A ningún lado

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Y no dormí como pensaba que lo iba a hacer, tenía la esperanza de tumbarme y quedarme frita como quien no quiere la cosa, pero no fue así, no se cuantas vueltas tuve que hacer de un lado a otro hasta que me quedé dormida.

Y esa mañana miré los mensajes que la noche anterior no me atreví a leer.

Como que te has ido sin despedirte.

Eso minutos antes de estar a punto de llegar al piso.

¿Te pasa algo?

Ese mensaje me lo envió cerca de las seis de la mañana.

No recibió respuesta por mi parte y dudo que aunque los hubiera llegado a leer, no le hubiera contestado.

Pero ahora sí le contesté.

No, nada teníamos prisa.

Tenía prisa, quería irme, lo más rápido posible, escapar de él.

Aparte de esos mensajes tenía varías llamadas de Eden. Me había estado llamando en el transcurso de la noche pero como era evidente no lo oí, y sin hacer nada antes, lo llamé.

-Nicky.

-Hola Eden, perdón ayer por la noche salí un rato con mis amigas y no pude oír el móvil.

-No importa-él era tan agradable como siempre-¿Como estas?

Que como estaba si le digiera como estaba y la verdad de todo lo que había pasado me sentiría muy mal conmigo misma.

-Por aquí todo muy bien, ¿Y tú?

-Yo bien, pero te hecho mucho de menos.

Sentía que no le merecía, no merecía a un chico como Eden, todo esto era mi culpa.

-Yo también, no hablemos del tema que me pongo de bajón.

-Vale-se rió-bueno te voy llamando, tengo que hacer unas cosas.

-No te preocupes. Hasta luego- me despedí-.

Nada más colgar me fui a la ducha para refrescarme un poco. Siempre e alucinado lo bien que procesa mi mente debajo del agua. Ya había acabado la primera semana de trabajo, por fin era sábado.

Y no me acordé, hasta que volví a leer el correo de que esa semana comenzaría el curso de francés. Tarde o temprano tendría que comenzar así que mejor que de aquí a dos días.

Pero fue poco el tiempo en el que me duró la idea del curso en la cabeza ya que esa idea se ocupó por otra de inmediato.

Habían picado al timbre, estaba claro que no podía ser Leyla porque seguía durmiendo y Carol se había despertado poco después de que yo me despertara.

Abrí la puerta.

-¿Podemos hablar?-me dijo-.

-No, estoy ocupada-respondí rápido a la vez que cerraba la puerta-.

Miré por la mirilla y él seguía ahí.

Volví a abrir la puerta.

-Ahora salgo-dejé la puerta entre abierta cogí mis cosas me peine decentemente el pelo y salí-.

-¿Donde quieres ir?-pregunté-.

-Damos una vuelta-al salir de la portería me preguntó-¿Y tus prisas de ayer a que se debían?

Me plantee que decirle, pero no tuve más remedio.

-Estaba incomoda. Iba a estar incomoda despidiéndome de ti-me miró-.

Quédate conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora