Él estaba tan atento como siempre, radiaba luz en la mirada y ya no le notaba desanimado por lo que le había contado, quizás era porque entre la estupenda cena que acabábamos de comernos y la conversación que estábamos teniendo en aquellos instantes habían dejado atrás esa supuesta duda que tenía con Eden, a veces creo que soy un poco maligna, en vez de decirle lo que pensaba y ya esta le había puesto una cosa desagradable de excusa, pero yo siempre he pensado que si te esperas algo malo y luego resulta ser todo lo contrario la sorpresa es mayor y mucho más placentera, supongo que eso le iba a pasar a Adrián, o esa era mi intención.
-Una de pocas, porque la verdad es que eres bastante diferente a mi-dijo acertando completamente-.
-Tienes razón, pero bueno, para eso estamos, para descubrir cosas nuevas-dije mirándole a los ojos sin apartar la mirada-esa a sido desde el principio mi intención al venirme a estudiar aquí.
Nada llega si lo esperas, todo llegó sin esperarlo, el viaje, la oportunidad, y él.
-Es verdad-afirmó Adrián-ven coge las cosas te voy a enseñar un sitio-dijo levantándose de la mesa de golpe-.
-¿Qué?, ¿Qué cosas?-pregunté extrañada-.
-Déjalo, tú sólo ven-dijo mientras me cogía del brazo y me tiraba hacía la puerta con ansia de salir corriendo-.
-Vale, vale- respondí a la vez que salía detrás de él por la puerta-.
Me tiró del brazo desde mi casa hasta su coche, no me pidió que entrara, pero yo ya tenía claro que tenía que subirme al coche, arrancó y condujo hasta un lugar que desconocía, como la mayoría de veces que me llevaba a algún sitio.
Las calles estaban oscuras, salvo por las pequeñas luces de las casas o de los coches, al principio me sonaba el camino pero la verdad es que al ser de noche no distinguía muy bien por donde estábamos yendo. Sanaba en la radio una canción lenta, quizás actual o quizás de los 50 no lo sé, había abierto las ventanillas y se me escapaban algunos mechones por la ventana a causa del aire, mientras le miraba por el retrovisor, apoyé la mano en el asiento cerca de donde Adrián tenia su mano, la acerqué lentamente para ponerla encima de la suya en el cambio de marchas, alargué mi dedo meñique pudiendo rozar su mano, reposé mi mano encima de la suya y lo miré, giró la cara y me miró, pero no dijo nada, al momento la volvió a girar y se concentro de nuevo en la carretera. Comenzaba a hacer más frio, el camino era con más baches y la cuesta era constante, ese olor a campo, ese frio en la altitud, algo hacia que todo eso me cuadrara con otro momento.
-Ya hemos llegado-dijo esperando a que abriera la puerta-¡Va ábrela! ,¿A que esperas?-insistió-.
Abrí la puerta y mire a mi alrededor, entre la poca luz del coche que se iba a apagar en cuanto Adrián cerrara la puerta y mi capacidad de distinguir las formas en la oscuridad, supe que me había llevado una vez más allí, donde me trajo aquel día que intentó sorprenderme, y me convenció para que alargara la apuesta.
-No te mentía cuando decía que este era uno de mis sitios favoritos en el mundo-dijo mirando al cielo-.
-Ya veo ya-dije mirando yo también al cielo-.
El cielo estaba radiante, con grandiosas estrellas, casi más grandes que la última vez, esta vez no estábamos en el capo del coche, y tan siquiera las luces del coche estaban encendidas, pero no hacia falta, era aún más impresionante así.
-Aquí comenzó todo para mi-dijo acercándose y mirándome-.
-¿Así?-pregunté sin saber a que venia lo que me acababa de decir-.
-Sí, justo aquí-me cogió de la mano, esta vez fue él- aquí comencé a fijarme en una chica un poco diferente a mi, alocada y con lo que parecía las ideas claras, aventurera y que no le temía a nada, ni siquiera a mi-me cogió la otra mano mientras continuó- Nicole, nunca me había fijado en nadie como hasta ahora-confesó-.
Sentía sus manos agarrando las mías y sus ojos intensos apegados a los míos, y a pesar de la oscuridad yo seguía viendo ese verde tan suyo.
-No…- y cuando estaba a punto de continuar la frase me cortó-.
-No hace falta que digas nada, sólo quería decirte que…-y se lanzó, me besó, sin que yo pronunciara palabra, sin que yo contestara a lo que me acababa de decir-.
Era un beso intenso y sincero, el beso más bonito que me habían dado nunca, diferente al resto, yo que creía que me había olvidado de como besaba, me lo recordó en el momento que menos me lo esperaba. Sus labios carnosos se sincronizaban con los míos a la perfección, su mano apoyada en mi cintura y la otra agarrando mi cara de manera delicada hacían que el beso supiera a esas estrellas del cielo.
Apartó su boca de la mía y me miró, esta vez sin decirme nada, sin hablar, mi respiración estaba agitada y puedo asegurara que el corazón me iba a mil por hora, era el momento perfecto para decirle todo eso que me llevaba callando.
-Y justo aquí, comienza todo, todo lo nuestro, sólo tu y yo-y lo volví a hacer, le besé y no puedo describir lo que me pasaba por el cuerpo en aquellos momentos, desbordaba felicidad, desbordaba ilusión, desbordaba amor y no se como con él, con nada más que con un beso había sentido más que con Eden todo ese tiempo.

ESTÁS LEYENDO
Quédate conmigo
أدب المراهقينUn viaje de cuatro días, se puede convertir en todo un curso. Un chico desconocido, se puede convertir en algo especial. Es difícil hacer daño a una persona que quieres, es difícil contarle la verdad, pero cuando la verdad salga a la luz, resurgirá...