Cuando ambos dejamos de abrazarnos retomamos nuestro camino hasta la cabaña y no pude caber más en mi propio asombro al ver lo linda que era por dentro, nos encontrábamos en la sala, la casa por si sola parecía cuidadosamente construída y decorada, pero el exterior no le hacía justicia al interior, decorado con un bonito acabado de madera, todo lucía tan natural y bonito dentro de esa pequeña casa de solo cuatro habitaciones en total, el recibidor era de madera de madera barnizada pintada de blanco con alfombrado de corazones, los muebles eran color blanco con detalles en rosa pálido, un enorme ventanal con vistas al lago que se encontraba frente a nosotros adornaban gran parte de la pared frente a nosotros teniendo una preciosa chimenea al lado izquierdo, a mi lado derecho se encontraban unas escaleras de madera que parecían dar a las habitaciones de arriba, una puerta debajo de estas mismas escaleras conducían al cuarto de al lado, los pisos de los corredores eran color madera, no pude evitar quedar maravillada, esto se sentía como un hogar pese a estar vacío, iba a preguntar algo a Shiro respecto a eso pero ví como se quitaba los zapatos y entonces entró, no tuve más opción que seguirle y quitarme mis botas, sintiendome un poco mejor pero renunciando almenos a casi diez centímetros de altura, esto pareció divertirle mucho ya que su gesto de sorpresa pasó a convertirse en sonoras carcajadas, yo era pequeña en comparación al promedio, midiendo con suerte un metro cincuenta y siete, si, demasiado pequeña para ser hija de personas altas, no pude evitar hacer mala cara.
-riete todo lo que quieras, pero almenos yo no soy color cartón mojado.-ataqué sin pensarlo, casi al instante me arrepentí al ver como su ataque de risa se detuvo.
Eso fué demasiado racista...
-mira, Azari.-mencionó antes de cruzarse de brazos, se lo veía molesto, me preparé para un regaño sobre lo malo que era el racismo, pero en lugar de eso tomó una postura graciosa y me miró con superioridad.-si harás un chiste racista hazlo bien, y segundo... Soy color canela pasión, querida, no te confundas.-apenas dijo eso ambos nos quedamos unos segundos en silencio, pero no duró mucho debido a que estallamos en carcajadas.
-lamento haber hecho ese chiste racista.-dije apenas mi ataque de risa cesó, él negó con la cabeza.
-esas cosas no deberían ofender a nadie y no deberían ser armas para ofender, es normal ser todos diferentes, si todos fueran blancos sería aburrido.-mencionó antes de caminar y levantar ambas manos señalando todo, pretendía prestarle atención pero la vista a su trasero era más llamativa.-si todos fueran blancos este mundo sería demasiado aburrido, amo mi color de piel, el mundo ya tiene demasiados rubios insípidos pululando, faltaría un poco de sabor que solo la piel morena da.-dicho eso le sonreír, sintiéndome bastante admirada de su seguridad por si mismo.
-no eres canela pasión, yo diría que eres más color chocolate caliente.-dicho eso me volteó a ver, serio, caminó hasta mi y retrocedí por instinto, así fué hasta que quedé entre Shiro y la pared, su mano derecha quedó apoyada en la pared a un lado de mi rostro y me veía serio.
-¿lo dices por que soy negro o por que soy caliente?.-preguntó sugerente, hasta ese momento caí en cuenta de que estaba siendo coqueto, por poco comencé a atragantarme con mi propia saliva.
-lo digo por que eres muy dulce y le gustas a todos.-apenas dije eso alzó una ceja, yo podía ser una mercenaria con demasiados años encima pero esas situaciones me ponían con los nervios a flor de piel, almenos con él.
-vaya... ¿Alguien está nerviosa?.-preguntó coqueto antes de que me cansara de ser la tímida ahí y entonces tomé su cintura y nos di la vuelta, escuché su espalda chocar contra la pared al caer al suelo de sentón, sin mucha violencia, solo entonces puse mi mano derecha en la pared a un lado de su cara y le ví esta vez intimidado.
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Alma Sin Memorias; Mi Vida Pasada
FantasiLa sombra de quien fuiste te persigue sin cansancio, no puedes huir, no puedes correr, no puedes esconderte de quien aparece pisando tus talones cuando aún hay luz, no puedes esperar en la oscuridad para que su presencia se marche, pues al fin y al...