La rutina se metió en la monotonía que solo podía ser rota por la mera presencia de gente todo el día en mi casa para ayudarme, aún así solo sentía la mayoría del tiempo como si todo fuese un videoclip triste girando alrededor de mi representando los días que pasaban, días oscuros y lamentables donde lo único medianamente feliz era la convivencia con mis recién nacidos, llegué al punto que me obsesioné tanto con ellos por que eran lo que me mantenía aquí con fuerzas para aguantar un poco más, pero era doloroso al mismo tiempo verlos todos los días debido al enorme parecido que tenían con el que sabía su padre, sobre todo Olivia y Desmond, aunque este último fuese de color a diferencia de todos nosotros era idéntico a su papá y eso nadie podía negarlo, sus ojos verdes como esmeraldas ya definidos por el paso de los días, su cabello negro tupido y lacio, la forma de sus ojos, incluso esa nariz y la forma de su boca, no podía mirarlo sin adorarlo simplemente, sin desear protegerlo de todos y todo lo malo existente en este mundo, no podía imaginarme que tuvieran que vivir una vida llena de penurias como la mía o terminar como Oliver pero ya habían tenido la primera sin siquiera saberlo, habían perdido a su padre incluso antes de nacer y eso era algo que no podía perdonarme, había fallado a mi promesa y a ellos, crecerían sin un padre como yo lo hice pero no habrían tenido mínimo la oportunidad que yo tuve de conocerlo un poco por lo menos. Así con esa culpa los meses comenzaron a pasar sin darme tregua ni un momento de mi soledad o angustia creciente, nos mudamos a miami cerca de la playa y decidí hacerlo sola, Johan no estuvo tan deacuerdo pero Elija vino conmigo sin dejarme opción alguna, ahora vivía en un departamento grande cerca de la playa mirando todas las tardes esa vista hasta perderme un rato, no tuve más opción que contarle a mi acompañante que ahora tenía trabajo, no estuvo nada deacuerdo pero respetó mi decisión y se comprometió por completo a ayudarme con los niños, mencionó algo de una promesa y con la sola mención de que fue Oliver quién le pidió esto no quise saber nada más para no llorar, en lugar de eso durante todos esos meses, seis para ser específica, observé a mis hijos crecer a medida que podía, algunas veces me fui durante días a provocar algunas matanzas por encargo de Mirco, quién cumplió su promesa de darme un jugoso salario de seis cifras más prestaciones y seguridad en la casa, incluso contrató a un niñero certificado llamado Aníbal, mi jefe también tenía hijos, dos para ser exactos, Nicolae de un año y Valentina de dos, el primer día de trabajo fue irlo a proteger durante el funeral de su esposa, no lo conocía pero verlo llorar como lo hizo solo me recordó vívidamente mi dolor, ambos éramos viudos ahora.
Quizás el dolor en común ayuda a que todo sea un poco más ameno entre los dos...
Mirco había resultado ser un excelente jefe conmigo y eso era reconfortante, la diferencia entre él y todos los superiores que tuve alguna vez era que se trataba de un hombre reservado y centrado en sus asuntos, un aura de melancolía le cubría la mayor parte del tiempo cuando estaba fuera del negocio, los únicos a los que les sonreía eran a sus hijos y a los míos cuando teníamos suficiente tiempo como para convivir un poco ya que todos los infantes eran de edades aproximadas, fuera de eso era un hombre retraído y sutilmente reservado, esa reserva me había caído bien, llevábamos la fiesta en paz, aunque a Elija no le caía tan en gracia su trabajo pero como persona le agradaba el viejo, justamente ahora estábamos saliendo todos a la playa a una sección en específico donde no había mucha gente, Elija llevaba un short corto a media pierna de nadador color negro, una camiseta blanca y unas sandalias de arco rosas, yo llevaba un traje de baño de una sola pieza color bermellón de tirantes sin ningún adorno junto a unas sandalias color rojo y un sombrero de ala ancha color negro que alcanzaba a cubrirme del sol, unos lentes oscuros no se hicieron esperar, Mirco iba más desapercibido usando un short de pesca color gris, una camiseta roja, unos lentes oscuros, unas sandalias negras de arco y una gorra gris, llevaba a sus hijos con él, a la niña de la mano y al niño cargando con su brazo libre, Valentina llevaba puesto un traje de baño rosa pastel de una sola pieza con estampado de princesas y unas chanclas del mismo color, un sombrero similar al mío la cubría del sol, Nicolae por otro lado llevaba un short corto azul y una camisa ligera blanca, era el que más bloqueador solar traía para no maltratar su piel, también le habían puesto un sombrero, mis hijos por su lado traían enteritos de bebé ligeros cada cual del mismo color, todos blancos, Elija traía cargando a Desmond y a Olivia, yo traía a los dos mayores y finalmente Aníbal traía al último totalmente dormido en sus brazos, no me pasaba desapercibida la mirada de los transeúntes al ver a mi amigo cargando a mi hijo en sus brazos junto a mi pequeña, algunos los veían normal, otros lo veían con repudio y otros más embelesados por que, había que admitirlo, mi bebé era hermoso y exótico.
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Alma Sin Memorias; Mi Vida Pasada
FantasyLa sombra de quien fuiste te persigue sin cansancio, no puedes huir, no puedes correr, no puedes esconderte de quien aparece pisando tus talones cuando aún hay luz, no puedes esperar en la oscuridad para que su presencia se marche, pues al fin y al...