Querido Adrián

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El pequeño rayo de luz que atraviesa la ventana hace despertar a Adrián. Se remueve entre su cama hasta que decide ponerse en pie y dirigirse a la cocina para desayunar algo.

Un día más sin ella, y es que todos los días que Nicky no ha estado solo he pensado en eso, es tan complicado sacármela de la cabeza. Oliver sigue dormido y como he estado haciendo cada uno de estos días, me visto con lo primero que encuentro en mi armario y voy directo a casa de Carol y Leyla.

Pico al timbre y Leyla me abre sabiendo que el que está detrás de la puerta soy yo.

-Hola, como no aún en pijama-Leyla se ríe, aunque Nicole no este, me he acostumbrado a hablar español, es como una parte de ella que se ha quedado aquí-.

-Hola mañanero-dijo alegremente-.

Era sábado y ninguna madrugaba el fin de semana, ni ellas ni Oliver, yo era el primero que me despertaba.

Me senté en el sofá y me preguntó si me apetecía un café o algo, le contesté que no ya que hacia escasamente minutos que había desayunado. En cambio, ella se preparó un café con leche y volvió al comedor a sentarse conmigo.

- ¿Y vienes a lo de siempre verdad? -desvié la mirada hacía un marco colgado en la pared con una foto donde Nicky salía con Carol y Leyla, tan sonriente como siempre-.

-¿Nada no?, ¿Ninguna noticia nueva?-Leyla posó su mirada en el café recién hecho-.

-La verdad es que todavía no ha dado señales-volvió a mirarme-supongo que no dirá nada hasta que venga.

-Si viene...claro-interrumpí su frase-.

Le había estado escribiendo todos los días, esperando una respuesta, un sí estoy bien tranquilo, pero no, no he tenido nada referente a ella desde que se fue, antes de que se fuera quería hablar con ella, solucionarlo, pero se ha ido, y lo veo imposible, porque si no me ha dicho nada es que le doy igual y no quiere saber nada de mí.

Leyla puso su mano encima de la mía y me dijo más bajito.

-Seguro que vuelve.

Estuve un rato más con ella y Carol que se despertó al tiempo, pero me fui ya que Oliver estaba en casa solo y seguro que ya estaba despierto.

Mientras caminaba de su piso al mío, todo, absolutamente todo me recordaba a ella, sitios por dónde habíamos pasado, me imaginaba a ella en el coche cantando y no evitaba sonreír.

Nunca pensé que podría estar así por una chica, normalmente, me daba igual como estuvieran y dónde, normalmente estaba con la misma chica durante toda una noche, pero a la siguiente desaparecían y esperaba a otra nueva. Con Nicky fue diferente desde que la conocí, tan sencilla, no necesitaba llamar mi atención para que yo me fijara en ella, no tenía que estar borracho ni ella muy provocadora, para tener ganas de besarla.

Abrí la puerta, dejé las llaves en el mármol de la cocina y comprobé que Oliver estaba despierto.

-¿Qué tío, el pan de cada día?-me preguntó acercándose con un cigarro en la mano-.

-Pues si-abrí la nevera y cogí una cerveza-.

-Pasa ya de ella-dijo antes de pegar una nueva calada-.

-No puedo pasar de ella, es diferente y no la quiero perder-bebí un trago de la cerveza-.

-Pues entonces cúrratelo hasta conseguirla-me aconsejo a la vez que apagaba el cigarro en el cenicero-.

-Cuándo la vea o sepa algo de ella, lo haré.

-Venga tío esa es la actitud-me picó amigablemente el hombro y revolvió mi pelo cariñosamente-.

Para comer como muchas veces llamé y pedí unas pizzas lo de cocinar a Oliver y a mí no se nos daba muy bien. Pero comimos espectacularmente acompañado de un partido que daban por la tele.

Oliver esa tarde había quedado con Leyla, estaban casi siempre juntos, antes pensaba que eran demasiado empalagosos pero la verdad que ahora lo entiendo todo. Como no tenía nada que hacer, le acompañé.

Esta vez fue Carol quien abrió la puerta.

-¡Hola!-dijo sonriendo-.

-Buenas-saludó Oliver-.

-Hola, ¿Qué tal estas?, te noto animada-me reí sabiendo que Carol era así-.

-¡No digas nada!-gritó Leyla desde el comedor-.

-Vale, vale...Los honores son tuyos-Le dijo Carol a Leyla-.

Leyla cogió un paquete que había dejado en la mesa del comedor y me lo acercó.

-Esto es para ti-sorprendido miré la etiqueta blanca donde ponía todos los datos de la persona que había enviado ese paquete y en cuanto vi de dónde era el remitente, me sorprendí y lo abrí lo más rápido que pude-.

Todos estaban allí mirando sorprendidos y ansiosos deseando saber que contenía aquella pequeña caja de cartón. Las ganas se habían apoderado de mí y en cuanto vi lo que contenía, me quedé exactamente como estaba, no sabía qué era eso, ni porque me lo habían enviado, pero es que estaba tan nervioso que no lo miré bien.

Y me lo miré y miré, sin creerme lo que estaba sucediendo. Pero eso no era todo aquel regalo llevaba una nota, y leí en voz alta para que el resto supiera algo:

Querido Adrián,

Ese Adrián que no conozco, todo lo que se es por sus palabras, las de Nicky, esta era la única dirección que tenía, pero sé que Carol y Leyla te lo darán. Y te diré una cosa, Nicole no tiene ni idea de esto, se dará cuenta en cuanto busque la libreta para escribir algo más. Creía que era necesario que supieras todo al igual que los demás. Así que he hecho lo posible para que esto llegue a estar en tus manos. Y bueno eso, léetelo, pero no le digas nada a ella. Si la quieres espérala, volverá muy pronto.

Con mucho cariño, la mejor amiga de Nicky, Melany.

Al fin, por fin había llegado el día que iba a saber todo. Lo leí y de verdad solo tenía ganas de verla, de decirle de todo, de tenerla enfrente. Cuándo me viera, se iba a llevar una gran sorpresa, solo quiero que estuviera conmigo, que se quedara conmigo.

A ti, a tus locuras, a todo lo que haces y me quita la cordura, procura, volver para quedarte, porque me duele necesitarte y es mucho más que extrañarte.

Parecías segura de lo que hacías, siempre sonreías y tenía que convencerte todos los días. Espero que no te tenga que convencer para que vuelvas, y bailes como lo hacías antes, que te susurre, me pares, y te haga caso para que no te enfades.

Nunca sabrás esas ganas, que me mataban, cuando me acariciabas, cuando tu simplemente me rozabas, siempre deslumbrabas y es que posees buenas armas.

Quiero morirme ante ti, y que me hagas resurgir, para volverte a pedir, que te quedes junto a mí.

Quédate conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora