-Hola Azari.-dice bajito a modo de saludo, como si temiera romper este encuentro por hablar alto, yo sigo sin reaccionar, solo mirándola, sonríe de forma triste antes de bajar la vista, decir que estoy impactada es muy poco, estoy en shock.
Mis acelerados latidos y mi respiración son el único sonido audible en todo el silencioso lugar, no se que hacer al ver quien está frente a mi, miles de dudas y remordimientos pasan por mi mente, ¿como se supone debo reaccionar cuando desde hace años no había visto su cara y justo de la nada aparece en mi puerta? ¿Debería darle un abrazo? ¿Debería mostrar interés? ¿Por que me siento indiferente? ¿Por que no siento apego? ¿Por que no me interesa saber sus motivos?
-¿puedo pasar?.-pregunta tímidamente antes de que me aparte sin decir nada, Chaplin al ver que entra eriza nuevamente su negro cabello y gruñe.
Hace gesto de sorpresa al ver a Chaplin pero sonríe un poco, miro como intenta acariciarlo pero el gato araña de forma instantánea su mano y la aparta sin mucho dolor, la herida sangra unos momentos antes de que vea como se cierra sin tardar mucho, al ver su falta de dolor me siento impresionada, ¿soy así? ¿Me veo así cuando me lastimo? ¿Soy así de insensible? ¿Doy ese mismo miedo e incertidumbre cuando hago algo inhumano? ¿Estoy tan desconectada de todo cuanto debería doler?
-es muy agresiva esa cosita.-dice riendo de forma algo nerviosa y río de la misma forma, el ambiente está cagado en tensión y no se si voy a aguantar.
El momento se pone incomodo sin que yo sepa que hacer o decir, carraspeo un poco antes de señalar una silla, capta mi indirecta por que se sienta al instante y tomo otra silla sentándome frente a frente con ella.
-¿que haces aquí, mamá?.-pregunto sin rodeos, sonríe un poco de forma algo tímida antes mirarme directamente a los ojos.
Está vestida de forma pulcra, un vestido fino de color azul marino de tela semi reluciente se pega perfectamente a su figura resaltando su cuerpo esbelto, es un vestido de coctail muy elegante con el escote en forma de corazón, con la falda hasta el suelo en un estilo sirena hermoso, su cabello negro brilla mucho más que la obsidiana recién pulida, su maquillaje no es leve pero tampoco exagerado, sus finos rasgos casi idénticos a los míos,a excepción de su nariz y sus pequeñas pecas, fácilmente nos haría pasar como gemelas, a excepción de ella yo no tengo pecas por más leves que sean, no parece pasar de los veinticinco años pero se que es mayor que eso por mucho.
Pasa de los mil años...
Sus ojos comienzan a humedecerse un poco cuando se levanta, me pongo en posición de defensa pero un abrazo apretado me detiene, sollozos inaudibles sacuden su cuerpo mientras me quedo paralizada en mi lugar, pasan unos minutos largos en los que me quedo rígida entre sus brazos sin saber que hacer, es tan cálido y gentil este abrazo, ¿no es una impostora? ¿Es realmente mi madre? Cuando siento todo esto no puedo evitar apagar todas esas dudas, el sentir su aroma me reconforta enormemente, se que es ella, mi madre, envuelvo lentamente mis manos en torno a su figura muy similar a la mía y suspiro antes de abrazarla con fuerza, la siento temblar pero reafirma el abrazo todavía más, como si temiera que pudiera irme si me suelta, mis ojos se humedecen al instante pero no llegó a llorar.
¿Es posible que ella hubiera podido hacer algo? ¿Es posible que yo no hubiera tenido que huir?...
-no sabes cuanto tiempo te anduve buscando, intenté por todos los medios contactarte pero apenas encontraba un indicio tuyo resultaba que te habías marchado, que habías muerto, que quizás ya no existías, el día que volví y encontré cadáveres calcinados a lo largo del pueblo y todo lo demás intacto sentí mi mundo partirse, los negros del establo de los Vandezel me dieron razón de lo que sucedió y cuando lo dijeron supe que fuiste tú, nadie más de nosotros puede hacer lo que tú hiciste.-susurra antes de abrazarme más fuerte aún, como si reviviera malos recuerdos.
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Alma Sin Memorias; Mi Vida Pasada
FantasíaLa sombra de quien fuiste te persigue sin cansancio, no puedes huir, no puedes correr, no puedes esconderte de quien aparece pisando tus talones cuando aún hay luz, no puedes esperar en la oscuridad para que su presencia se marche, pues al fin y al...