad salga a la luz, resurgirá...